Los trabajadores de la Empresa Municipal de Transportes (EMT) comenzaron el 22 de febrero, una serie de paros, totales y parciales, ante la negativa de la dirección de la empresa a negociar un convenio colectivo justo para los trabajadores. El 3 de marzo unas 10.000 personas se manifestaron, sacando el conflicto a la calle y consiguiendo la solidaridad de otros colectivos, como Metro de Madrid, cuyo comité de empresa al completo ha firmado un comunicado de apoyo, pidiendo además a los trabajadores de Metro que no realicen horas extras en solidaridad con los trabajadores de la EMT. Mientras el gobierno de Esperanza Aguirre y el Ayuntamiento, que han impuesto unos servicios absolutamente abusivos, alcanzando el 60% en algunas líneas, están tratando de romper la huelga aumentando los servicios de Metro, que en hora punta se incrementan hasta en un 55%.
Los trabajadores de la Empresa Municipal de Transportes (EMT) comenzaron el 22 de febrero, una serie de paros, totales y parciales, ante la negativa de la dirección de la empresa a negociar un convenio colectivo justo para los trabajadores. El 3 de marzo unas 10.000 personas se manifestaron, sacando el conflicto a la calle y consiguiendo la solidaridad de otros colectivos, como Metro de Madrid, cuyo comité de empresa al completo ha firmado un comunicado de apoyo, pidiendo además a los trabajadores de Metro que no realicen horas extras en solidaridad con los trabajadores de la EMT. Mientras el gobierno de Esperanza Aguirre y el Ayuntamiento, que han impuesto unos servicios absolutamente abusivos, alcanzando el 60% en algunas líneas, están tratando de romper la huelga aumentando los servicios de Metro, que en hora punta se incrementan hasta en un 55%.
A continuación publicamos una entrevista con Antonio Rosas, miembro del Comité de Empresa por Plataforma Sindical, donde nos explica las razones de dichas movilizaciones, así como la estrategia que van a seguir para ganar esta lucha.
El Militante.- ¿Cuáles son las razones que os llevan a convocar la huelga?
Antonio Rosas.- Estamos negociando un convenio colectivo con unos objetivos económicos muy importantes apoyados por toda la plantilla, y la empresa no ha querido tener una reunión con el comité desde que se lo propusimos, en diciembre, intentando retrasarla lo más posible. La empresa está ofreciendo muy poco, muy poco, con mucha distancia respecto a lo que nosotros pedimos, pero es que además están pidiendo que retrocedamos en condiciones laborales y derechos que ya habíamos conseguido en otras negociaciones y que ahora la empresa nos los quiere quitar.
Nos está ofreciendo un IPC del 0,2 en un convenio de cuatro años, es decir 0,2, y cada año iría subiendo (a 0,4; 0,6; 0,8). Por otro lado nos está pidiendo la renuncia a una serie de derechos. Que la antigüedad la dejemos estancada para los que ya estamos aquí, y a los que ingresen de nuevo no se les abone, por lo cual haríamos dos categorías de trabajadores, y no estamos dispuestos a ello.
Nos están pidiendo que la contratación, que aquí ha sido un caballo de batalla importante, (y que conseguimos Plataforma Sindical una contratación indefinida por un periodo de prueba de 6 meses, pero con contratación absolutamente indefinida), que les permitamos hacer contrataciones temporales y parciales, y no estamos dispuestos a ello.
Nos están pidiendo que modifiquemos los sistemas de libranza de los trabajadores de talleres. Actualmente libran el 80% de los fines de semana, y quieren que libren únicamente el 50%. Que modifiquemos los sistemas de trabajo y de horarios del personal de almacén general y de instalaciones y servicios, que tienen un horario de mañana y los fines de semana libres, y quieren que tengan trabajo a turnos y entren en rotaciones, como otros servicios ya tiene.
En permisos sin retribuir, que tenemos 120 días al año, quieren quitárnoslos, y quieren quitarnos tres días que tenemos al año sin sueldo, pero de libre disposición, por días de asuntos propios, y también nos los quieren quitar. Quieren que las bajas por enfermedad en vez de llevarlas la seguridad social las lleve una mutua, con lo cual es una privatización de la gestión de las enfermedades en la empresa, y sabiendo como actúan algunas mutuas no estamos para nada de acuerdo.
En tema de ascensos nos piden poder ascender de manera digital a quien ellos quieran, con lo que tampoco estamos de acuerdo, porque entendemos que en una empresa que se gestiona con fondos públicos los ascensos tienen que ser por capacidad y méritos. Nos están pidiendo también que el personal que tenemos aquí con capacidad física disminuida, con incapacidades declaradas por la seguridad social, incapacidad permanente total, que tenga libertad absoluta para cambiarles de puesto de trabajo cuando a la empresa le venga bien.
Evidentemente, la empresa nos está pidiendo perder una buena parte de nuestros derechos, si lo aceptásemos le permitiríamos disponer de carta blanca en capacidad organizativa; además no atienden a nuestras pretensiones. Lo único que nos quedaba era convocar una asamblea, como hicimos el pasado 7 de febrero, a la que acudieron más de 4.000 trabajadores, y convocar nueve jornadas de huelga. Es la manera de presionar a la empresa y situarla en una posición de negociación, que hasta ahora no ha tenido.
EM.- Esta movilización se caracteriza por la unidad que hay entre todos los sindicatos, ¿es esto distinto a otras ocasiones?
AR.- Sí, totalmente distinto a otros periodos y otras luchas, aunque obviamente en el Comité de Empresa han existido y siguen existiendo muchas diferencias sindicales.
El proyecto-convenio que se ha tomado es el que presentó Plataforma Sindical, que se aprobó también en una asamblea muy numerosa, más de 1.500 trabajadores. Se aprueba, se lleva al Comité de Empresa, hay modificaciones para introducir algún punto que otros sindicatos pedían, se consensua y es el que se le ha presentado a la empresa. Lo más destacado es que estamos pidiendo IPC más 5 puntos, un complemento salarial que hemos cifrado en 210 euros, porque evidentemente vivimos en la ciudad más cara de toda España, y no nos vamos a ir a comer o a dormir a Badajoz que sería más económico y más asequible para nuestros salarios.
El anterior convenio cuando lo firmamos consideramos que la empresa se había vaciado los bolsillos y que por eso se podía firmar. Después de firmarlo la empresa se descuelga con un complemento para los mandos únicamente, lo cual tuvo su repercusión dentro de la empresa y evidentemente generó una desconfianza que hasta hoy se conserva. No nos fiamos ya de que la empresa diga que esto es mucho dinero para ella, que no lo puede abordar, porque sabemos que puede llegar un momento que firmas el convenio confiado en que has sacado todo lo que podías sacar, -evidentemente siempre te vas a quedar insatisfecho, moderadamente insatisfecho se puede decir, pero confiando en que has sacado lo que había que rascar- y cuando ves que no es así, se genera una desconfianza tremenda, y para esta negociación hemos dicho que nosotros queremos ese complemento salarial, que tenemos el mismo derecho que tienen los mandos y vamos a por él.
EM.- ¿Cómo veis el ambiente entre los afiliados de CCOO y UGT, creéis que se puede generar una presión desde abajo a las direcciones de estos sindicatos? ¿Qué política sindical debería defender CCOO y UGT?
AR.- Nosotros confiamos que las bases de CCOO en EMT hagan esa presión. Aquí, es precisamente la sección sindical de CCOO (del sector crítico) en la que más confiamos en que sigan apoyando la lucha y sigamos unidos hasta las últimas consecuencias, tanto por acercamiento con los órganos de esa sección sindical en la EMT, como por posiciones ideológicas ahora mismo. Tanto CCOO como UGT, han manifestado que una cosa será lo que hagan sus secciones estatales con los empresarios, y otra cosa distinta lo que ellos pueden valorar en cada empresa y en ese sentido han manifestado que no están nada de acuerdo con la moderación salarial.
La única política sindical que se puede llevar, y ellos saben que es la única que conduce al éxito es la lucha, y desde luego la concertación con el Gobierno y con los empresarios, a los trabajadores no les ha aportado nada positivo. Nosotros, que se puede considerar que tenemos unos salarios establecidos en la banda media alta de los salarios de la clase trabajadora (no de otra gente), tenemos muchas dificultades para llegar a fin de mes, pues podemos suponer cómo está la gente que ahora está en precario, y con salarios de entre 600 y 700 euros. De hecho cada día estás encontrando a gente, como se ve, a las puertas de los supermercados cuando cierran, en Mercamadrid, buscando en la basura un yogurt pasado o una pera con un golpe. Eso es muy lamentable, pero está pasando en este país. Yo creo que los sindicatos deberían plantear una confrontación, y lo que no puede plantearse es que mientras los precios no tienen ningún tipo techo, los salarios tengan que tener techo. En una confrontación entre el mundo laboral y el capital, ellos deberían defender el mundo laboral y no el capital, ni el acuerdo ni el concierto.