Por su interés compartimos este artículo de Daniel Lobato publicado en diario-red. Pincha aquí para acceder al original
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La aprobación de la resolución 2803 en el Consejo de Seguridad de la ONU gracias a la abstención de Rusia y China otorga un cheque en blanco al director del genocidio, EEUU, y al ejecutor del genocidio, Israel, para que sigan explorando las vías de limpiar étnicamente Palestina de palestinos
La resolución autoriza a EEUU exigir el desarme del pueblo palestino, valida la llegada a Palestina de un ejército mercenario a las órdenes de EEUU, y otorga a Trump un mandato colonial sobre Palestina con Tony Blair y Jared Kushner como los nuevos procónsules imperiales plenipotenciarios, emulando al primer gobernador del mandato británico, Herbert Samuel. La resolución contraviene principios fundamentales del derecho internacional, antagónicos al texto aprobado, y permite oprimir aún más a las víctimas palestinas por sus victimarios Israel y EEUU.
Al consentir Rusia y China en el CSONU la aprobación de la resolución 2803, de una forma exageradamente cínica tras sus discursos en la sesión muy agresivos contra el texto, aceptan reconvertir el rol de la ONU al que tuvo la antigua Sociedad de Naciones, dando un mandato colonial a EEUU sobre Palestina.
Además de permitir que la ONU se transforme en una máquina colonizadora al servicio de los actores genocidas, EEUU e Israel, parece que Rusia y China se instalan en la consideración de la colonización de Palestina como un “conflicto regional menor”, en lugar de analizar el esquema de agresión de EEUU por tres flancos contra Eurasia, en el que Palestina es la cabeza de playa de uno de ellos.
El imperio, representado por EEUU y sus vasallos europeos, tiene tres frentes de guerra principales contra Eurasia para lograr la penetración al interior continental, su fracturación y explotación de sus recursos: Ucrania; Taiwan; Asia Occidental/Oriente Medio, en una franja desde Palestina hasta Irán, Afganistán y antiguas repúblicas soviéticas de Asia. Esta franja es ampliable al Mar Rojo y Yemen.
En este escenario, lo normal sería que los actores que resisten la agresión imperial en esos tres vértices del continente tuvieran cierta coordinación y apoyo mutuo: Rusia; China; Grupo formado por palestinos, libaneses, iraníes, yemeníes y otros.
En este escenario, además Rusia y China se muestran ante el mundo como proponentes de un nuevo orden de relaciones internacionales que no esté basado en la coerción, agresión y sometimiento, por ejemplo con Brics+ y Organización de Cooperación de Shanghai.
Esa propuesta rusa y china de relaciones más respetuosas con la soberanía de cada nación por supuesto la apoyan los actores del tercer frente euroasiático: palestinos, iraníes, libaneses, yemeníes, etc., junto a otros muchos países del planeta.
Aquí llegamos a la paradoja.
Mientras Rusia y China se respaldan mutuamente en los foros internacionales con respecto a sus líneas rojas respectivas, Ucrania y Taiwan, sin embargo sus actuaciones son completamente erráticas y en muchas ocasiones alineadas con el imperialismo en la región de Asia Occidental, el tercer frente de guerra del continente euroasiático.
En los últimos veinte años Rusia y China han consentido resoluciones del Consejo de Seguridad ONU validando el terrorismo de EEUU y Europa contra los pueblos y naciones de Asia Occidental. En esas resoluciones se dictaba el desarme de la resistencia libanesa, el desarme de Irán, el desarme de Yemen, o permitiendo resoluciones que han impuesto terribles sanciones económicas y opresión a estos pueblos. No incluyo a Libia por ceñirme a las áreas geográficas euroasiáticas.
De nuevo Rusia y China permiten la aprobación de una resolución que golpea a un pueblo subyugado y oprimido en la región, pero en este caso con el añadido de que los palestinos sufren un genocidio en curso, con órdenes emitidas por la Corte Internacional de Justicia y la Corte Penal Internacional y procesos judiciales en desarrollo que ahora parecen querer enterrarse.
Los medios más importantes de Rusia y China han emitido lacónicos textos sobre la aprobación de la resolución sin analizar el terrible contenido de la misma ni valorar o explicar la abstención de estos dos países
La paradoja es que los palestinos, junto a sus aliados regionales, están haciendo en su frente del occidente asiático la misma tarea que Rusia y China hacen sus frentes respectivos: repeliendo la agresión del imperio, y en este caso tratando de derribar la fortaleza colonial erigida, llamada Israel. La paradoja es que Rusia y China permiten que los palestinos sean aún más castigados y despojados de derechos inalienables por ejercer su autodefensa.
Los medios más importantes de Rusia y China han emitido lacónicos textos sobre la aprobación de la resolución sin analizar el terrible contenido de la misma ni valorar o explicar la abstención de estos dos países. En aquellos que hay un análisis más extenso se omite toda referencia al respaldo que la resolución otorga a EEUU e Israel en su continuación de la dominación colonial, no se señala la vulneración de principios fundamentales del texto aprobado, e implícitamente la retórica es prosionista y antipalestina. Esto último no es nuevo en la mayor parte de los grandes medios rusos.
En otros medios y redes sociales sí se han podido leer argumentos por parte de defensores de ambas potencias sobre las razones de su abstención en el CSONU.
En general la defensa a Rusia y China se centra en tres grandes ideas. Una es que no se puede exigir a Rusia y China un apoyo a los palestinos que estos no reciben de países árabes o islámicos (Argelia o Pakistán votaron a favor de la resolución en el CSONU). Otra, que el “gobierno legítimo de los palestinos”, la Autoridad Palestina, está a favor de la resolución, y por tanto Rusia y China no deben ser más papistas que el Papa defendiendo a los palestinos. La última razón se centraba en el relato, que en caso de vetarse la resolución, entonces EEUU tendría el relato perfecto en los medios hegemónicos para esgrimir que Trump había intentado la paz pero no había sido posible con el veto, y por tanto dando luz verde a la reanudación del genocidio.”
Todos los argumentos son muy burdos pero van con ellos.
Bajo el primero ningún pueblo merecería ser defendido por países lejanos si primero no intervienen en su ayuda los países limítrofes del agredido. Esta excusa desafía a la propia actuación de Moscú, ¿qué hacía Rusia ayudando desde 2015, presuntamente, a la lejana Siria en su lucha contra Al Qaeda? Adicionalmente se añade una falsa equivalencia entre la trascendencia del voto de cualquier régimen árabe al servicio de occidente con la capacidad de dos potencias con derecho a veto en el CSONU.
El segundo argumento es mezquino. No sólo por considerar al golpista régimen de Vichy palestino de Mahmoud Abbas como "gobierno legítimo de los palestinos", sino por esconderse en ese burladero para pasar página al elemento central que son las condiciones objetivas pasadas, presentes y futuras de 2,4 millones de palestinos de Gaza. Con la resolución se permite que reciban un respaldo renovado y unas palmadas en la espalda los perpetradores de la masiva tortura colectiva y exterminio a esa población y eso es conceptualmente independiente de si hay palestinos como Mahmoud Abbas que apoyan a Israel y a EEUU.
Entre los pueblos oprimidos siempre ha habido aliados de los opresores, en los bantustanes de Sudáfrica, en el gueto de Varsovia, en el caso chino en el gobierno de Manchukuo bajo la invasión japonesa o los colaboracionistas soviéticos con los nazis como Stepan Bandera, cuyo legado dice combatir Putin en Ucrania hoy en día.
Sigue habiendo un gigantesco esfuerzo por el imperio, en el que colaboran Rusia y China, en esconder que la representación de un pueblo ocupado está en quienes resisten a la ocupación, y que por tanto la representación legítima del pueblo palestino ha correspondido a Yahya Sinwar, Mohammed Deif, Ismael Haniyeh o también hoy a Ahmad Saadat y otros que siguen con vida.
El último argumento muestra una preocupación ruín acerca de cuál podría ser el relato mediático de Rusia y China frente al de EEUU al día siguiente en caso de haber vetado la resolución. Así pues, por no perder la guerra por el relato se accede a forzar a que se desarmen los judíos del gueto de Varsovia frente a los nazis, introducir una fuerza militar mercenaria que alivie a Israel o avalar un mandato colonial opresivo de EEUU hacia los palestinos con una base militar norteamericana de 500M$ ya prevista junto a Gaza, ¿Cuál ha sido el "relato ganador" de Rusia y China al día siguiente de permitir la resolución?
Todos estos falsos dilemas se han desarrollado en medio de un genocidio que sigue su curso con más de 250 palestinos asesinados desde la aplicación del ficticio alto el fuego de Trump y su esperpento en El Cairo, y que explotará inevitablemente de nuevo, hace dos días 15 palestinos asesinados en Líbano y 30 en Gaza.
Rusia y China, que sufrieron guerras coloniales con decenas de millones de personas exterminadas por Alemania y Japón, siguen renunciando al relato correcto de describir la guerra de colonización en curso en Palestina. Por supuesto la responsabilidad del relato correcto no es sólo de Rusia y China, pero tienen derecho a veto en la ONU. Lamentablemente multitud de países renuncian a emplear ese relato correcto, incluyendo numerosos que sufrieron también guerras existenciales frente a proyectos colonizadores. Argelia o Pakistán votando a favor de la resolución son el paradigma de esa aberración. Una guerra existencial para los nativos en la que está en juego el reemplazo demográfico forzoso por parte de los
colonos, que dada su inferioridad numérica necesitan hacer desaparecer de Palestina a millones de palestinos para que su régimen no caiga.
Inevitablemente esas fuerzas de marea subyacentes entre los colonos israelíes y los nativos palestinos volverán a detonar un nuevo capítulo de la guerra regional aún más virulento y sangriento y el relato se desmoronará.
Así lo han entendido las masas de todo el planeta, que llevan sometidas dos años a una narrativa cómplice atronadora por los medios del imperio y sin embargo han sabido comprender la realidad de lo que ocurría saliendo a las calles por millones exigiendo castigo a Israel.
En definitiva, ni siquiera se le exigía a Rusia y China que planteasen un pulso militar, o enviasen armas a los palestinos, o que incluso se enfrentasen bélicamente al imperio, que por cierto es lo que mandata la legalidad internacional que se debería hacer, y así lo reclamó Gustavo Petro o es lo que ejercen activamente Hezbollah, Yemen, fuerzas iraquíes o Irán.
En este caso sólo se debía hacer lo correcto: vetar esa resolución 2803 del CSONU por toda la carga criminal que contiene (una resolución diabólica en palabras de Craig Mokhiber) y porque invalida principios más elevados y fundamentales, como la propia Carta ONU, la Convención contra el genocidio o decenas de resoluciones de otro tipo, incluida la del derecho a resistencia de pueblos bajo ocupación o el derecho de autodeterminación del pueblo palestino.
Y además, porque conceptualmente esa resolución es antagónica con los postulados que estas dos potencias pregonan para su nuevo mundo multipolar que proponen. ¿Su nuevo mundo de los BRICS+ incluye los mandatos coloniales o el desarme de los pueblos ocupados? Por supuesto los responsables del genocidio seguirán siendo EEUU, Europa e Israel, pero Rusia y China afirmaban oponerse a esa hegemonía de la muerte y no lo han hecho.
Tres días antes de la votación de la resolución en la ONU los medios israelíes anunciaban la adjudicación a empresas chinas de contratos para infraestructuras energéticas estratégicas por valor de miles de millones de dólares
Y esto va más allá de una equivocación singular; cuando hay un patrón de conducta histórico por Rusia y China de veinte años de resoluciones contra los pueblos de Asia Occidental entonces las razones tienen que ser otras más allá del error.
Tres días antes de la votación de la resolución en la ONU los medios israelíes anunciaban la adjudicación a empresas chinas de contratos para infraestructuras energéticas estratégicas por valor de miles de millones de dólares. Estas se suman a las inversiones por decenas de miles de millones de dólares que China ya ha realizado en el régimen israelí. Con respecto a Rusia, más allá de los millones de colonos en Palestina originarios de la ex URSS y sus influyentes conexiones con Moscú, también están por ver los peajes que Rusia deberá pagar por querer mantener sus bases en Siria. Recordemos que hoy Siria es básicamente un campo de juego de la OTAN e Israel, con el agente del imperio y líder de Al Qaeda, Al Jolani, instalado como presidente, el cual visitó Rusia hace unas semanas con una recepción calurosa en Moscú. Se antoja muy retorcido imaginar cómo Putin podrá mantener una base naval y las bases militares rusas en el territorio sirio dominado por el imperio desde hace un año.
A pesar de todo lo anterior, las fuerzas de marea subyacentes continúan colisionando y son mucho más poderosas que la fraudulenta resolución de partición de Palestina en 1947, o que esta resolución de recolonización de Palestina de 2025. La historia es una acumulación de acontecimientos sobre el terreno, como resultado de esas fuerzas en colisión, que se dirige hacia un lugar diferente al que pretenden conducirla esta acumulación de ilegítimas decisiones impulsadas por los verdugos del momento y consentidas o apoyadas por cómplices necesarios.
El derecho natural que los palestinos y sus aliados ejercen de resistirse a la colonización y limpieza étnica de Palestina acabará dándoles la victoria, haciendo colapsar al régimen israelí en pocos años. La propia ONU se dirige hacia la basura de la historia vinculando su destino a estos complots que traicionan las heroicas luchas de descolonización de las que hemos sido testigos en la historia.
Como dijo en 2017 el líder de Hezbollah Hassan Nasrallah: “Rusia no forma parte del Eje de la Resistencia y su posición no es coherente ni compatible con nuestra posición. Cuando luchamos contra Israel lo hacemos solos.”



















