El pasado 26 de febrero miles de trabajadores y trabajadoras de Correos salían a la calle en una jornada de huelga muy combativa. Una huelga que fue un absoluto éxito.
Pero, ¿por qué se movilizan? Porque los responsables de Correos lo quieren destruir. Quieren deshacerse de la mayor empresa pública de este país, que deje de ser un servicio público esencial y se convierta en una empresa que compita con las empresas privadas de mensajería (cuyas condiciones laborales son miserables).
La empresa ha planteado un Acuerdo Marco de cara al próximo convenio que plantea entre otras cuestiones reducir la plantilla entre 8 000 y 10 000 puestos de trabajo (ya se han perdido casi 20 000 empleos de cartero desde 2008). También el aumento de la precariedad: flexibilidad horaria, bolsa de horas a necesidad de la empresa, objetivos, etc.
Este acuerdo es un claro retroceso para los trabajadores. Aún así casi todos los sindicatos lo han firmado: CCOO, UGT, CSIF y el Sindicato Libre. Las direcciones de estos sindicatos han cedido completamente ante las intenciones de la empresa, que son frontalmente opuestas a los derechos de sus empleados.
Pero los trabajadores de Correos están respondiendo, y con unos métodos que deberíamos envidiar los trabajadores de otros sectores. Con huelgas y movilizaciones.
El sindicato CGT ha tomado la iniciativa, siendo la única central sindical en la empresa dispuesta a luchar. La huelga estatal del 26 fue un paso adelante tremendo y las huelgas por zonas en diferentes días de marzo han paralizado completamente la empresa.
Ahora, el siguiente paso es la huelga estatal del 14 de marzo. Una huelga con los motores ya calientes, y que esperamos que sea un fuerte golpe a la empresa, aunque sabemos que para derrotar sus planes será necesario continuar y endurecer la lucha.
Como bien plantea el sindicato, hay que paralizar la firma de este acuerdo, y la huelga y la movilización de todos y todas las trabajadoras de Correos es la clave.
Lo decimos claro, esta empresa no tiene que estar basada en criterios de rentabilidad empresarial, y la situación en la que se encuentra es responsabilidad de sus directivos que, pese a ser pública, funcionan y piensan como empresarios privados. Correos debe ser un servicio 100% público, de calidad y con derechos laborales.
Adelante con la huelga, la mejor herramienta de nuestra clase.