Nuestro compañero Alejandro Rodríguez trabajaba de camarero en La Sureña, soportando abusos y explotación laboral. En esa empresa era habitual que no se cotizaran las horas extras y se pagaran por debajo de la hora normal, que el convenio se incumpliese de forma sistemática, que no hubiese 12 horas de descanso entre turno y turno… y muchas más cosas que no son excepcionales ni nuevas y que todas y todos los trabajadores de la hostelería sevillana conocemos y sufrimos.

Ante esta situación él y otros compañeros de la empresa deciden organizar la CGT, reclamar sus derechos y convocar elecciones sindicales. Justo tras comunicar la constitución de la sección sindical, nuestro compañero es despedido fulminantemente.

Desde entonces hemos levantado una campaña en su defensa, llegando a organizar hasta dos concentraciones, frente a la empresa y los juzgados. Y tras seis meses y toda esta lucha, ¡hemos ganado! La sentencia judicial sobre el despido del compañero ha declarado el despido nulo, y el empresario se ve obligado a readmitir inmediatamente al compañero, a pagarle los salarios de todos estos meses en que ha estado despedido y, además, a indemnizarlo por los daños morales sufridos al ver vulnerados sus derechos fundamentales.

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Hemos levantado una campaña en su defensa, con concentraciones, frente a la empresa y los juzgados. Y tras seis meses de lucha, ¡hemos ganado! La sentencia judicial ha declarado el despido nulo. 

Ante los despidos y represión sindical, se puede agachar la cabeza o responder contundentemente. Esta victoria en los tribunales demuestra, una vez más, que el camino a seguir ante los abusos patronales es de la respuesta combativa. El primer paso hacia esta victoria judicial fue la decisión de responder al despido de Alejandro sin miedo y con organización y lucha, movilizándonos en la calle. Gracias a esta movilización, que ya fue por si misma una primera victoria, hemos podido ganar en los tribunales.

Queremos dar las gracias a todas las trabajadoras y trabajadores, sindicalistas y organizaciones obreras, sindicales y sociales que han apoyado a nuestro compañero. La unidad, solidaridad y apoyo mutuo en la lucha es algo fundamental y que la clase obrera tenemos que recuperar.

El miedo en la hostelería en esta ciudad tiene que cambiar de bando. Desde la CGT tomamos la tarea de levantar a este sector en armas contra la explotación y nos ponemos al servicio de todos los trabajadores y trabajadoras de esta ciudad. Basta ya de que los patrones se llenen los bolsillos con nuestro sudor y explotación. No lo vamos a permitir.

¡La única lucha que se pierde es la que se abandona. Ni un paso atrás!

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