Este martes 18 de Marzo el régimen nazisionista de Netanyahu rompía unilateralmente el alto el fuego, desatando con el visto bueno y apoyo incondicional de Donald Trump un nuevo infierno de matanzas y destrucción sobre Gaza. En unas pocas horas 400 personas han sido asesinadas, 130 de ellas niñas y niños, y más de 600 heridas. La mayor masacre en un solo día, según UNICEF, desde que la máquina de destrucción y muerte del Estado sionista de Israel lanzó su ofensiva para reducir Gaza a cenizas, en octubre de 2023.
Una vez más, los objetivos de estos asesinos fascistas supremacistas están siendo precisamente las zonas más densamente pobladas. Centros donde se hacinan miles de personas, en su mayoría niñas y niños, declarados seguros por el propio ejército israelí y donde han obligado a confinarse a los refugiados que lograron sobrevivir al genocidio que ellos mismos han desatado durante el último año y medio.
Y mientras esta masacre continúa, los propios criminales que la dirigen afirman orgullosos que solo es el principio. El objetivo, como ya han proclamado diferentes ministros del propio Gobierno sionista, es la “solución final” de la cuestión palestina. ¡Un auténtico holocausto contra el pueblo palestino y la limpieza étnica de Gaza y Cisjordania! ¡Como los nazis!
Después de esta matanza Netanyahu ha proclamado desafiante que cualquier negociación se producirá “bajo el fuego”, prometiendo “desatar un infierno” aún mayor en Gaza. Y mientras, Trump y su corte de fascistas y racistas no solo le apoyan y financian, lanzan sus bombas sobre Yemen intentando aplastar a las milicias hutíes y enviar un mensaje inequívoco al mundo: cualquiera que se oponga al genocidio sionista contra el pueblo palestino se enfrentará a una dura respuesta de Washington.
¡Basta de complicidad y doble lenguaje! ¡Ruptura total de relaciones con Israel ya!
Pero si el régimen sionista y el imperialismo estadounidense pueden actuar de modo tan brutal y desafiante es por la cobardía e hipocresía de todos esos Gobiernos supuestamente “democráticos” y que públicamente “muestran su preocupación” por lo que ocurre en Gaza e incluso hacen declaraciones de condena pero a la hora de la verdad miran hacia otro lado.
Hasta medios nada sospechosos de simpatizar con el movimiento de solidaridad con el pueblo palestino como El País se ven obligados a reconocer que “Netanyahu demuestra que no quiere la paz” y actúa “con completa unilateralidad y con una intensidad letal contra la población civil pocas veces vista (...) atacando zonas previamente declaradas como “seguras” por el mismo Ejército israelí y adonde durante los meses anteriores se había animado a instalarse a centenares de miles de refugiados”[1].
Pero todas estas palabras se las lleva el viento cuando el Gobierno del PSOE-Sumar sigue manteniendo relaciones diplomáticas y comerciales con el Estado sionista, vendiéndole y comprándole armas y alimentando su máquina de guerra y muerte. Basta ya de hipocresía, señores militaristas de la progresía mediática y política. Vuestras lágrimas de cocodrilo son un insulto para el pueblo palestino.
Hace apenas un mes distintos medios de comunicación daban a conocer una investigación de las organizaciones Progressive International, Palestinian Youth Movement y American Friends Service Committee, denunciando como al mismo tiempo que el Gobierno de Pedro Sánchez proponía en octubre de 2024 en un foro organizado por el Grupo Prisa a la comunidad internacional “suspender el envío de armas a Israel”, su Gobierno ha seguido enviando en secreto más de 60.000 armas al régimen de Tel Aviv para seguir masacrando al pueblo palestino. ¡Que cinismo más despreciable!
Esta pasividad cobarde se extiende a los propio Gobiernos árabes y al papel de potencias como Rusia y China, que es el segundo socio comercial de Israel y tiene inversiones muy importantes y no solo no ha movido un dedo en apoyo al pueblo palestino sino que ha presionado a los propios Gobiernos árabes para que sigan mirando a otro lado. Lo único que interesa a todos ellos es la estabilidad de sus negocios e intereses y que los beneficios manchados en sangre de las grandes empresas sigan fluyendo.
Frente a todo este doble discurso la alternativa solo puede ser la movilización popular y las acciones que pongan el apoyo al pueblo palestino en el centro del debate y contra esta nueva masacre. Levantar un movimiento de solidaridad internacionalista que ponga el acento en denunciar la complicidad cobarde de los Gobiernos que, como el de Pedro Sánchez, reconoce el Estado palestino, un brindis al sol sin consecuencias, pero siguen plegándose a las presiones de los grandes bancos y grupos empresariales para mantener todos los negocios, inversiones e intercambios comerciales con el régimen criminal de Netanyahu.
La lucha contra el genocidio del pueblo palestino pasa por acabar con las políticas de paz social y las acciones testimoniales de cara a la galería de los dirigentes sindicales de CCOO y UGT y la izquierda institucional que sostiene a Pedro Sánchez. Hay que tomar las calles, reforzando y extendiendo aún más el movimiento de solidaridad internacionalista con el pueblo palestino.
¡Todos y todas a las manifestaciones contra esta nueva masacre y en apoyo al pueblo palestino!
¡Basta de complicidad y doble lenguaje del Gobierno de Pedro Sánchez!
¡Ruptura total de relaciones comerciales y diplomáticas con Israel ya!
¡Ni un euro ni una bala para el régimen nazisionista de Netanyahu!
¡Palestina vencerá desde el río hasta el mar!
