Los trabajadores del Metal de la provincia de Pontevedra están en pie de guerra. La convocatoria de huelga los días 15, 20 y 22 de junio por un convenio digno y contra la precariedad laboral y para derrotar las provocaciones de las patronales (Asime, Atra e Instalectra) está siendo todo un ejemplo de combatividad y resistencia, también frente a una represión policial salvaje. Desde Izquierda Revolucionaria y Sindicalistas de Izquierda queremos enviar toda nuestra solidaridad a una lucha llena de coraje y dignidad.

Entre las reivindicaciones fundamentales de los sindicatos se encuentra una subida salarial del 4% en el 2023, el 2024 y el 2025, los tres años de vigencia del convenio, y una cláusula de revisión conforme al IPC. Frente a esto, la propuesta patronal ha sido una ridícula subida del 0,5%, 2% y 2% respectivamente, además de rechazar la cláusula de revisión. Posteriormente, tras el éxito de la primera jornada de huelga, la patronal amplió al 2% el primer año y el 3% los dos siguientes. Una nueva burla ante una inflación que está en el 4% de media, pero que en el caso de los alimentos, sin ir más lejos, supera con creces el 10%.

Encima de la mesa está también la exigencia de reducir la jornada laboral en 24 horas al año y otro punto central, que el convenio recoja el derecho a la subrogación de trabajadores de empresas privadas (y que ya existe en los convenios de Coruña, Lugo y Ourense). Algo a lo que la patronal se niega en redondo, a lo que se suma su intención de introducir ETT, reducir los tres días de permiso por nacimiento de niños, limitar las vacaciones y no aplicar la subida de sueldos que se pacte a todas las categorías de trabajadores.

Movilización obrera masiva

La huelga no ha podido empezar con más fuerza e impacto. El jueves 15, los 33.000 trabajadores y trabajadoras de más de 3.700 empresas afectados por este convenio —convocados por los sindicatos CIG, CCOO y UGT— pararon de forma masiva la actividad industrial, con especial incidencia en el sector Naval. La determinación y combatividad se hizo sentir cuando miles de compañeros y compañeras de la industria metalúrgica, la automoción, el naval, la aeronáutica…, muchos de ellos jóvenes trabajadores hartos de la constante precariedad que anula cualquier proyecto de futuro, llenaron las calles de Vigo al grito de “Convenio digno para o metal” o “Asime, escoita, estamos en loita”.

Esta nueva batalla del metal de Pontevedra no cae de un cielo azul: la presión por abajo es lo que ha obligado a mover ficha a los dirigentes sindicales, y a que dieran un paso al frente. Está muy fresco en la memoria lo que ocurrió hace tan solo dos años, en abril de 2021, cuando CCOO y UGT firmaron un preacuerdo con la patronal recortando, por ejemplo, el salario de los eventuales en casi 100 euros mensuales, a espaldas de los trabajadores y desconvocando la huelga por el convenio que estaba fijada. La CIG, primer sindicato del sector, aunque lo rechazó, no dio la batalla por continuar la lucha y también desconvocó la huelga.

Todo ello provocó un enorme malestar y una rebelión entre los trabajadores del metal de Vigo. Fue la gota que colmó el vaso y muchos compañeros decidieron transformar la indignación en organización, constituyendo la Plataforma de Traballadores do Metal.

Toda esta experiencia no ha pasado en vano. El recrudecimiento de la ofensiva patronal, la sangría que están sufriendo nuestros salarios con el aumento del coste de la vida solo nos deja un camino: el de la lucha. Y es que, cada vez es más evidente que esa política alimentada y promocionada por las burocracias sindicales de negociar solo retrocesos y dar la espalda a la movilización obrera solo ha favorecido a los empresarios.

La segunda y tercera jornadas de huelga, los días 20 y 22, han representado un nuevo paso adelante. Ante la chulería y las mentiras de la patronal pontevedresa, que por boca de Enrique Malló, presidente de Asime, no se corta en defender las “buenas condiciones laborales” del sector, el martes 20 de julio miles de trabajadores se concentraron y bloquearon la entrada del recinto ferial de Vigo (Ifevi) durante más de una hora, justo cuando se inauguraba el Mindtech, el encuentro empresarial del sector, bloquearon también los accesos al aeropuerto de la ciudad y a las instalaciones del servicio de la Inspección Técnica de Vehículos (ITV).

¡Este convenio se puede ganar!

La respuesta a esta batalla, cómo no, ha sido una vez más la represión policial. Las brutales cargas y violencia de los antidisturbios con disparos de pelotas de goma incluidos, tanto el día 20 como hoy, 22 de junio y tercera jornada de huelga, no han logrado amedrentar a nadie, pero si han vuelto a confirmar los intereses de clase que defiende el ministro Marlaska y el Gobierno de Pedro Sánchez.  Si esta es la respuesta a la lucha obrera a la que nos tiene acostumbrado el autodenominado Gobierno más progresista de la historia, como ya vimos en el Metal de Cádiz, no es de extrañar lo que está ocurriendo en el terreno electoral y los golpes que está recibiendo esta izquierda gubernamental del régimen.

El éxito de esta huelga se mide también por la campaña de silencio ensordecedor de los medios de comunicación oficiales al servicio de las grandes empresas. Este conflicto podría convertirse en un referente y un polo de atracción para otros sectores. Por eso, el objetivo es borrarlo del mapa, aislarlo e impedir todo lo que se pueda cualquier apoyo social al mismo.

Pero la fuerza de la clase obrera del metal y sus tradiciones de combate son muchas. Hay fuerza para ganar esta batalla. El próximo miércoles 28 de junio y fruto de la enorme presión desde abajo de las plantillas, se ha vuelto a convocar huelga si la patronal no cede. Ese es el camino. No bajar la guardia y endurecer la lucha.

Pero para asegurar la victoria, y evitar cualquier maniobra para descarrilar el conflicto, es necesario potenciar la organización de los trabajadores, con comités de huelga elegidos por las asambleas en cada centro de trabajo y  discutir democráticamente todos los pasos a dar; con un nuevo calendario de movilizaciones que vaya a más, y que la extendienda al conjunto de la población obrera de la provincia, muy especialmente en Vigo, donde hay que organizar ya una manifestación masiva de solidaridad para doblegar el brazo a la patronal.

¡Una sola clase, una sola lucha!

Por la victoria de la huelga del metal de Pontevedra

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