Reproducimos a continuación el artículo publicado en el diario Noticias de Álava a propósito de los históricos acontecimientos que tuvieron lugar el 3 de marzo en Vitoria.
A pesar del tiempo transcurrido la lucha que culminó el 3 de Marzo de hace 43 años sigue viva en la memoria de la clase obrera en Vitoria, Euskadi y a nivel internacional.
Era miércoles y era la 3ª huelga general que convocaban las comisiones representativas. La respuesta fue muy potente, más de un 90% de la población activa secundaron la huelga que en empresas como Mevosa, Forjas Alavesas, Aranzábal, Olazabal y Huarte, Areitio, Cablenor, Talleres Gama, y otras, llevaban de huelga luchando por reivindicaciones dignas en mejoras salariales y sociales, por el reconocimiento de los representantes elegidos en Asambleas y por la libertad de reunión y expresión. Todas las luchas son siempre una lección de la que podemos aprender, pero la que culminó el 3 de Marzo, por sus características especiales, nos enseñó métodos de lucha que hoy son una alternativa real en la actual situación.
Hacía más de un año que existía una coordinadora en la que integraban los trabajadores más conscientes en cada fábrica. Esta coordinación permitió que el 9 de enero de 1976, cuando empezaron a salir empresas a la lucha, las reivindicaciones fueran unitarias y muy similares en todos los centro de trabajo. Aumento salarial lineal e igual para todos, 100% salario por enfermedad o accidente, jubilación a los 60 años con jornada real y reducción de la jornada laboral. El método de lucha se basó en la elección directa en la Asamblea de las representantes de los trabajadores como único interlocutor ante la Dirección de la empresa y en la huelga y la solidaridad obrera.
Durante las primeras semanas las asambleas diarias y el debate sobre organizar la lucha, sobre la dimisión de los enlaces y jurados del Sindicato Vertical, sobre maniobras de las empresas y las octavillas lanzadas por la policía, fortalecen la unidad y, sobre todo la conciencia de que era necesario superan el marco de cada empresa.
El día 22 de enero se celebra la primera Asamblea General de todas las empresas en lucha lo que permite una dirección unificada ejercida por las Comisiones representativas. Aquí se aprueba no incorporarse al trabajo unilateralmente sino se readmiten a todas las despedidos y represaliados y se planifica la extensión de la lucha, primero incorporando a las mujeres de los trabajadores en huelga que celebran sus propias Asambleas, organizan el reparto de los alimentos y hacen marchas hacía las empresas y por todos los barrios obreros de Vitoria-Gasteiz duramente reprimidos por la policía con una violencia inusitada, después organizando el día 2 de febrero, la primera marcha conjunta de más de 7.000 trabajadores y trabajadoras hasta el Consejo de Empresarios exigiendo negociación colectiva, marcha que fue brutalmente disuelta por la policía nacional, y más tarde organizando una caja de resistencia que permitía concretar la solidaridad activa y expresaba la voluntad de ganar la lucha.
La ofensiva patronal, analizada en las asambleas, utilizó todos sus resortes de poder. La prensa y la radio, Ayuntamiento, Diputación, Gobierno, todos llamando al cese de la huelga como cuestión previa para una posible negociación y a “la paz” como si el problema creado fuera responsabilidad de los trabajadores y no falta de libertades y de la actitud de la patronal. Mientras repartían octavillas sin firmar contra la huelga, detenían a trabajadores, mandaban cartas de despido, imponían multas e intentaban desprestigiar a los dirigentes obreros más destacados hablando de “oro de Moscú”.
La primera huelga general se convocó el día 16 de febrero exigiendo libertad de detenidos y la negociación con los representantes elegidos en la Asamblea. Una huelga general que se preparó con asambleas en todos los barrios y una manifestación por todo Vitoria-Gasteiz. Aunque la huelga no fue generalizada fue importante y consiguió que a la semana siguiente todos los detenidos estuvieran en libertad.
La segunda huelga se convocaría el día 23 de febrero, la huelga tuvo poco seguimiento y una parte de los representantes obreros reaccionó con pesimismo. Sin embargo la mayoría confiábamos totalmente en la clase obrera y consideramos necesario analizar los errores que habíamos cometido y seguir adelante. Se potenciaron las Asambleas de barrio, las asambleas de trabajadores que no estaban en huelga, las asambleas de comerciantes, de bares y de todos los sectores afectados. Por readmisión de los despedidos se convocó la tercera huelga general el miércoles 3 de marzo. La respuesta fue impresionante todo Vitoria estaba parado.
Aquel día eran las cinco de la tarde. En la iglesia de San Francisco, esperaban prácticamente los cinco mil trabajadores. La policía disolvió la Asamblea con bombas de humo y a tiros asesinando a Romualdo Barroso, Francisco Aznar, Pedro María Martínez Ocio, e hiriendo a más de 1.000 trabajadores, de los cuales varios con decenas de balas. En los días siguientes morirían dos trabajadores más.
Los responsables políticos y policiales de la época no han sido juzgados por estos crímenes. La mayoría de las reivindicaciones de los trabajadores fueron conquistadas, si bien es cierto que a un precio muy alto. Los días posteriores asesinaron a dos trabajadores en Basauri y en Tarragona. Por los asesinatos se convocó una huelga general en Euskadi que fue un rotundo éxito de participación de la clase obrera.
43 años después los trabajadores y trabajadoras hemos perdido derechos laborales y sociales con los recortes llevados a cabo por el PSOE y el PP donde nos ha dejado una reforma laboral, donde se permite y se facilita el despido barato, devaluación de los salarios, recortes en las pensiones, en las prestaciones por desempleo, siniestralidad laboral, contratación parcial y temporal, salarios de pobreza, ritmos de trabajo insoportables. La situación actual en el mundo laboral es de explotación de una parte muy importante de la clase trabajadora.
En la actualidad necesitamos recuperar nuestros derechos laborales y sociales, por eso es más necesario que nunca convocar una huelga general a nivel del Estado e incluso en Europa para movilizarnos y dar una respuesta contundente a la clase dominante y a su sistema económico.
Los grandes problemas sociales, las injusticias históricas, no se resuelven con gestos. El paso que ha do el Gobierno para exhumar a Franco es completamente insuficiente. Es necesario que los responsables de la represión sean juzgados y castigados, derogando la ley de Amnistía de 1977. Que se abran los archivos policiales, judiciales y militares de la dictadura, para poder investigar con profundidad sus crímenes. Se debe de perseguir legalmente y con dureza a todos aquellos que hacen apología del régimen franquista, empezando por la ilegalización de la Fundación Francisco Franco.
Hay que restablecer la verdad, la reparación y la justicia con las víctimas y sus familias. Acabar con todos los vestigios franquistas en las calles y monumentos, expropiar el patrimonio robado por la familia Franco y con el que han logrado amasar una fortuna.
Sabemos que todo esto no lo hará ningún Gobierno del régimen del 78. Será el fruto de la movilización