¡Dimisión inmediata del delegado del Gobierno en Galiza!
El jueves 22 de junio los trabajadores del Metal de la provincia de Pontevedra protagonizaron una tercera jornada de huelga ejemplar. Un nuevo paro más amplio y contundente que los dos anteriores, una asamblea masiva, en un contexto de apoyo social creciente, y una manifestación con miles de trabajadores dispuestos a llevar sus justas reivindicaciones a la Mindtech, la feria organizada por la patronal del sector, la que se lucra precisamente de su precariedad y que se celebraba en Vigo. ¿Qué mejor lugar para exponer públicamente a costa de qué y de quiénes estos empresarios acumulan sus beneficios? Bajos salarios, condiciones de miseria, siniestralidad, ritmos de trabajo infernales y precariedad para decenas de miles de trabajadores.
A pesar del ocultamiento constante en los medios de comunicación, las imágenes del descomunal despliegue policial que salió al paso de una manifestación completamente pacífica y, sobre todo, la represión y violencia ejercida al máximo nivel han recorrido las redes como la pólvora, hasta algunos de esos medios de comunicación a sueldo de la patronal que llevan semanas intentando ocultar esta lucha de referencia han tenido que reflejar en sus páginas escenas que parecen de otra época felizmente pasada. Disparos con pelotas de goma, cargas policiales… para dispersar la movilización y que provocaron una auténtica batalla campal con decenas de heridos entre los trabajadores.
¿Pero qué vergüenza es esta? ¿Es así como el Gobierno “más progresista de la historia” responde a la lucha obrera? ¿Mandando antidisturbios? ¿En qué se diferencia esta represión a la de un Gobierno de derechas? ¿De qué se extrañan después cuando la izquierda se abstiene en las elecciones y la derecha y la extrema derecha avanzan? Es imposible no acordarse de la tanqueta enviada por el ministro del Interior, Marlaska, durante la huelga del Metal en Cádiz. Es un suma y sigue de reprimir, golpear y criminalizar a quienes luchan por unas condiciones laborales dignas, mientras se defiende, porra en mano, los intereses de la patronal. La salvaje actuación policial que hemos visto es directamente proporcional al miedo que tiene la patronal a que el conflicto se endurezca y se extienda. Tratan de evitar que crezca la simpatía social hacia este colectivo, quieren aislarlo.
¿Cuál se supone que debe ser la respuesta de los trabajadores a esta provocación? ¿Dejar de luchar? Ese es el objetivo: amedrentar, dar un escarmiento y lanzar un aviso a navegantes. Pero, sobre todo, evitar a toda costa que la lucha del metal pontevedrés, que afecta a más de 33.000 trabajadores y trabajadoras, consiga una victoria y rompa la paz social tan apreciada por el Gobierno central, la Xunta de Galiza y la patronal, convirtiéndose en un referente combativo para otros sectores.
Pero la respuesta de los trabajadores ha sido también ejemplar, enfrentar con coraje y determinación la represión y ampliar las jornadas de huelga, sumando a la del próximo miércoles 28 de junio, otras dos jornadas los días 6 y 7 de julio. Este es el camino: ampliar la lucha, organizar comités de huelga elegidos por las asambleas en cada centro de trabajo y discutir democráticamente todos los pasos a dar. Para poder desplegar todo el potencial que existe, la convocatoria de una manifestación masiva de solidaridad, llamando al conjunto de la población obrera de la provincia, especialmente en Vigo, sería un paso adelante muy importante.
Desde Izquierda Revolucionaria y Sindicalistas de Izquierda queremos mandar todo nuestro apoyo y solidaridad a los trabajadores en lucha. Y exigimos la dimisión inmediata del delegado del Gobierno en Galiza, José Ramón Gómez, y de la subdelegada del Gobierno en Pontevedra. Basta ya de reprimir a quienes luchan. Estamos con vosotros, compañeros, con vuestras reivindicaciones, que son las nuestras, contra la precariedad, por un futuro digno para nuestras familias. Vuestra lucha es nuestra lucha. ¡Mucha fuerza, adelante y a vencer!
