¡Hay que echarlos con la lucha en las calles!

Ante la irrupción de Vox en las elecciones andaluzas, el PNV se ha precipitado a criticar la actuación del PP y Ciudadanos, que según Aitor Esteban “blanquean a Vox” con el objetivo de llegar a gobernar en Andalucía. El PNV aprovecha para presentarse como un partido “de centro”, una opción más progresista que la derecha española. Pero sus supuestas preocupaciones ante el auge de la extrema derecha son puro humo. Nunca ha tenido ningún problema para pactar con el PP. Pero es que, además, en lo fundamental apoya y aplica las mismas políticas de derechas en Euskadi, que ha convertido en su cortijo particular: recortes sociales y represión contra la clase trabajadora para hacer de oro a la burguesía  a la que tan fielmente representa. Como dice un refrán: kalean uso, etxean otso (paloma en la calle, lobo en casa).

Represión y corrupción

El vergonzoso juicio sobre el caso Cabacas ha demostrado cómo en Euskal Herria también la justicia está al servicio de los poderosos. A la burguesía le interesa mucho mantener intacta la capacidad represiva y la impunidad de la Ertzaintza y a esa labor se han prestado el aparato judicial y los políticos del PSE y del PNV. La muerte del joven Iñigo Cabacas el 5 de abril del 2012 por un pelotazo disparado por la Ertzaintza  tiene responsables políticos: El PSE al frente del Gobierno Vasco en el momento del suceso y  el PNV por respaldar la ocultación de pruebas y ascender  al Intendente Jefe de la Comisaría de Bilbao Jorge Aldekoa que dio la orden fatal que acabó con la vida del joven Iñigo “Entren en el callejón con todo lo que tenemos, entren en la Herriko”: Aldekoa, Rodolfo Ares, Estafania Beltran de Heredia y otros más también deberían haber estado en el banquillo.

No es casualidad que uno de los puntos de ataque que con más saña reprime el PNV sean los gaztetxes. Su verdadero carácter se retrata de arriba abajo cuando manda a los dispositivos de la Ertzaintza a desalojar por la fuerza los gaztetxes más importantes de las capitales. Con la entrada del año, están en peligro de desalojo policial varios gaztetxes de Donosti, Bilbo, Gasteiz e Iruñea. Más allá de la ley burguesa de la propiedad, el PNV teme como a la peste que la juventud más combativa se organice. Es consciente del peligro que eso le puede suponer. Esta claro que ante la proximidad de las elecciones pretende lanzar un mensaje a su base social más conservadora de que también sabe usar mano dura para imponer la ley y el orden. Pero es especialmente escandalosa la saña con la que Geroa Bai ataca al gaztetxe Maravillas en Iruñea, y cómo usa esto para aproximarse al PSN en una posible alianza tras las elecciones forales.

El  PNV  además de perseguir la impunidad en el caso de Iñigo Cabacas, también está intentando ocultar los múltiples casos de corrupción que  les  retratan directamente como lo que son, un partido corrupto. El Fiscal Josu Izaguirre,  en el Caso de Miguel dijo que “es una trama organizada con prácticas más propias de Sicilia que de un país serio”   y que entre “casi todos” los acusados existía un nexo común, su relación con el PNV.  Además, están los casos Miñano, Zambrana, Noticias, Epsilón Euskadi, Hiriko, Bidegi, etc. En la Oferta Pública de Empleo de Osakidetza (Servicio Vasco de Salud) el año pasado, que fue filtrada y amañada, el hermano del director económico de Osakidetza y exalcalde de Santurtzi por el PNV, Ricardo Ituarte, sacó una nota perfecta en el examen. Según el PNV, las dimisiones y ceses que han forzado en la cúpula del Consejo de Administración de Osakidetza no guardan relación con este hecho, es simplemente una renovación.

Por una alternativa revolucionaria. Ningún pacto con el PNV

Ante la irrupción de la extrema derecha en las instituciones y la deriva autoritaria del Estado español, los dirigentes de EHBildu han planteado una vez más una gran alianza electoral por el derecho a decidir  que vaya desde la CUP hasta el PNV. Pero es preciso entender que precisamente los factores que alimentan esta amenaza tan seria se basan en las dramáticas consecuencias de la crisis capitalista y la incapacidad de la izquierda reformista para plantear una lucha revolucionaria que ofrezca una alternativa real. Pretender aliarse con los mismos que provocan está situación y usan la represión con el objetivo de hacer frente a esta amenaza es un completo error sin sentido.

En el recorrido desde el pacto del nuevo estatus político y el tira y afloja en la negociación de los presupuestos, el PNV ha demostrado de sobra que no está interesado en cambiar absolutamente nada de lo que viene haciendo y que sigue firme en su defensa del régimen del 78. Pero sí que le interesa que los dirigentes de EHBildu claudiquen y acepten sus condiciones. La alianza que buscan pasa por desacreditar a la izquierda ante su base social para pasar a la ofensiva en sus ataques.

La clase trabajadora, la mayoría sindical y la izquierda revolucionaria debemos confiar únicamente en nuestras propias fuerzas, en nuestra capacidad de movilización y lucha por transformar esta sociedad.  La lucha debe continuar.

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