¡Un completo fraude que blanquea a los responsables de la catástrofe ecológica!

Esta semana arrancará en Madrid la Cumbre Mundial del Clima COP25. A pesar de que ya no se organiza en Chile, la presidencia de la misma seguirá correspondiendo al Gobierno asesino de Piñera, algo que no parece incomodar ni a Pedro Sánchez, ni a las Naciones Unidas, ni a ninguna de las democráticas naciones europeas. Una cumbre, además, que está siendo una plataforma publicitaria descarada para las grandes empresas capitalistas que son la causa de la actual degradación medioambiental.

Como en cumbres anteriores se hacen llamamientos vacíos a actuar para frenar la catástrofe climática que nos amenaza, al tiempo que se culpa a la población en general de las consecuencias del cambio climático. Los mismos llamamientos que se hicieron antes y después de la reunión de París, y que finalmente han quedado en nada, alcanzándose en 2018 un nuevo récord histórico de concentración de gases efecto invernadero, el más alto desde hace tres millones de años.

El Ibex 35 se vuelve ecológico a cambio de desgravaciones fiscales y publicidad

Pero sin duda, lo más escandaloso de la cumbre de Madrid es el papel que se está otorgando a las grandes multinacionales capitalistas, en este caso españolas, en la organización y financiación de la misma.

La ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, se ha dirigido a las grandes empresas del Ibex 35 para solicitar su apoyo económico a la cita, planteando que se conviertan en patrocinadores. Para ello, se ha aprobado un Decreto de urgencia que permite a Iberdrola, Endesa, Banco Santander, BBVA, etc., acogerse al tope máximo de desgravaciones fiscales recogido en la Ley de Mecenazgo, hasta el 90% de las cantidades aportadas, en un periodo de actuación que se extiende desde el 1 de noviembre de 2019 hasta el 31 de marzo de 2020.

Obviamente, todas ellas, empezando por Iberdrola y Endesa, que serán los patrocinadores oficiales de la Cumbre, no han dudado en subirse rápidamente al carro sacando a relucir su cara más verde y ecológica.

La paradoja es que todas estas grandes multinacionales y bancos son las principales responsables del cambio climático y de la degradación del planeta, ya que controlan y determinan qué se produce, cómo se produce y cuánto se produce.

Iberdrola, por ejemplo, es la 8ª empresa en el Estado español que más gases efecto invernadero genera, pero es que además fue condenada por la Audiencia Nacional por el uso fraudulento de subvenciones públicas, 12 millones de euros, destinadas a potenciar energías renovables pero que acabaron destinándose a la quema de gas, es decir, de energías fósiles.

Otro ejemplo es el del Banco Santander, que figura como una de las entidades bancarias a nivel mundial que más proyectos de extracción de combustibles fósiles financia, incluyendo el fracking, como los de el Ártico o las supercontaminantes arenas bituminosas en Canadá. De hecho, el banco presidido por Ana Patricia Botín, que ahora se reclama ecologista además de feminista, financia a la empresa energética más contaminante de Europa, la polaca PGE (Polska Grupa Energetyczna), que produce energía mediante carbón, siendo el segundo banco a nivel europeo en la financiación de la industria del carbón. También fue uno de los bancos responsables de la salida a bolsa de la empresa petrolera saudí estatal Aramco, la más contaminante del planeta.

Por otro lado, junto al BBVA, lidera la financiación de la industria armamentística, una de las más contaminantes del mundo. Obviamente, con este historial, el Santander más que querer ayudar en esta cumbre climática, lo que trata es de darse un lavado de cara.

La otra gran patrocinadora de la Cumbre, Endesa, fue en 2018 la empresa más contaminante del Estado español, emitiendo 30 millones de toneladas de CO2 a la atmósfera, señalando el Observatorio de la Sostenibilidad que "es y será el primer emisor durante muchos años hasta que no realice una profunda transformación de sus métodos de generación eléctrica".

En la lista de patrocinadores encontraremos a casi todas las empresas españolas más contaminantes en 2018, como Repsol, Naturgy o EDP.

La realidad es que todas estas multinacionales y bancos van a hacer el negocio del siglo. Por un lado recuperarán prácticamente sus aportaciones a la Cumbre, si no es que obtienen incluso beneficios por otras vías, mediante las generosas desgravaciones fiscales garantizadas por el Gobierno en funciones del PSOE. Por otro lado, se beneficiarán de una fastuosa campaña de marketing y publicidad de cara a limpiar su nombre y tratar de obtener nuevas inversiones y clientes.

El problema es el capitalismo

Pero además, como ya ha ocurrido en todas las Cumbres anteriores incluida la de París, petroleras, empresas de gas y energía, bancos, etc., participaran en la farsa de Madrid directa o indirectamente, a través de lobbies o de los propios Gobiernos, de cara a condicionar cualquier normativa o legislación que pueda perjudicar a sus intereses económicos.

Recientemente se han desclasificado documentos de la Global Climate Coalition (GCC), un lobby integrado por las grandes petroleras y empresas energéticas norteamericanas, que desvelan como las mismas influyeron en el desarrollo y acuerdos adoptados en las diferentes cumbres climáticas entre 1989 y 2002.

También se ha conocido que en la COP24 celebrada en Polonia, un alto directivo de Shell, la novena compañía más contaminante del mundo, reconoció que influyeron directamente en la redacción del Acuerdo de París. La reunión de París, financiada en un 20% por multinacionales y bancos, lobbies del sector del carbón, del petróleo o del transporte aéreo o marítimo, condicionaron la redacción de los acuerdos, obviamente suavizándolos o anulándolos en beneficio de sus negocios.

A pesar de la gravedad de la situación, esta nueva cumbre de Madrid volverá a fracasar. La experiencia demuestra tozudamente que es imposible compatibilizar los intereses de los grandes capitalistas con los intereses del planeta y de la humanidad. Según un reciente estudio de la revista Nature, solo 100 multinacionales son causantes del 70% de los gases efecto invernadero, ya que concentran en sus manos el grueso de la producción mundial de materias primas.

El capitalismo es un sistema de producción que se basa en la acumulación de beneficios privados, y esa es la única lógica que mueve a los bancos y grandes empresas, sin importar las consecuencias sociales y medioambientales. Los responsables de la destrucción ambiental, por tanto, tienen nombre y apellidos, el de esas mismas multinacionales que financiarán la COP25.

Por un ecologismo revolucionario y anticapitalista

El Gobierno en funciones del PSOE y la ministra de Transición Ecológica tratan de vendernos su compromiso con el cambio climático y con el planeta, pero como hemos visto, se trata de una estafa. A la hora de la verdad, como en muchas otras cosas, se ponen del lado de los mismos que están destruyendo el planeta. O se está con los capitalistas, o se está con el planeta.

El próximo 6 de diciembre decenas de miles saldremos a las calles para denunciar justamente esto, que no queremos más teatrillos, fraudes y engaños, que hay responsables, y que es necesario acabar con el capitalismo de cara a construir una sociedad sostenible, igualitaria y justa, una sociedad socialista.

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