El 29 de septiembre la Confederación Sindical Europea (CES) convocó en Bruselas una manifestación bajo el lema: “No queremos pagar su crisis”, contra la política de recortes aplicada por todos los gobiernos europeos. La participación sobrepasó todas sus expectativas, más de 100.000 personas, la mayor manifestación en una década con delegaciones internacionales de toda Europa, a pesar de que muchos vuelos tuvieron que ser cancelados porque coincidió con una huelga de controladores aéreos belgas.
En Irlanda hubo concentraciones en Belfast y Derry. En Portugal, manifestaciones en Lisboa y Oporto con 50.000 y 20.000 trabajadores respectivamente. El anunció un nuevo paquete de austeridad (reducción salarios del sector público del 5%, congelación de las pensiones, aumento del IVA, recorte del gasto sanitario, educativo, etc.) ha llevado a los sindicatos a convocar una huelga general el 24 de noviembre.
En Polonia miles de trabajadores se manifestaron en Varsovia contra la congelación de los salarios y la subida de impuestos. En Lituania también hubo manifestación a pesar de ser ilegal y en Eslovenia aproximadamente la mitad de los trabajadores del sector público continuaron con la huelga indefinida contra la congelación salarial durante dos años.
En Grecia las principales federaciones sindicales organizaron una concentración frente al parlamento y hubo huelga de médicos, tranvías y del metro de Atenas. Con la llegada del otoño regresa la lucha de clases, sobre todo en aquellos sectores públicos que ahora se enfrentan a los planes de privatización del gobierno: ferrocarriles, transporte o electricidad.
La primera semana de octubre se anunció una reducción del 50% de los empleos en el sector ferroviario y una reducción salarial del 20%. El sindicato de ferroviarios ha convocado ya paros de 24 horas y está por decidir la convocatoria de una huelga indefinida. ADEDY, sindicato de empleados públicos, ha convocado una huelga general del sector público el 7 de octubre.

Francia, huelgas indefinidas

Una vez más Francia es el país donde parece que la lucha de clases adquiere un ritmo más vertiginoso. El 7 de septiembre hubo una huelga general, ese día y de nuevo el 2 de octubre millones de jóvenes y trabajadores salieron a las calles de todo el país en contra del intento de aumentar la edad de jubilación del gobierno de Sarkozy. Las encuestas demuestran que más del 70% de la población está a favor de las protestas. El 12 de octubre los sindicatos han convocado una nueva jornada de movilización, la sexta en lo que va de año; la movilización lejos de disminuir va en aumento, y ahora en muchos sectores la huelga se ha convertido en indefinida: los conductores del metro y autobuses de París, los transportes metropolitanos, y todo parece apuntar a que la capital puede quedar paralizada a partir de se día. Puede suceder lo mismo con los ferrocarriles y en empresas como la petrolera Total.
En Italia el gobierno Berlusconi ha atacado la negociación colectiva, eliminando el convenio nacional del Metal, introduciendo enmiendas pactadas con los sindicatos minoritarios de centro-derechas CISL y UIL. Cada empresa podrá descolgarse del convenio del metal, con una justificación mínima. El secretario general de la FIOM (federación del Metal de la CGIL) ha pedido públicamente la huelga general y convocado una manifestación para el 16 octubre en Roma. La CGIL de momento ha convocado una manifestación el 27 de noviembre.
En Gran Bretaña el gobierno tory acaba de anunciar medidas draconianas contra la clase obrera, igual que Zapatero en el Estado español o Merkel en Alemania, pero la clase obrera europea está demostrando en un país tras otro que no va a quedarse con los brazos cruzados y el escenario está preparado para un otoño caliente en toda Europa.

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