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Conferencias sindicales de El Militante  

UNA ALTERNATIVA OBRERA A LA CRISIS CAPITALISTA

Tras una década de "boom económico" en que los beneficios de la gran banca, los grandes monopolios y los grandes especuladores inmobiliarios se han disparado obscenamente, la crisis de la economía capitalista se extiende desde los países más industrializados hasta los continentes más pobres. Una crisis financiera descontrolada, la más importante desde el crac de 1929, amenaza los cimientos del capitalismo.

En estas condiciones, la burguesía pretende descargar sobre los hombros de las familias trabajadoras las consecuencias de la recesión y el caos económico: despidos, recortes salariales, privatizaciones de servicios públicos, precariedad... Pero este plan tiene también otra cara: la utilización de cientos de miles de millones de euros del dinero público para salvar a la gran banca de la quiebra y evitar de paso un colapso del conjunto de la economía mundial. En definitiva, socializar las perdidas después de que se hayan privatizado las ganancias, o parafraseando a un conocido escritor norteamericano "Socialismo para los ricos, capitalismo para los pobres".

En el Estado español la situación de la inmensa mayoría de la clase trabajadora empeora cada día que pasa. Según cifras de Instituto Nacional de Estadística (INE), más de 10 millones de trabajadores cobramos salarios inferiores a los 1.000 euros al mes o raspamos esa cantidad: la media de los salarios en 2007 era la misma que en 1997; al mismo tiempo, seguimos a la cabeza de la precariedad laboral de la Unión Europea, con un 34% del total de la fuerza de trabajo; en el caso de los jóvenes menores de 30 años, el porcentaje sube al 45% y triplica la media comunitaria. En contraste, las empresas que cotizan en el Ibex 35 obtuvieron, en 2007, unos beneficios de más de 49.000 millones de euros, un 15'7% más que el año 2006. Unos resultados espectaculares a costa de nuestra sobreexplotación y de un trasvase gigantesco de plusvalía de nuestros bolsillos hacia los suyos.

Pero en este año las cosas han ido a peor. Además de una escalada descontrolada de la inflación, que afecta fundamentalmente a los precios de los productos de primera necesidad, la recesión económica en la construcción y en la industria está afectando de lleno al empleo. El número de parados se ha incrementado un 24,7% en el último año, es decir 500.000 parados nuevos, colocando el total de desempleados en ¡2, 5 millones! En la construcción se pronostica un millón de parados en el sector para mediados de 2009, y en la industria del automóvil ya se han anunciado planes para despedir a 1300 trabajadores en Ford y otros 600 en Opel. La perspectiva es que los expedientes de regulación de empleo y cierres de empresas se multipliquen en los próximos meses. Por otra parte, la directiva aprobada por la Unión Europea a favor de la extensión de la jornada laboral a 60 horas semanales es una clara advertencia de hasta donde están dispuestos a llegar en sus ataques a los trabajadores. Impedir que estos planes salvajes se lleven a cabo, defender nuestros salarios y empleos, solo será posible si el conjunto de la clase trabajadora y de la juventud se moviliza masivamente, demostrando su enorme fuerza paralizando la producción y el país.

¿Para quién gobierna Zapatero? cartelem_sindical_oct08_castellano2.jpg

José Luis Rodríguez Zapatero fue aupado al gobierno con el voto de millones de trabajadores y jóvenes, hartos de la pesadilla que significaba la política del Partido Popular. Entre el año 2000 y el 2004, la movilización contra la guerra imperialista en Iraq, ante el desastre del Prestige, en la huelga general del 20J de 2002, o contra la manipulación grosera de los atentados del 11M, demostraron la firme decisión de la mayoría de la población por cambar las cosas. Tras una nueva derrota electoral de la derecha en marzo de 2008, el gobierno del PSOE, más allá de algunas tímidas reformas en su mayoría más cosméticas que otra cosa, ha adoptado la línea de hacer concesión tras concesión a los de siempre: los grandes empresarios, los grandes banqueros y, por que no reconocerlo, a la derecha y la iglesia.

Un análisis somero de las últimas medidas aprobadas por el gobierno de Zapatero arroja mucha luz. Por ejemplo, la decisión de devolver 400 euros de las retenciones del IRPF a todos los trabajadores, autónomos y pensionistas, ha sido presentada como la quintaesencia de lo que es hacer una política económica progresista. Pero ¿paliará esta medida los efectos de la subida brutal de la inflación y las hipotecas? Evidentemente no.

Otras decisiones, como reconvertir en Vivienda de Protección Oficial una parte de las cientos de miles de viviendas construidas por promotoras privadas, utilizando el dinero público para comprarlas, o ampliar el tiempo de pago de las hipotecas para aquellas familias con dificultades, tienen un común denominador: mantener los sacrosantos beneficios de las inmobiliarias y asegurar que los salarios de los trabajadores sigan cumpliendo puntualmente con las hipotecas bancarias. Otras "actuaciones" contra la crisis tienen también a los empresarios como beneficiarios. Tal es el caso de la desaparición del impuesto de patrimonio, medida que permitirá a los grandes capitalistas dejar de pagar al Estado ¡más de 1.000 millones de euros!; o la reducción, en un 30%, de todas las cargas administrativas para las empresas. ¿Es así como se protege a los más débiles?

El presidente Zapatero ha enviado otros mensajes igual de nítidos. Al frente del Ministerio de Trabajo e Inmigración ha colocado a Celestino Corbacho, que se ha despachado a gusto con declaraciones durísimas contra los trabajadores inmigrantes que nada tienen que envidiar al discurso del PP. El hecho de que el gobierno este favoreciendo la privatización de servicios públicos esenciales, como la sanidad y la enseñanza;.advierta contra las dificultades de mantener los presupuestos del INEM que dan cobertura a los desempleados; o realice llamamientos a favor de una nueva reforma de las pensiones, son muy indicativos del giro hacia la derecha que esta protagonizando. En definitiva ¿Para quién gobierna Zapatero? La pregunta no es difícil de responder: si los dirigentes del PSOE se conforman con aceptar las reglas del juego del capitalismo y renuncian a la transformación socialista de la sociedad, los que ganan con su política no pueden ser otros que los grandes empresarios.

Por un sindicalismo de clase, combativo y democrático

En los últimos años parece como si los dirigentes sindicales de UGT y CCOO hubieran vivido en otro mundo. Sus acciones y declaraciones demuestran que han sido deslumbrados por una década de crecimiento económico de la que sólo han visto los "brillos". Toda su política "realista" de pactos, concesiones y desmovilización, ha ido cediendo, palmo a palmo, conquistas históricas del movimiento obrero. Su modelo de acción sindical se ha reducido a un "diálogo" permanente con los empresarios, hasta acabar convencidos de que lo que es bueno para los capitalistas también es bueno para la clase obrera. De esta manera, una parte considerable de los dirigentes sindicales se han transformado en magníficos gestores de la economía de mercado. Pero este modelo de acción sindical, tan "realista" y "razonable" para los empresarios, es absolutamente incapaz de hacer frente a la avalancha de ataques que se avecinan.

La crisis del capitalismo ha pillado por sorpresa a los dirigentes sindicales. En lugar de preparar al movimiento obrero para una lucha decisiva, los responsables de UGT y CCOO se limitan a pedir... ¡Un nuevo modelo de crecimiento para salir de la crisis! Un "modelo" basado, supuestamente, en la industria, en la tecnología, en la formación, etc...y que sustituya el ladrillo y la mano de obra barata como motores de la economía.  El pequeño inconveniente de este "plan" es que los capitalistas tienen sus propios proyectos para sortear esta crisis de sobreproducción: preservar sus beneficios y poner el capital acumulado en los últimos años a buen recaudo. Y tienen bastante claro cómo hacerlo: abaratando más los costes salariales, intensificando la explotación de los trabajadores, "adecuando las plantillas al volumen de negocio", es decir, despidiendo a más gente, y congelando las inversiones hasta que se presenten oportunidades más claras o meter el dinero en otras burbujas especulativas que les brinden altas tasas de beneficios. ¿A cuento de qué un empresario va a invertir en aumentar su capacidad productiva, en nuevas plantas o en más contratación de trabajadores?

Es el momento, por tanto, de dar un giro de 180º en la política de los sindicatos. Aunque el gobierno y la patronal pretenden implicar nuevamente a los dirigentes sindicales en otro pacto social, que asegure la paz en las fábricas mientras se atacan nuestros salarios y se liquidan decenas de miles de empleos, la situación es muy diferente a la de años atrás. Después de una experiencia muy dura, la clase obrera esta demostrando que no aceptará más sacrificios sin luchar. Huelgas como la de los trabajadores del metal de Vigo, de la construcción de Pontevedra, del sector de la limpieza en Asturias o de la sanidad pública en Euskadi; la de los trabajadores de limpiezas del metro, de los autobuses o de la Televisión pública de Madrid; o las magníficas y exitosas luchas de los trabajadores de la Administración Estatal de Justicia y de los Transportes Municipales de Barcelona, han puesto a prueba nuestra fuerza cuando luchamos unidos y de manera decidida. Todos estos conflictos, en mayor o menor medida, han desbordado a los dirigentes sindicales. Y es de prever que los trabajadores no nos dejaremos arrebatar nuestros salarios y empleos fácilmente. Somos una clase obrera que se ha nutrido en esta última década por cientos de miles de jóvenes trabajadores y millones de compañeros inmigrantes, curtidos por la explotación más despiadada, que no nos arrojaremos al precipicio voluntariamente. No vamos a aceptar fácilmente las recetas de más sacrificios y penurias que nos tiene preparada la patronal con la complicidad de un sector de nuestros dirigentes.

Construir una fuerte corriente marxista en los sindicatos de clase

Los sindicatos de clase son patrimonio del movimiento obrero, no de un "aparato" sindical cada día más alejado del auténtico sentir de los trabajadores. No se trata, por tanto, de construir pequeños sindicatos, sino impulsar desde abajo, en las fábricas, en los tajos, en las empresas, una fuerte corriente marxista de trabajadores en los sindicatos de clase, para defender un programa combativo, basado en la lucha unificada y en decisiones tomadas colectiva y democráticamente en asamblea. Sin organización, los trabajadores sólo somos materia prima para la explotación, pero la organización tiene que dotarse del programa más avanzado, las consignas más resueltas, los mejores métodos para asegurar la victoria en cada lucha, es decir, del programa del marxismo revolucionario.

El sindicalismo marxista, a la vez que impulsa decididamente la lucha por las mejoras salariales y laborales, por la defensa del empleo, no la considera como una realidad al margen de la sociedad capitalista. Cualquier combate parcial por mejorar las condiciones de vida de los trabajadores, tiene que formar parte de otro más global y general por acabar con el capitalismo y transformar la sociedad en líneas socialistas. Marx explicó, y sigue siendo una explicación completamente valida, que la emancipación de la clase trabajadora no puede realizarse fábrica a fábrica.

Los trabajadores marxistas defendemos un programa para combatir la crisis y que además contribuya a fortalecer la lucha por la transformación socialista de la sociedad. Muchos se preguntarán de donde saldrán los recursos para llevar a cabo estas reivindicaciones. Nosotros lo decimos con claridad: de la expropiación de la banca, la tierra y los grandes monopolios, que concentran la parte del león de la riqueza que los trabajadores hemos creado y son los verdaderos responsables de la crisis económica y del caos que reina en numerosas partes del planeta. Estas palancas, puestas a producir bajo el control democrático de los trabajadores, podrían resolver las acuciantes necesidades que hoy padecen millones de personas en el Estado español y en todo el mundo: el paro, la escasez de vivienda, el deterioro de la educación y la sanidad pública, las falta de servicios sociales, los bajo salarios...Liberada del beneficio capitalista, una economía planificada en bases socialistas haría posible la reducción inmediata de la jornada laboral para que el conjunto de la población pudiese participar directamente en las tareas de control y gestión de la vida pública, de la economía, la política, la cultura...abriendo así la senda para un progreso social inimaginable.

La clase trabajadora tiene una inmensa fuerza acumulada. Cualquier aspecto de la producción capitalista depende de los trabajadores: la construcción, el transporte, la extracción de petróleo, los servicios, la enseñanza...sin nuestro amable permiso la maquinaria capitalista no podría funcionar un solo día. Toda nuestra fuerza potencial, que nos proporciona la posición que ocupamos en el proceso productivo, tiene que transformarse en fuerza real. Y para ello necesitamos contar con una organización auténticamente socialista dispuesta a transformar la sociedad, con una organización capaz de unir a millones de trabajadores en una lucha común por el socialismo.

¡Por un sindicalismo combativo, de clase y democrático!

¡Trabajador, trabajadora, únete a la Corriente Marxista El Militante para luchar por el socialismo!

Por una alternativa socialista frente a la crisis capitalista

  • Por la recuperación del poder adquisitivo de los salarios. Escala móvil precios salarios. Salario Mínimo de mil euros al mes a partir de los 16 años.
  • Retirada inmediata de la directiva europea de las 60 horas ¡Jornada laboral de 35h sin reducción salarial para repartir el trabajo y mantener el empleo!
  • En defensa de todos los puestos de trabajo. Nacionalización de las empresas en crisis bajo control democrático de los trabajadores. Jubilación a los 60 años con el 100% del salario con contratos de relevo.
  • Subsidio de desempleo indefinido hasta encontrar un puesto de trabajo equivalente a un SMI de 1.000 euros. Ningún recorte en el subsidio de desempleo. Transporte gratuito para los parados.
  • No a la precariedad laboral. Fijo a los quince días. Por trabajo periódico, contratos de fijos discontinuos. No a las ETTs.
  • No al prestamismo laboral. Integración en plantilla de los trabajadores de compañías auxiliares que trabajan de forma permanente en el recinto de la factoría. Equiparación salarial y de jornada de los trabajadores de auxiliares con la principal. Control efectivo de la jornada laboral. Una única compañía por actividad. Prohibición de la subcontratación en cadena.
  • Por una sanidad y una educación públicas digna y de calidad ¡No a la privatización de los servicios públicos! ¡Renacionalización de las empresas públicas privatizadas!
  • Nacionalización, bajo control obrero y sin indemnización, de los monopolios de la construcción para acometer la construcción de un millón de viviendas sociales en alquiler en los próximos cuatro años. Limitación legal del alquiler mensual al 10% de los ingresos familiares.
  • Derogación de la Ley de Extranjería y de la Directiva de retorno. Plenos derechos laborales y ciudadanos para los inmigrantes
  • Nacionalización de la banca, los grandes monopolios y los latifundios, bajo el control democrático de los trabajadores y sus organizaciones, para poner la economía a disposición de las necesidades sociales ¡Los capitalistas son los responsables de la crisis!

BÁJATE EL CARTEL DE LA CAMPAÑA EN PDF

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