Ante la provocación de Santiago Abascal y Rocío Monasterio intentando presentar su candidatura en el barrio obrero de Vallekas, la reacción ejemplar de los vecinos y vecinas, de la juventud, no se hizo esperar. Una multitud tomamos la plaza roja el 7 de abril una hora antes de iniciarse el acto de Vox, dejando claro que los fascistas no pasarán, que no consentiremos que se apropien de nuestras calles para difundir su mensaje patronal, españolista, racista, machista y homófobo.

Cuando la movilización, completamente pacífica, era ya un completo éxito, fue atacada violentamente por la policía justo en el momento en que Santiago Abascal bajó del estrado y se encaró, rodeado por sus matones, con los manifestantes. En una acción claramente coordinada, los antidisturbios esperaron esta señal para cargar con saña contra los jóvenes y vecinos, periodistas y activistas.

Es un completo escándalo que la fuerza policial, mandada por la delegada del Gobierno en Madrid (PSOE), Mercedes González, y el ministro del Interior, Grande-Marlaska, se haya vuelto a utilizar una vez más para proteger la impunidad de los fascistas y de sus provocaciones. Pedimos la dimisión inmediata de ambos. ¡Basta ya de reprimir a la juventud y de prohibir manifestaciones de la izquierda combativa! ¡Basta ya de que el Gobierno de coalición, “el más progresista de la historia”, permita que los fascistas campen a sus anchas en Madrid!

Posteriormente, el comunicado emitido por el candidato del PSOE, Ángel Gabilondo, equiparando por igual a fascistas y antifascistas, a Abascal y Monasterio con los vecinos y los jóvenes vallekanos que salimos a las calles a luchar, es una infamia. Esta es la política que realmente hace el juego a Vox y a Ayuso, que extiende una alfombra roja a los que privatizan los servicios públicos, nuestra sanidad y nuestra educación, a los que nos desahucian y nos arrojan al paro.

Combatir al fascismo con una política de izquierdas consecuente

A pesar de tener aún una fuerza limitada, sería un grave error despreciar la amenaza que supone Vox y los avances que pueden cosechar al abrigo de la crisis social y económica. La extrema derecha quiere ganar terreno en las urnas y también dominar las calles.

Cuentan con la protección del aparato judicial y policial que les otorga impunidad completa. La experiencia histórica, y los hechos de estos años, confirman que no podemos confiar en las instituciones capitalistas para luchar contra el fascismo. Las apelaciones al “estado de derecho”, a los tribunales, a la “Constitución”, o a hipotéticos cordones “sanitarios” en el parlamento para frenarlos… son completamente impotentes y les dan un margen de maniobra aún mayor.
Al fascismo solo se le puede combatir con éxito levantando un programa revolucionario que abogue por medidas socialistas radicales, que contraponga al poder de los capitalistas y sus lacayos la fuerza organizada de los trabajadores y la juventud. Hay que enseñarles el puño del movimiento obrero en acción.

Vallekas ha dado una lección de cómo se lucha contra el fascismo. Este es el camino.

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