La visita a Paiporta del rey Felipe VI, flanqueado por Pedro Sánchez y Mazón ha desatado la completa indignación de miles de vecinos que les han recibido al grito de “asesinos”. Una visita que ha sido entendida como una auténtica provocación, con un enorme despliegue de vehículos oficiales y cientos de policías, y después de  que la Generalitat de Mazón decretara prohibir a miles de voluntarios desplazarse a las zonas afectadas para continuar ayudando en las tareas de rescate y limpieza.

Tras casi una semana desde la catástrofe, tras más de 200 muertos oficiales mientras se censura las cifras de desaparecidos, y días de abandono sin agua, comida, electricidad o servicios sanitarios, y sin que la policía, la UME o las instituciones pisaran las zonas afectadas, ahora se presenta la comitiva de los que son responsables de esta apocalíptica situación: los más altos representantes del régimen capitalista del 78. Y la indignación se ha desatado con una fuerza imparable.

Una indignación que en numerosos medios de comunicación, tanto afines al PSOE como al PP, tratan de presentar como el resultado de la agitación de grupúsculos nazis y de extrema derecha desplazados para la ocasión. Hay gente bienintencionada que está reproduciendo este relato, pero lo cierto es que con este enfoque se quiere ocultar la profundidad de la rabia y el descontento genuino de la población con unas instituciones, desde los Gobiernos hasta la monarquía, que los han dejado en el completo abandono.

Paiporta, Chiva y todos los pueblos afectados solo han contado con la solidaridad desde abajo, mediante la autoorganización y la acción directa de miles de jovenes, trabajadores, vecinos y vecinas que no han dudado en ponerse manos a la obra y desplazarse a las zonas afectadas para llenarse de barro. Una solidaridad que Mazón, Pedro Sánchez y las instituciones han intentado frenar, para evitar quedar en la más absoluta de las evidencias.

Después de que millones hayamos visto la ira del pueblo en vivo y en directo, y de que se suspendiera la visita a Chiva, los medios de comunicación cuentan una narrativa manipuladora, ensalzando al rey, ese Felipe VI que es uña y carne con los grandes empresarios de este país, con los Joan Roig, las Patricia Botín o los Florentino Pérez, los mismos que no dejaron marchar a sus trabajadores el día de la tragedia, condenándoles a muerte, y que se han forrado con un urbanismo feroz a costa de construir en zonas inundables.

Hoy sabemos que la Confederación Hidrográfica del Júcar presentó planes precisos para evitar inundaciones y riadas como la que hemos vivido, pero que dichos planes se guardaron en el cajón, o que el PP de Murcia exigió que se retiraran de los mapas la referencia a zonas inundables ya que “no se iba a poder construir en ningún sitio”.

Esta tragedia era completamente evitable, pero la Generalitat de Mazón, del PP y Vox, el Gobierno de Pedro Sánchez, y todas las instituciones, incluida la Corona, han demostradora una negligencia criminal y cruel. Y todo porque su única prioridad son los negocios de los capitalistas, los mismos que están destruyendo el planeta para hacerse de oro.

La catástrofe de Valencia es la prueba más evidente de la putrefacción del régimen del 78 y de todas sus instituciones. Un régimen que es el sostén de un capitalismo atroz, causa última de toda esta muerte y destrucción.

Si. Los grupúsculos de extrema derecha estaban en Paiporta. Pero sería absurdo pensar que la ira de los vecinos es una manipulación de la extrema derecha. El descontento y la rabia por esta masacre, por el abandono y la falta de todo, no es el resultado de la agitación de ultraderecha, es el fruto de una política nefasta desde la Generalitat por supuesto, el PP y su gestión criminal, pero también del Gobierno central, que ha sido cómplice necesario.

Hay que ser claros y tener una política de clase. Porque si no, como pretenden muchos abogados de la socialdemocracia, ahora tenemos que dar palmas a Felipe VI y al régimen del 78.

No podemos caer en esta visión completamente falsa que pretende ocultar la responsabilidad de las instituciones. Los fachas intentan esparcir su demagogia y hacer su trabajo. Es la izquierda combativa la que tiene que cerrarles el paso con una política consecuente.

La indignación desatada hoy contra el rey Felipe VI, Pedro Sánchez y Mazón está más que justificada. El sistema que representan es la causa de este desastre que podía haberse evitado.

Todos los responsables deben pagar por este crimen contra la clase obrera. Pero eso solo será posible mediante la movilización en las calles, confiando en nuestras propias fuerzas, y no en una institucionalidad completamente podrida.

Hay que organizarse, continuar con la solidaridad y la ayuda a las víctimas, y acabar con Mazón y su Govern, cuya ineptitud es la causa de un crimen colectivo contra miles de familias trabajadoras. Deben dimitir inmediatamente y ser juzgados.

Y también hay que decir, con claridad, que el Gobierno de Pedro Sánchez no sirve a la clase obrera, no responde a nuestras necesidades e intereses. Este Gobierno está mucho más preocupado en seguir la agenda económica y política de los plutocratas, y sus políticas están dando alas a la derecha y la extrema derecha. Una extrema derecha negacionista del cambio climático que ya está haciendo demagogia con esta tragedia para encubrir los crimenes de sus amos, los capitalistas.

El próximo sábado 9 de noviembre hay convocada una manifestación en Valencia, contra Mazón y su Govern, pero también contra el Gobierno de Pedro Sánchez, y contra todas esas instituciones del régimen del 78 responsables de esta tragedia. Tiene que ser multitudinaria. El próximo sábado, ¡todos a las calles! ¡Solo el pueblo salva al pueblo!

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