El día 24 de febrero se celebró el primer juicio, y la campaña pública por su readmisión tuvo  un tremendo impacto. Esta campaña fue una respuesta contundente de la clase trabajadora contra los ataques y la represión de nuestros derechos sindicales más básicos, y por un sindicalismo combativo y democrático que los haga frente. En empresas como SERUNION y en tantas otras, aceptar los ataques, pactar EREs, ERTEs, despidos o el deterioro de las condiciones laborales es un tremendo error. Se puede luchar y se pueden frenar los ataques y así lo sienten miles de trabajadores.

Para el juicio del 17 de junio, volveremos con más razones aún, poniendo el acento en la lucha contra los abusos de la patronal y el sindicalismo amarillo. En el caso del despido del compañero Juan, nos enfrentamos también al hecho de que SERUNION recurrió a miembros de UGT para que testificaran contra él. La colaboración de estas personas con la dirección de la empresa en la vulneración de los derechos de sus compañeros es algo intolerable. Estas personas anteponen los intereses de la empresa antes que los de la plantilla, los de los propios afiliados a UGT o los principios más básicos de este sindicato. La dirección de UGT tiene que intervenir en esta situación e impedir que este sindicato participe en la represión a los derechos de los trabajadores. Son muchos los afiliados de UGT implicados en la lucha por la readmisión del compañero Juan Carrasco entendiendo que su despido forma parte de un plan de la empresa para atacar las condiciones laborales de todos los trabajadores.

Hacemos un llamamiento a apoyar a Juan Carrasco el día 17 de junio, a las 9 de la mañana en las puertas de la Ciudad de la Justicia.

Entrevista a Juan Carrasco después de la suspensión del juicio

IMG-20140616-WA0006El 24 de febrero se celebró el juicio por el despido de Juan Carrasco, veterano activista de la izquierda y delegado de CGT en Serunión (Málaga), una empresa hostelera que explota concesiones de cafeterías, comidas y demás servicios en colegios y hospitales en todo el estado y que le echó por segunda vez fruto de su actividad política y sindical. Un nutrido grupo de trabajadores y trabajadoras, de sindicalistas y jóvenes, y representantes de organizaciones obreras de la ciudad, acudimos a apoyarle desde primera hora y nos mantuvimos concentrados a las puertas del juzgado. Cuando empezó el juicio, la sala se abarrotó. Entrevistamos a Juan para que nos explique la situación en la que se encuentra, la campaña a favor de su readmisión y el desarrollo del juicio.

— Se ha organizado en Málaga una amplia campaña por tu readmisión. ¿Cómo ha sido? ¿Crees que ha sido útil?

Juan Carrasco.— Estamos muy satisfechos de la campaña y la respuesta de la gente ha sido maravillosa. Creo que es importante señalar que todo esto va más allá de mi readmisión en la cafetería del Hospital Civil de Málaga. Es una campaña en defensa de nuestros derechos sindicales como trabajadores, sin los cuales estamos a merced de las decisiones de las direcciones de las empresas. Si me han despedido es porque defendí en el seno de la plantilla que no se debían aceptar las bajadas salariales, las reducciones de jornada forzosas, ni por supuesto los despidos. Defendí que los trabajadores no teníamos culpa de la crisis, que servía de excusa para todas estas medidas. Además, Serunión sigue teniendo grandes beneficios, como para encima querer arrebatarnos más a los que menos tenemos. Estos planteamientos tuvieron eco entre mis compañeros que no aceptaron los ataques. Días después me despidieron. 
IMG-20140616-WA0007El éxito de la campaña, la repercusión que hemos tenido, que muchos trabajadores en Málaga pregunten por mi caso o que incluso el día del juicio la gente que vino a apoyarme no cupiera en la sala, es fruto de que muchos trabajadores se sienten identificados con la situación de ataques y represión en Serunión. Está habiendo una oleada de despidos y hay cientos de juicios todos los días por esta razón. La campaña ha sido muy útil de cara al juicio y ha tenido efectos evidentes ya que pone de manifiesto que se puede plantar cara ante un atropello empresarial. Muchos trabajadores miran con atención mi caso, como han mirado la huelga indefinida de los basureros de Madrid o a los compañeros de Limasa en Málaga. Aceptar los ataques, pactar EREs, ERTEs, despidos o el deterioro de las condiciones laborales es un tremendo error. Se puede luchar y se pueden frenar los ataques. También pone de manifiesto la necesidad de un sindicalismo combativo y democrático que haga frente a los ataques. La impunidad con la que actúan las empresas queda al descubierto, las maniobras se vuelven visibles y el miedo con el que quieren paralizar a los trabajadores pierde su efecto. Así es como se ganan juicios contra las empresas y sus abusos. Así es como conseguimos que en 2009 la empresa tuviera que readmitirme y fuera condenada por represión sindical.

— El juicio se ha suspendido temporalmente a petición del juez. ¿Qué es lo que ha pasado exactamente?

IMG-20140616-WA0008JC.— Pues pasó que el abogado que defendía que los despidos eran “necesarios estructuralmente” sin aportar ni un solo dato, cuando llegó al momento de negar que mi despido hubiera sido por motivos sindicales tuvo verdaderos problemas para elaborar un discurso que no fuera contradictorio. Según él, la empresa desconocía mi actividad sindical. Una afirmación totalmente infundada, puesto que es pública y notoria mi militancia en la izquierda sindical y política de Málaga. Además el despido se dio pocos días después de que la plantilla se negara a aceptar los ataques “necesarios estructuralmente”, fruto de la discusión en una asamblea en la que mi argumentación, como explicaba antes, para dar esa negativa fue determinante. Para colmo, el abogado admitía que Serunión había sido condenada ya en 2009 por la justicia a readmitirme e indemnizarme por represión sindical. Para que os hagáis una idea de los métodos que utiliza Serunión, el abogado llegó a reconocer que la empresa contrató un detective privado para seguirme fuera de la empresa.

Pero aún hay más. La colaboración con la empresa de parte del comité de empresa (mi despido y el de otro trabajador fue homologado por parte del comité dos meses después de las extinciones, al firmar un acuerdo de suspensión temporal de contratos) se hizo tan visible, que el juez paró en seco al representante de Serunión y solicitó ampliar la demanda contra la presidenta del comité, que utiliza las siglas del sindicato UGT para su labor proempresarial. Realmente es vergonzoso que en nombre de un sindicato como UGT se hagan estas cosas. Esta persona estaba preparada para testificar contra mí, y no es la primera vez. En dos ocasiones se han presentado testigos contra mi actividad sindical a favor de la empresa en distintos juicios utilizando las siglas de la UGT, en ambos quedó probada la represión sindical, y Serunión y sus testigos quedaron en evidencia.

Había varios compañeros de la UGT en la sala que habían venido a apoyarme. Su indignación era evidente. Ampliaremos la demanda, por supuesto. Estas personas no defienden ni a la plantilla, ni a los afiliados de UGT en Serunión, ni los principios más básicos de este sindicato. Solo defienden a la empresa. Estamos seguros que contaremos con el apoyo y respaldo de infinidad de compañeros de UGT como hasta ahora e incluso más. La dirección de este sindicato tendría que tomar cartas en el asunto inmediatamente para que estos casos no se dieran ni en Serunión ni en ninguna otra empresa.

El juicio ha quedado suspendido. Pero seguimos adelante con la campaña y volveremos al nuevo juicio con más razones aún.

— Un despido de estas características y por segunda vez es duro personalmente. ¿Cómo te sientes?

JC.— Sí, es muy duro. Muchos trabajadores que están en mi misma situación me entenderán perfectamente. Muchas veces te vienes abajo y te dan ganas de tirar la toalla. Pero he pensado mucho en esto. Si no defendemos nuestros derechos sindicales y nuestras condiciones laborales, la situación no va a ser mejor sino todo lo contrario. Yo podría haberme callado, sí. Pero ¿eso me habría garantizado no haber sido despedido? La respuesta es no. Si despiden a los trabajadores que nos organizamos para luchar no es para quedarse ahí, es para atacar a todos los demás después. Callarse no es garantía de nada. Solo luchando, ganando mi readmisión es como realmente hay garantías para mí y para el resto de mis compañeros. Hay que organizarse y hay que luchar. Esto es lo único que evita despidos. Por eso es muy importante unificar las luchas para que no se queden en una sola empresa y la unidad de acción de todas las organizaciones sindicales y de la izquierda con un programa firme en defensa de los trabajadores.

IMG-20140616-WA0010Y respondiendo a tu pregunta, me siento arropado. En una situación tan difícil sé que no estoy solo. No solo por los compañeros de CGT, de la Corriente Marxista El Militante o del Sindicato de Estudiantes, muchos de los cuales se han volcado en la campaña como si fueran yo mismo. Siento el respaldo de muchos trabajadores que ven en el ejemplo de los compañeros que damos la batalla una alternativa sindical para aplicar en sus empresas. Hemos conseguido implicar en la campaña a la mayoría de las organizaciones sindicales y políticas. Izquierda Unida en Málaga ha presentado una moción en el Ayuntamiento contra mi despido y exigiendo la revisión de todas las concesiones a Serunión en la ciudad. Incluso el PSOE ha asumido en su dirección provincial una moción por la readmisión. 
Me da mucha fuerza también tener claro que lucho por una sociedad mejor, por acabar con el capitalismo que es un sistema totalmente fallido que genera estas situaciones y tener como meta la transformación socialista de la sociedad.

— ¿Qué vais a hacer a partir de ahora?

JC.— Presentar la ampliación de la demanda y seguir acompañando el proceso judicial con la campaña sindical y política. Aunque ni las leyes ni el sistema judicial están hechos para facilitar las cosas a los trabajadores, veo esta campaña cogiendo fuerza y también veo muchas posibilidades de volver a ganar a la empresa. Por supuesto existe la posibilidad de perder por una mala decisión judicial. Ganemos en esta primera instancia o no, seguiremos dando la batalla, en la calle y en los juzgados.

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