Gijón Fabril es una empresa centenaria dedicada a la fabricación de moldes para envases y de piezas para las máquinas que los fab rican. En enero presentó un ERE de extinción para toda la plantilla y la decisión “irrevocable” del cierre de la fábrica, que coincide con la finalización del contrato que Gijón Fabril tenía con Veralia, su principal cliente y antiguo pro­pietario de la misma.

La historia de cómo Juan Cervera, el actual dueño, llegó a hacerse con la empresa explica también la fecha de caducidad de la misma y arroja bastante luz sobre la “repentina” decisión de echar el cierre. Así lo explican los trabajadores: “Aunque la empresa tiene más de cien años, en el 97 la compró Saint Gobain y cerró todas las instalaciones que se dedicaban a la fabricación de envases. Sólo se quedó con este taller de mecanizado y, aunque siguió llamándose Gijón Fabril, ya pertenecía al grupo Saint Gobain-Veralia, que tiene más fábricas en Sevilla, Burgos, Zaragoza (…) con este taller lo que hacían era regular el precio de mercado del molde, poniendo ellos los precios, porque si tú me subes los precios, lo voy a hacer en Gijón Fabril a tanto…”.
“Con el tiempo fuimos perdiendo utilidad y decidieron quitarse esa carga así que la vendieron a Juan Cervera en unas condiciones buenísimas. Ellos asumían el coste de las prejubilaciones y le otorgaron un contrato por diez años en unas condiciones inmejorables”. “La plan­ tilla antigua cobraba muchísimo más de lo que cobramos nosotros (…) Los que fuimos entrando ya fue con menos categoría, menos sueldo… la diferencia entre unos y otros igual sería de 400 o 500 euros”.
Y de esta forma tan ventajosa ha obte­nido estos años jugosos beneficios, que ahora pretende mantener ahorrando costes, liquidando Gijón Fabril y trasladando la producción a otras empresas de su propiedad.
“Nosotros intentamos vincularlos como grupo, pero es muy difícil, tiene los papeles muy bien atados”, nos dice Javo. “Hay que intentar demostrar que es un grupo empresarial y que lo que no está ganando ahora aquí se está ganando allí. Porque siendo un grupo, no podría dejar morir esto”.

Los trabajadores responden

La decisión del empresario está tomada y la ley, a través de la reforma laboral del PP, de su parte. Los trabajadores se irían a la calle con una mínima indemnización de 20 días por año trabajado, que ni siquiera tendría que abonar él, sino que correría a cargo del Fogasa.
Pero, ante este panorama, también los trabajadores han tomado ya sus primeras decisiones y desde el 14 de enero mantienen un retén en la fábrica para evitar que se saque ningún tipo de maquinaria. Mientras, siguen trabajando para sacar parte de los pedidos pendientes. Respecto a cómo van a abordar el cierre, lo tienen claro: “De aquí no vamos a salir hasta que nos eche la policía, ya te lo digo. Y ahora estamos en un plan muy tranquilo, pero sabemos que hay que presionar, hay que movilizar, sacar el conflicto a la calle. Hay que hacer de Gijón Fabril un problema de todo Gijón, de Asturias”. La manifestación del 4 de febrero ha sido un buen comienzo, con más de un millar de personas arropando a los trabajadores. Y ahora se trata de mantener la unidad de la plantilla y la democracia en la toma de decisiones: “Aquí no se mueve nada sin que lo decida la asamblea de trabajadores. Tenemos claro que los sindicatos son asesores, pero el conflicto, la lucha, es nuestra”.
Por eso, y porque “no nos queda otra, nosotros ya estamos en la calle”, en Gijón Fabril están dispuestos a defender con uñas y dientes los puestos de trabajo. Y cuentan para ello con una ventaja: “que somos jóvenes, que podemos dar mucha caña porque tenemos energía y voluntad”.

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