El 16 de febrero las asambleas de trabajadores de IBM España aprobaron, por amplia mayoría, el preacuerdo alcanzado en los días previos por los representantes sindicales y la dirección de IBM. Con este acuerdo se evitan —al menos por el momento— los aspectos más lesivos de las tres medidas presentadas por IBM España el 1 de septiembre, quedando sin efecto tanto el ERE de despido de 137 trabajadores como la inaplicación del convenio colectivo que pretendía la suspensión desde el 31 de diciembre de 2015 de las aportaciones al plan de pensiones de los trabajadores.

Tras cinco meses y medio de conflicto —con tres jornadas de huelga y concentraciones, una de las cuales obligó a IBM a cancelar su más importante evento anual con sus clientes— la retirada del ERE es un paso adelante, aunque no se han alcanzado todos los objetivos que nos habíamos planteado en esta batalla, pues se impone una rebaja salarial del 7,8% y se pierde el plan de pensiones para los nuevos trabajadores.
A nadie en IBM debe quedarle la más mínima duda de que este acuerdo no hubiera sido posible —y de que, por tanto, se habrían aplicado tanto el despido colectivo como la rebaja salarial del 10% y la inaplicación del plan de pensiones— si no es por la negativa tajante de los comités de empresa a aceptar la firma del ERE y por las movilizaciones de los trabajadores.

Los comités de empresa vieron con claridad desde el primer día que la intención de IBM era alcanzar la firma de un ERE lo más dulcificado posible (bajas voluntarias, indemnizaciones superiores al mínimo legal, etc.) para, a través de la aceptación sindical de las causas alegadas por la empresa, facilitar nuevos EREs en condiciones incomparablemente más duras. Por ello, los comités de empresa resistieron no solo intensas presiones patronales, sino las presiones de la cúpula de CCOO, cuyos dirigentes confederales recomendaron desde el primer día aceptar el ERE y limitarse a limar sus aspectos más duros. La presión de la cúpula sindical de CCOO llegó hasta tal punto que fue necesaria una protesta muy enérgica de los delegados de IBM para obligar al secretario general, Ignacio Fernández Toxo, a cancelar la entrevista que, de espaldas a sus propios delegados, iba a mantener con la presidenta de IBM España.

La rápida convocatoria de huelgas y concentraciones dejó patente ante la dirección de la compañía que la imposición de las medidas planteadas no iba a ser aceptada pasivamente, y que el negocio de IBM iba a resentirse. La ausencia de tradición sindical en IBM —común a algunas grandes multinacionales cuyos trabajadores han disfrutado durante años de buenas condiciones laborales— explica la tibieza de la respuesta a las movilizaciones. Pero a pesar de ello, se ha podido comprobar que un sector cada vez mayor de la plantilla es capaz de vencer el miedo a las represalias y no está dispuesto a dejarse pisotear.

El conflicto no está cerrado. La organización y la movilización, más necesarias que nunca

Para GanemosCCOO este acuerdo está muy lejos de ser el final de los ataques de IBM España a las condiciones y derechos de su plantilla. Al contrario, tal como los directivos de IBM publicitan en sus reuniones con inversores, las condiciones laborales en la compañía van a seguir endureciéndose. El reciente traspaso de 470 técnicos del área de Gestión de Aplicaciones (AMS) a la empresa filial INSA-ViewNext debe interpretarse como un paso inicial para la reducción drástica de los costes salariales imprescindible para alcanzar los objetivos de negocio de IBM.

Los aspectos positivos del acuerdo no pueden ser considerados como definitivamente asegurados, ya que la estrategia definida por la Corporación IBM va a obligar, antes o después, a la dirección de IBM España a poner sobre la mesa nuevos ataques a sus trabajadores. El salvaje recorte que está aplicando desde hace meses a sus trabajadores subcontratados es una advertencia de lo que le espera a una parte importante de su plantilla.
Es por tanto urgente que los trabajadores del Grupo IBM España seamos conscientes de las amenazas que se ciernen sobre su futuro y se preparen para afrontarlas en las mejores condiciones posibles, reforzando su organización sindical y preparándose para que las futuras movilizaciones se lleven adelante con una participación masiva de todos los trabajadores.

Los trabajadores de IBM España hemos conseguido afrontar este primer envite empresarial con un resultado que, aunque no es todo lo que queríamos, presenta bastante más luces que sombras y que, sobre todo, nos ofrece una nueva oportunidad para hacer frente a la empresa desde una posición de fuerza. La organización y la movilización son el único camino para aprovecharla.

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