¡Hay que continuar la lucha unificándola con el Metal de Bizkaia!

Los pasados 18, 24 y 26 de mayo se celebraron tres jornadas de huelga general en el sector del metal de la provincia de Araba, que agrupa a cerca de 25.000 trabajadores, contra los despidos, la degradación de nuestras condiciones laborales y de cara a exigir un Convenio Colectivo provincial digno.

Tras más de 3 años con las negociaciones estancadas, la patronal del sector, con la excusa de la crisis del Covid, aprovechó para dar una nueva vuelta de tuerca contra los trabajadores, generalizando los ataques a nuestras condiciones, con los ERTE reconvertidos en ERE y con despidos masivos de eventuales. Situación que contrasta con el crecimiento de sus beneficios empresariales.

Desde primera hora de la mañana, cientos de trabajadores y trabajadoras acudimos a los piquetes convocados en las empresas y a los piquetes centralizados en las factorías de Mercedes Benz (la principal empresa del metal en la provincia) y Sidenor. Se realizó una pequeña manifestación alrededor de la fábrica de Mercedes, donde las cifras de seguimiento de la huelga fueron de más del 50%, a pesar del penoso papel de UGT boicoteando la huelga en un momento además en que se está negociando el Convenio de empresa.

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Los jóvenes de Ikasle Sindikatua (Sindicato de Estudiantes), apoyando a los trabajadores del metal de Araba. 


La Ertzaintza impidió la entrada del Comité de huelga en la Mercedes, vulnerando claramente la libertad sindical de los trabajadores y trabajadoras y actuando, como siempre, como el piquete de la patronal. Una actitud represiva que demuestra el papel del Gobierno del PNV-PSE que se ha empleado y se emplea a fondo en reprimir conflictos obreros como también ha ocurrido en Tubacex, Artiach o Irizar. Es el mismo PNV que se queja de la Ley Mordaza en Madrid, o que se comprometió a no aplicarla en Euskadi, pero que no duda en enviar a los antidisturbios y aplicar la Ley Mordaza cuando los intereses de la patronal están en juego.

La manifestación unitaria convocada en el centro de Gasteiz el miércoles 18 significó un broche de oro a la primera jornada de huelga que vivimos. Más de 7.000 trabajadores, junto a sus familias, y portando pancartas de numerosas empresas y conflictos en lucha como Burulan, Fundiciones WEC, Linamar o Esmaltaciones Arregui, llenaron las calles de la ciudad, en la mayor manifestación del sector en las últimas dos décadas. En la jornada del martes 24, las movilizaciones por toda la geografía alavesa fueron otro éxito rotundo. En Gasteiz, más de 5.000 trabajadores, procedentes de los piquetes convocados en Mercedes y Sidenor, abarrotaron la Plaza Nueva, mientras que centenares de trabajadores y trabajadoras llenaban también las calles de pueblos como Laudio o Agurain. El desarrollo de la huelga y de las manifestaciones desbordó todas las previsiones y el impacto de la convocatoria estuvo fue muy superior incluso al que los propios convocantes esperaban. El último día de huelga se volvió a repetir una manifestación multitudinaria por Gasteiz con más de 7.000 trabajadores, demostrando la enorme disposición para llegar hasta el final.

Los y las compañeras de Ikasle Sindikatua también participaron de forma entusiasta en la movilización, mostrando el apoyo y la simpatía de la juventud y los estudiantes hacia la lucha del metal. La reivindicación del fin de la precariedad y de los contratos temporales y eventuales es un aspecto central, ya que afectan especialmente a capas de  jóvenes que se incorporan ahora al mercado laboral. No es solo una lucha por salarios y puestos de trabajo dignos para los trabajadores de hoy sino para las generaciones que vienen.

¡Hay fuerza para continuar la lucha y vencer! ¡Por una huelga general en Euskal Herria!

Después del éxito de estos primeros días de huelga, es necesario redoblar la presión sobre la patronal. Los sindicatos deben convocar asambleas conjuntas de todos los trabajadores del sector y presentar un plan de lucha ascendente. La exitosa huelga de los compañeros del metal de Bizkaia en 2019 demostró que solo con una lucha contundente se puede torcer el brazo de la patronal.  

Ahora hemos conocido que los propios compañeros del metal de Bizkaia han planteado la posibilidad de ir a una nueva huelga general ante el bloqueo patronal de la negociación del convenio colectivo provincial. Es una oportunidad para aunar fuerzas y golpear conjuntamente. ¡Tenemos que luchar unidos! Una huelga unificada de ambas provincias paralizaría el metal (que tiene en plantilla más de 75.000 trabajadores en las dos provincias), llenaría a los trabajadores de confianza en sus propias fuerzas y colocaría a la patronal tanto en Araba como en Bizkaia entre la espada y la pared teniendo que aceptar nuestras respectivas reivindicaciones.

Pero lo que ocurre en el metal de Araba o ahora en el metal de Bizkaia no es un hecho aislado. Asistimos a una brutal ofensiva patronal contra nuestras condiciones de trabajo. Nuestros salarios están siendo devorados por una inflación disparada que tiene visos de seguir empeorando. Cada día que pasa nos empobrecemos, con retrocesos salariales de 4, 5 o 6 puntos. Y todo esto mientras asistimos cada día a nuevos récord de beneficios empresariales.

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¡Hay fuerza para continuar la lucha y vencer! ¡Por una huelga general en Euskal Herria! 


Fruto de esta situación, en los últimos meses hemos visto como los conflictos obreros en Euskal Herria no dejan de multiplicarse. Pero luchar empresa a empresa o sector a sector nos resta fuerza. Necesitamos precisamente unificar todos esos conflictos en una misma lucha, en torno a un calendario ascendente de movilizaciones. Necesitamos que los dirigentes de ELA y LAB, de la mayoría sindical, retomen la idea de la huelga general que defendían hace unos meses y la lleven a la práctica. Ahora hay incluso más razones que antes, ante la nueva ofensiva patronal y gubernamental utilizando como excusa que tenemos que hacer sacrificios por la guerra de Ucrania, para impulsar una gran huelga general en Euskal Herria. Sin duda contaría con la simpatía de cientos de miles de trabajadores y se convertiría en un referente de lucha para muchas plantillas e incluso para los trabajadores del resto del Estado ante la penosa y sumisa política de paz social desplegada por los dirigentes de CCOO y UGT.

 

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