El 10 de septiembre de 2013 marcó un punto de inflexión en la larga historia sindical de los astilleros de Ferrol. Aquel día se celebró una asamblea general que el comité se había visto obligado a convocar tras una masiva recogida de firmas impulsadas por afiliados y afiliadas de CCOO que hoy participan en GanemosCCOO. Aquella asamblea rechazó contundentemente todas las renuncias que los comités de empresa de Navantia estaban haciendo en la mesa negociadora del IV Convenio colectivo, convenio que finalmente fue firmado gracias a varios traidores, con el presidente del comité intercentros de entonces a la cabeza, quien, en pago a los servicios prestados, fue nombrado jefe de Personal de las factorías gaditanas de Navantia.
Ese IV Convenio quedó anulado en diciembre del año pasado por una sentencia firme del Tribunal Supremo. Pero, a pesar de ello, la empresa no cumple el III Convenio, que recuperó su vigencia gracias a dicha sentencia. La reivindicación de cumplimiento del convenio es una constante desde entonces. En apoyo de dicha exigencia se han producido toda una serie de movilizaciones y/o medidas de no colaboración con la empresa a lo largo de todo este año. Una de estas medidas de no colaboración fue impedir la colocación del bloque de superestructura de un barco actualmente en construcción en las gradas de la factoría ferrolana.
A finales de junio, la empresa anunció diversos pasos para cumplir el III Convenio, que, aunque positivos, fueron valorados como totalmente insuficientes no sólo por los trabajadores, sino por los propios comités de empresa de Navantia, que el 14 de julio emitieron un comunicado conjunto que acaba así: “Al término de la reunión, [la empresa] nos solicita la relajación en cuanto a las medidas adoptadas de no colaboración. Ante esta petición manifestamos que no rebajaríamos las medidas de no colaboración y no negociaríamos ningún plan mientras no se cumpla el III Convenio Colectivo”.
Ayer, 7 de septiembre, sin que haya habido absolutamente ningún cambio en la situación, en la factoría de Ferrol se celebró una asamblea donde, para sorpresa general, la mayoría del comité de empresa (sector oficial de CCOO, UGT y un sindicato de factoría) defendieron el permitir la colocación del bloque en el barco. Por otro lado, GanemosCCOO y la CIG defendieron que no había ningún motivo para cambiar de postura. El intenso debate en la asamblea reflejó que la inmensa mayoría de los trabajadores interpretaban la postura mayoritaria en el comité como una completa bajada de pantalones, y la votación así lo corroboró: 25 o 30 brazos a favor de permitir la colocación del bloque en la grada; cientos y cientos a favor de seguir manteniendo la no colaboración.
El PP anunció la próxima presentación de un plan de empresa para Navantia. En este sentido, la postura mayoritaria en el comité trasmitía una imagen de debilidad y claudicación que sólo favorecía al gobierno de cara a lo que sin duda será una lucha decisiva donde nos vamos a jugar el futuro de Navantia y de las comarcas donde está asentada. Pero, afortunadamente, los trabajadores de Navantia-Ferrol volvieron a demostrar, como ya hicieron en el IV Convenio, que siguen estando dispuestos a defender con toda firmeza los derechos conquistados a lo largo de casi medio siglo de negociación colectiva y que tienen las ideas mucho más claras que sus dirigentes.