La causa de fondo hay que buscarla en una estrategia equivocada desde el inicio, hace ya casi tres años, estrategia que en ningún momento trató de que la lucha de Navantia se convirtiese en la chispa que prendiese en otros sectores de la clase obrera. En coherencia con el enfoque general de las máximas direcciones sindicales de atomizar las luchas, ni siquiera se propicia la confluencia de las luchas de las diferentes compañías auxiliares; de hecho, no se propicia ni la lucha.
Desde el comité de empresa de Navantia continúan insistiendo en este enfoque, no porque estén convencidos de su corrección, sino por su incapacidad para hacer algo diferente. Los casos de las compañías Acciona, Atenasa y Spril Norte son los últimos de una larga lista.
En Acciona, los trabajadores han aceptado un expediente de regulación temporal que implica trabajar el 60% de la jornada habitual, con una pérdida de salario de más de 3.000 euros al año y el correspondiente consumo de la prestación por desempleo.
En Spril Norte, los aparatos sindicales, a excepción de la CIG, no están dispuestos a impugnar el ERE, que finalizó sin acuerdo y por el cual se despedirá a 24 trabajadores en Ferrol. El desánimo entre una parte importante de la plantilla va en aumento al ver cómo no sólo tienen que luchar contra la empresa.
En Atenasa ya sólo quedan dos trabajadores encerrados, de los seis que comenzaron un encierro a principios de marzo. El aislamiento al que los sometió Navantia (impidiendo que sus mujeres e hijos pudiesen visitarlos) y que el comité de empresa se negase a convocar a toda la plantilla para imponer la entrada de las familias en la factoría fueron factores que influyeron en su desmotivación.
Una nueva estrategia que debe partir de la industria auxiliar
A estas alturas es evidente que no podemos esperar que el papel de unificar y extender las luchas lo vayan a realizar los comités de Navantia, por pura incompetencia político-sindical (de hecho, mantienen enfoques localistas y ni siquiera son capaces de plantear una movilización unificada a nivel estatal). Por eso los pocos trabajadores que quedan de la industria auxiliar tienen que tomar la iniciativa de unificar sus luchas y coordinarse entre sí, con o sin la colaboración del comité de empresa de Navantia, como hicieron los trabajadores de Acciona (que convocaron a la plantilla de la principal a una concentración de protesta contra su ERE, concentración que no contó con el apoyo del comité de Navantia pero sí del Sector Crítico de CCOO) o los de Spril (que también sin el apoyo del comité de Navantia bloquearon varios días la puerta principal de acceso a la factoría ferrolana, además de realizar otras movilizaciones).
Y deben hacerlo aprendiendo de los errores cometidos hasta la fecha. En primer lugar dirigiéndose al conjunto de los trabajadores del astillero, no cayendo en el error de pensar que toda la plantilla de la principal está de acuerdo con el comité, como los hechos demuestran (por ejemplo, a la concentración de Acciona acudimos varios cientos de trabajadores). Pero sobre todo dirigiéndose a los que ya están en la calle, que son la inmensa mayoría. La desconfianza de los despedidos hacia todos los sindicatos, incluida la CIG, es evidente, como refleja su no asistencia a las movilizaciones. Para que se incorporen a la lucha, hay que reivindicar medidas que signifiquen un avance para ellos. En ese sentido, hay dos reivindicaciones básicas que el Sector Crítico de CCOO está planteando de cara a un futuro con carga de trabajo: contratación directa por parte de Navantia de los trabajadores que necesite (eliminando así la subcontratación) y una bolsa de empleo donde se incluyan todos los que trabajaban en el astillero cuando comenzó la caída de carga de trabajo, además de la exigencia de una cobertura económica digna para todos los parados que ya se quedaron sin prestación y que tampoco reciben el subsidio, que en la comarca de Ferrol ya suponen el 25% del total.
* Puedes ver en www.elmilitante.net la hoja de El Militante repartida en esta manifestación.
