¡Hay que movilizar por un cambio socialista!

Jeremy Corbyn ha lanzado su manifiesto y declara que el laborismo es el “partido de la mayoría” mientras que los tories son el “partido de los ricos”.

La filtración del borrador del manifiesto del laborismo desencadenó ataques implacables de los medios de comunicación de la derecha. En cambio, las redes sociales se mostraban muy activas con una discusión entusiasta. El laborismo subió en las encuestas: Opinium y ORB le daban un 32% de los votos mientras ComRes le situaba en un 35%.

Algunos militantes del Socialist Party pudieran comprobar que durante la mañana en la que comenzaron a salir las noticias aumentaba el número de personas que se paraban a hablar, coger panfletos y que nos compraban el periódico. Estamos seguros de que la línea política general que contiene este manifiesto será una inspiración para muchos.

Desde la convocatoria de las elecciones se han registrado para votar más de un millón de personas que antes no figuraban en el censo electoral. El 42% son jóvenes, unos porque han alcanzado la edad legal para votar pero otros muchos probablemente se han registrado con la intención de votar el programa de Jeremy Corbyn. El laborismo aventaja significativamente a los tories entre los que tienen menos de 40 años de edad. Como era de esperar, la prensa de derechas pasó inmediatamente al ataque. El Daily Mail vociferaba que el laborismo nos quiere hacer retroceder a los años 70, y muchos respondieron que mejor eso que regresar ¡a la década de 1870 con los tories! Las grandes empresas y sus representantes políticos utilizarán todo su poder para impedir una victoria de Corbyn. Theresa May calificó el manifiesto como “una política socialista desastrosa” que “horrorizará” a la clase trabajadora corriente.

En realidad sucede lo contrario. Las encuestas muestran un apoyo rotundo a la política de Corbyn. El 52% apoya la propiedad pública de los ferrocarriles, el 50% la del Royal Mail (servicio postal) y el 49% la del sector energético. El 71% prohibiría los contratos cero horas, el 65% apoya subir los impuestos a los que ganan más de 80.000 libras anuales y el 54% está a favor de construir más viviendas municipales.

Políticas populares

En realidad, los tories y los ricos a los que representan están aterrorizados por la popularidad de estas políticas. Las últimas elecciones en Francia, EEUU y el referéndum de la UE han sido utilizados por la clase trabajadora para rebelarse contra el rico establishment capitalista. Esa rabia de clase va más allá y muchos buscan una alternativa. Se vio en el enorme apoyo a Bernie Sanders en EEUU y a Melénchon en Francia.

Las encuestas actualmente muestran que, aunque muchos apoyen su política, en cambio son escépticos respecto a la figura de Corbyn. No debe sorprendernos si consideramos la ofensiva que cada minuto se realiza contra él. Corbyn se queja de los ataques que recibe de la prensa pero no destaca suficientemente los procedentes de la derecha de su propio partido.

Desgraciadamente, en el último año el mensaje anti austeridad de Jeremy Corbyn, que ha arrasado en dos ocasiones en las elecciones a la dirección del Partido Laborista, no ha sido escuchado por la mayoría de la población. Los constantes intentos de llegar a un acuerdo con el ala blairista del Partido Laborista han silenciado su voz, por decirlo de manera suave. El escepticismo también viene de la falta de fe en que un político haga lo que promete.

Pero una campaña audaz superaría esta dificultad. Corbyn y sus seguidores en los sindicatos, como el secretario general del sindicato Unite, Len McCluskey, necesitan participar en mítines de masas y en los centros de trabajo con un discurso combativo contra los ricos y denunciar un “sistema amañado”. Si de forma valiente defendieran los empleos, los derechos de los trabajadores, las viviendas y los servicios, podrían desafiar a los “expertos” y ganar las elecciones.

La convocatoria de elecciones generales por Theresa May fue una apuesta basada en las encuestas de opinión: creía que sería capaz de incrementar el voto tory y lograr la mayoría electoral. Pero como ya explicamos en las páginas de The Socialist se trata de una estrategia muy arriesgada.

Se ha convertido en viral un video de una mujer de la clase obrera discapacitada que supera las barreras de seguridad y se enfrenta a Theresa May por los recortes en los subsidios de incapacidad. Esta mujer habla de la vida y expresa opiniones reales de la clase trabajadora.

La misma política de la que se queja May y califica de “desastrosa”, ella la rehace para ofrecer una versión “Corbyn descafeinado”, prometiendo viviendas municipales, ‘derechos de los trabajadores’ o la limitación de los precios energéticos. Corbyn es quién está imponiendo la agenda y es la razón de que el debate haya girado a la izquierda.

Mientras que la prensa tory hace todo lo posible para desacreditarle, las declaraciones de Corbyn sobre el fracaso de la política de “primero arrojar la bomba y después negociar” y la denuncia de que ésta es una “receta para incrementar, no para reducir las amenazas y la inseguridad”, no sólo llega a los jóvenes sino también a todos aquellos que se opusieron a la guerra en Iraq de Blair y que se alejaron del voto laborista. Igualmente la frase “no más apretones de mano con Donald Trump” será muy popular entre los cientos de miles que se movilizaron contra el multimillonario racista y sexista.

Desafortunadamente, el manifiesto también muestra las concesiones hechas a la derecha del partido en lo que es un intento vano de conseguir la unidad. Esto desencantará a muchos seguidores de Corbyn, por ejemplo, el manifiesto se compromete a renovar el programa nuclear Trident. Aunque el titular de la renacionalización de los ferrocarriles es muy popular, la letra pequeña muestra que en realidad las empresas ferroviarias se renacionalizarán cuando finalicen las actuales concesiones. Aunque el manifiesto especifica algunos de los subsidios y beneficios que se fortalecerán, y se compromete a reformar y rediseñar el Universal Credit [subsidio que engloba todas las ayudas sociales que recibe una familia], en cambio no hay un compromiso general de revertir los recortes a la seguridad social.

Los activistas de la vivienda están desencantados porque el manifiesto no se compromete a echar atrás la Ley de Planificación y Vivienda de 2016. El anuncio original de Corbyn fue que el gobierno laborista construiría un millón de viviendas, la mitad de ellas municipales, pero éstas se han convertido en la mitad de “viviendas municipales y asociaciones de vivienda para venta o alquiler verdaderamente asequible”. En este sentido desde el Socialist Party defendemos que ¡necesitamos un millón de viviendas! Igualmente, respecto al control de los alquileres el manifiesto promete controlar los aumentos de alquiler pero no establece un límite. Estas retiradas se han hecho para satisfacer a la oposición blairista. Pero la popularidad de esta política y el giro a la izquierda del debate electoral a causa de estas propuestas demuestran que en realidad nunca ha habido necesidad de llegar a un acuerdo con la derecha laborista.

El ala blairista contra Corbyn

El Socialist Party apoya completamente la propuesta contra la austeridad de Jeremy Corbyn. Desde que fue elegido por primera vez líder laborista hemos hecho todo lo que ha estado en nuestra mano para apoyar la formación de un partido anti austeridad que se enfrente a la derecha blairista del Partido Laborista.

Los representantes del establishment capitalista están dentro y fuera del Partido Laborista. El intento de golpe del pasado verano demostró que la gran mayoría de parlamentarios laboristas están desesperados por deshacerse de Corbyn. Contrariamente a lo que ellos dicen no se debe a que Corbyn sea “ilegible”, al contrario, lo que temen es que pueda ser elegido.

Defendemos la democratización del Partido Laborista, permitiendo la readmisión de los socialistas expulsados e introduciendo la reselección obligatoria de los parlamentarios. Si se construyera el ala anti austeridad del Partido Laborista, éste estaría en una posición mucho más fuerte que la actual. Ahora mismo los blairistas están dando vueltas como buitres dispuestos a atacar una vez pasen las elecciones generales, independientemente de su resultado.

Los blairistas se atreven a sugerir que ellos tienen la clave para el éxito electoral, y quieren continuar con la misma vieja política pro austeridad que en las últimas elecciones presidenciales en Francia ha conseguido que el Partido Socialista quede reducido a un 6% de apoyo.

Después de siete años de miseria tory, los votantes no tienen ningún interés en apoyar la versión “descafeinada de austeridad” que presentan los tories. Muchos recuerdan también que las consecuencias negativas de esta política proceden de los años en el gobierno del Nuevo Laborismo.

En el Daily Mirror una fuente anónima del ala de derechas afirmaba que el manifiesto “equivale a un cargamento de regalos para cada uno de los grupos de interés especial. Es todo preocupación por los ‘pobres inútiles’ y nada por la mayoría trabajadora”.

El parlamentario blairista por Exeter, Ben Bradshaw, declaró que no tenía nada que ver con el manifiesto y que elaboraría el suyo propio para su circunscripción. Un gran número de parlamentarios del ala de derechas están repartiendo panfletos en sus circunscripciones que no mencionan a Corbyn o su política. Un ejemplo es la parlamentaria por Walthamstow, Stella Creasy, que en sus panfletos llega a decir: “Luché y gané la batalla en Butterfields”, cuando en realidad se ganó por la lucha de sus valientes inquilinos que estuvieron apoyados por el Socialist Party. Otros como Wes Streeting y John Woodcock no se cortan en decir que no apoyarán a Jeremy Corbyn en caso de ser candidato a primer ministro.

Nunca antes ha sido tan evidente la existencia de dos partidos en uno: un partido blairista pro capitalista y un nuevo partido anti austeridad en formación.

En 2016 Tony Blair calificó de “experimento peligroso” que Corbyn se convirtiera en el primer ministro y que él no estaba dispuesto a arriesgarse. No es sorprendente entonces que haga ahora todo lo posible para evitar que eso suceda, incluso sugiriendo que los votantes laboristas consideren la posibilidad de apoyar a los Demócratas Liberales o incluso a los tories si éstos son “partidarios de la permanencia” [en la UE]. El ala pro capitalista nunca cejará en sus intentos de asfixiar un nuevo partido anti austeridad. No se les pueden hacer más concesiones. Necesitamos un partido que defienda los intereses de la clase obrera, no de los millonarios.

Brexit

Un programa anti austeridad claro y en interés de la clase obrera debería definir también la posición del laborismo frente al Brexit. Los trabajadores que votaron por el Brexit lo hicieron principalmente porque querían rebelarse contra toda la miseria que han sufrido durante la última década. El Socialist Party ha defendido que Jeremy debería dejar claro que está luchando por el Brexit en interés de los trabajadores y de la mayoría de clase media.

El manifiesto de alguna manera va en esa dirección: habla de priorizar los empleos y los niveles de vida, proteger los derechos de los trabajadores y de “cada comunidad”, pero también hace concesiones al ala de derechas al no presentar un desafío claro al papel de la UE en la imposición de la austeridad.

El manifiesto habla de retener los “beneficios del mercado único y la Unión de Aduanas” sin expresar un rechazo a sus gobernantes neoliberales. Mientras habla mucho sobre la preservación en los centros de trabajo de la legislación de la UE, no menciona regulaciones de la UE como la “directiva de trabajadores desplazados” o el intento de imponer la privatización. Correctamente, el manifiesto se opone claramente al racismo y defiende los derechos de los inmigrantes en la UE.

Las políticas que incluye el manifiesto podrían transformar la vida de la mayoría de las personas, proporcionando un salario digno, vivienda accesible, servicios públicos decentes y más. Pero un partido socialista y anti austeridad necesitaría ir más allá para resolver todos los problemas a los que se enfrenta la clase trabajadora.

Por ejemplo, el plan energético que incluye el manifiesto en realidad sólo pretende conseguir el control gubernamental de las redes de distribución en un plazo de tiempo prolongado y “apoya la creación de” empresas energéticas de propiedad públicas en cada región funcionando junto con empresas privadas. Seguir con un mercado que sólo busca el beneficio hará imposible tener el control de lo que sucede en el suministro energético, en sus precios y sostenibilidad. Para garantizar la estabilidad, la auténtica asequibilidad, planear e invertir en la expansión rápida de las renovables sería necesaria la nacionalización bajo control democrático de toda la industria energética.

Los planes económicos del manifiesto de Corbyn en materia de inversión dan un papel significativamente más grande para el Estado dentro de la economía de lo que ha sido durante décadas. No obstante, las propuestas son muy modestas en cuanto a desafiar la propiedad privada de las principales partes de la economía. Los manifiestos laboristas de 1945, 1972 y 1983 incluían compromisos mucho más amplios en cuestión de nacionalización.

Pero como punto de partida comparado con lo ofrecido por el Partido Laborista blairista y los tories tiene el potencial de sacudirlo todo. Lo que temen tories y blairistas es que abre la puerta a la discusión sobre qué sociedad queremos.

La campaña en apoyo al manifiesto de Jeremy Corbyn supone plantar cara no sólo a los tories sino también a los representantes del capitalismo dentro del Partido Laborista para continuar la lucha para conseguir un partido capaz de aplicar este programa. Eso significa hacer campaña por la extensión de las políticas socialistas. Cuando los tories y los medios de comunicación capitalistas atacan esta política calificándola de “inasequible”, lo que quieren decir es que iría en detrimento de los gigantescos beneficios de la elite capitalista.

En Gran Bretaña no falta el dinero. Las mil personas más ricas de Gran Bretaña poseen 658.000 millones de libras, ¡83.000 millones de libras más en un año! Las propuestas de impuestos de Corbyn y McDonnell pretenden recaudar 48.600 millones de libras extras.

Apoyamos los planes de Jeremy Corbyn de imponer impuestos a los ricos y grandes corporaciones. Durante la mayor parte de los años setenta las grandes empresas pagaban un 52% de sus beneficios en impuestos. Ese porcentaje se ha reducido paso a paso hasta el 20% actual. Incluso con el aumento prometido las grandes empresas aún disfrutarían los impuestos empresariales más bajos de los países que forman el G7.

Reconocemos que los ‘mercados’, es decir el capitalismo, nunca aceptarán dócilmente un aumento importante de los impuestos y la regulación, ni renunciará a las adquisiciones fragmentadas de empresas.

Sistema amañado

El ‘sistema amañado” al que se refiere Jeremy Corbyn está dirigido por y para un minúsculo número de individuos ricos y de empresas. Un grupo ínfimo de personas en Gran Bretaña y en el mundo que posee y controla la industria, la ciencia y la técnica, que aprovechan este control para maximizar sus propios beneficios.

Globalmente ocho personas poseen más riqueza que la mitad más pobre de la humanidad, se trata de la mayor polarización entre ricos y pobres de la historia humana. Unas 125 empresas dominan completamente la economía. Esta minúscula elite que posee empresas y sus parásitos son el auténtico establishment y están decidida a impedir que Jeremy Corbyn llegue al poder.

Los millonarios gritan contra la política derrochadora de Jeremy Corbyn y si es elegido harán todo lo posible para sabotear su aplicación. Incluso los objetivos más modestos de este manifiesto reducirían más de lo que les gustaría sus beneficios. Pero lo que realmente les aterroriza son la expectativas que ha generado entre la clase trabajadora y que ésta empujen a Corbyn más allá de lo que realmente pretende.

No dudarían en intentar deshacerse de Corbyn una vez en el cargo de primer ministro. El sabotaje incluiría medidas como la huelga de inversiones y la retirada de su dinero de los bancos. La enorme presión que sufre el gobierno de Syriza en Grecia es una advertencia para cualquier gobierno que desafíe los intereses de los ricos y grandes empresas.

Luchar a favor de la política de Corbyn exige que el movimiento obrero se movilice proporcionándole un apoyo activo de masas. Eso significa estar dispuesto a ir más allá y adoptar medidas socialistas. Significaría nacionalizar la gran banca y empresas financieras, con compensación a sus accionistas sólo en caso de necesidad comprobada. Un paso crucial hacia la solución de la crisis económica sería la propiedad pública democrática de las 125 grandes empresas que controlan el 80% de la economía británica. A diferencia de las nacionalizaciones del pasado, en esta ocasión se basaría en el control democrático de los trabajadores, sindicatos y la comunidad. Estas medidas proporcionarían la base para el desarrollo de un plan socialista y democrático de la producción que podría transformar rápidamente la vida de millones de personas.

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