El local de la Asociación Vecinal Doña Carlota-Numancia, en el Mercado de Doña Carlota, era, hasta hace dos semanas, un espacio autogestionado por vecinos del barrio con el mismo nombre. En él se encontraba la única biblioteca pública del distrito, tenían lugar reuniones y eventos de distintas asociaciones, y por las tardes se usaba como escuelita para clases de apoyo para niñas y niños del barrio.
Pero todo esto se ha desvanecido de un plumazo, cuando se ha notificado su expulsión del local a la asociación. El local, cedido hasta ahora por el propio mercado, se ha comercializado para la apertura de una tienda. El día 7 de diciembre, se obligó a la asociación a coger sus cosas e irse.
La gerencia del mercado –que representa al Ayuntamiento de Madrid– argumenta que esto ya se sabía, que la biblioteca solamente estaría abierta hasta que algún negocio se interesase por el espacio, ya que, y cito, “al final es un mercado”. Y ese es precisamente el problema: existen espacios públicos para los vecinos y vecinas hasta que llega una empresa y dice este: espacio es mío. Los beneficios y el interés económico de los de siempre están por encima de la vida cultural y social de un distrito como Vallekas.
El mercado ha ofrecido como alternativa un local diminuto y viejo en el que no se puede llevar a cabo ninguna de las actividades que tenían lugar hasta ahora. Vale la pena resaltar la ironía de que se cierre un espacio de clases de apoyo a jóvenes con necesidad de ayuda en la escuela, para abrir una tienda de juguetes. El Ayuntamiento del PP ha respondido a la petición de un espacio para la asociación diciendo que “no dispone de espacios para su posible cesión, y aunque así fuera, esta se haría en régimen de concurrencia competitiva”. Es decir, que los vecinos no tienen local ni lo tendrán. También aprovechan para recordar a la AAVV la existencia de subvenciones municipales para ayudar a pagar los gastos de una sede, encima recochineándose. Por supuesto, el Partido Popular empuja a todo el mundo al nada problemático alquiler privado.
Desde Izquierda Revolucionaria queremos denunciar el hecho de que cada día cierren más espacios públicos y haya menos disponibles. Primero fue el desalojo de la CSO La Atayala, ahora esto. No es una cuestión de desinterés vecinal. El problema es que el Ayuntamiento y el partido que lo dirige quiere terminar con todo lo público, desde la sanidad, la educación, la vivienda, hasta espacios autoorganizados donde las ciudadanas podamos pasar unas horas aprendiendo o sin gastar dinero. Nos quieren explotados, fuera de nuestros barrios y sin sitios donde podernos organizar. Esta es la libertad de la que nos habla Ayuso y Almeida, la de las cañitas en terrazas pero ni un mísero espacio público para bibliotecas en todo el Puente de Vallekas.
Enviamos todo nuestro apoyo a la AAVV y, aunque el Ayuntamiento no quiera, seguiremos impulsando redes de apoyo vecinal y político. Hay que construir una alternativa a la mano invisible a través de la colaboración entre vecinas y vecinos de clase trabajadora, que dé a la gente de nuestros barrios la idea de que hay una opción más justa más allá del sector privado.