Los trabajadores que cada día nos enfrentamos a las injusticias y arbitrariedades en las empresas y tomamos la determinación de oponernos de forma activa a tales degradaciones en nuestras relaciones laborales, nos encontramos con el primer desafío: mantener nuestros empleos mientras luchamos por defender nuestros derechos y los de nuestros compañeros.

Los trabajadores que cada día nos enfrentamos a las injusticias y arbitrariedades en las empresas y tomamos la determinación de oponernos de forma activa a tales degradaciones en nuestras relaciones laborales, nos encontramos con el primer desafío: mantener nuestros empleos mientras luchamos por defender nuestros derechos y los de nuestros compañeros.

Serunión reincide en los ataques a los trabajadores

Podría poner muchos ejemplos vividos por mí y mis compañeros de la cafetería del Hospital Civil. Pondré sólo algunos de los ocurridos en los últimos meses: un responsable quiso cambiarme el turno de trabajo porque me quedé dormido y llegué dos minutos tarde. Evidentemente me opuse a tal humillación manteniéndome en mi turno originario; a un compañero no se le permitió atender una llamada telefónica de un familiar con la consecuente preocupación del trabajador por si podía ocurrir algo grave en su entorno familiar, teniendo que mediar yo entre el responsable y el trabajador por la discusión tan agria y tensa que se vivió y para que la discusión no fuera a mayores, siendo menospreciado e insultado por uno de los responsables del centro de trabajo que me ordenó volver a mi puesto a gritos teniendo que ser atendido en los servicios de urgencias por crisis de ansiedad y dolor torácico... O las formas incorrectas en el trato y falta de respeto hacia otras compañeras y compañeros.
Serunión vulnera los derechos fundamentales constitucionales con el mayor descaro, como por ejemplo en el caso de la concesión de los servicios de restauración en la Academia de la Guardia Civil en Jaén, donde el sindicato ha tenido que exigir a la empresa el reconocimiento del Comité de Empresa (compuesto por nueve compañeros de CCOO) como interlocutor legítimo de un colectivo de más de 200 trabajadores.
Es un auténtico escándalo que Serunión vulnere sistemáticamente nuestros derechos fundamentales y aquí no pase nada, al igual que los responsables de la Administración miren para otro lado ante semejante ilegalidad contra los derechos de los trabajadores, cuando son ellos los que tienen la obligación de controlar escrupulosamente la aplicación de las leyes en las Concesiones Administrativas.

La campaña sindical contra mi despido

Como tantos trabajadores y sindicalistas que vivimos situaciones similares a la anteriormente mencionada, me enfrento al despido que la multinacional que explota la Cafetería del Hospital Civil de Málaga (Serunión-ELIOR) promovió contra mí, explicado en anteriores artículos aparecidos en El Militante. Al mismo tiempo mantengo contra la empresa un litigio por haberme sancionado con 16 días de suspensión de empleo y sueldo al exponer en el tablón de anuncios de CCOO una nota informativa a todos los trabajadores el año pasado. Esta situación ha creado miedo y división entre los trabajadores de mi cafetería, que no se fían de enfrentarse a la empresa, viéndose en algunos casos actuando contra sus propios intereses y el de sus compañeros.
Por todo esto, desde CCOO iniciamos una campaña informativa con 4.000 hojas repartidas (por ahora) entre los trabajadores de Serunión y entre la ciudadanía malagueña, además de recogida de firmas en protesta contra el despido y la elaboración de mil carteles para denunciar la represión sindical en la empresa.
En los próximos días tendremos diversas reuniones con diferentes organizaciones y sindicatos que respaldan la campaña de lucha: en concreto, reunión con los dirigentes sindicales de sanidad y hostelería para luchar por la erradicación de estas prácticas antisindicales; seguiremos con la campaña para conseguir miles de firmas contra mi despido; reforzaremos lazos con los trabajadores de sanidad de los hospitales donde hay cafeterías de Serunión, pidiendo su solidaridad; estamos a la espera de una reunión con la responsable de la administración que otorga la concesión pública de restauración en los hospitales malagueños a Serunión, para recordarle que un servicio público no debe consentir estos hechos. Vamos a empapelar Málaga con carteles... En fin, vamos a hacerle publicidad a Serunión-Elior, publicidad de la buena, buena.
Al mismo tiempo que esperamos la fecha del juicio por mi demanda (donde deben readmitirme sin condiciones), vamos a trabajar activamente para que el movimiento obrero gane en organización y conciencia.

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