"La única opción para IU es defender un programa de transformación social"
Xaquín García Sinde, vinculado desde hace más de veinte años a la Corriente Marxista EL MILITANTE, es un trabajador y sindicalista de CCOO en los astilleros ferrolanos, donde fue miembro del Comité de Empresa. Representó al Sector Crítico en diversos órganos de dirección del sindicato, entre ellos la Comisión Ejecutiva de CCOO de Galicia. En estas elecciones, es el número 3 de IU en A Coruña. [También en gallego]
Carta abierta de Xaquín García Sinde
Xaquín García Sinde, vinculado desde hace más de veinte años a la Corriente Marxista EL MILITANTE, es un trabajador y sindicalista de CCOO en los astilleros ferrolanos, donde fue miembro del Comité de Empresa. Representó al Sector Crítico en diversos órganos de dirección del sindicato, entre ellos la Comisión Ejecutiva de CCOO de Galicia. En estas elecciones, es el número 3 de IU en A Coruña.
El Militante.- ¿Por qué te presentas a las elecciones?
Xaquín García Sinde.- Porque creo que la alternativa que la socialdemocracia nos ofrece a los trabajadores no sirve. Zapatero tomó algunas medidas progresistas que, por supuesto, a mí me parecen bien, como la retirada las tropas de Irak o la ley de matrimonio homosexual, pero una política de izquierdas es otra cosa, es una política que redistribuye la riqueza, y eso no está pasando; al contrario, la situación social de la clase obrera siguió empeorando estos últimos cuatro años, como demuestra el dato de que el peso de los salarios en la renta nacional bajó del 48'1% en 2003 al 46'4% en 2006, continuando la tendencia descendente iniciada con el PP. Zapatero se limita a lo que es posible dentro del capitalismo, y actualmente lo posible es muy poco, y todavía será menos cuando la situación de la economía capitalista empeore. Por tanto, creo que existe un espacio político a la izquierda del PSOE, pero sólo lo podremos aprovechar si defendemos consecuentemente una alternativa socialista. La única opción para IU es defender un programa anticapitalista de transformación social. Para gestionar el sistema, ya están los socialdemócratas.
EM.- Pero la principal preocupación de los trabajadores es evitar la vuelta del PP...
XGS.- No es de extrañar que, viendo al PP, mucha gente piense que si ganase el 9 de marzo vendría con ánimos muy revanchistas. Sería un error subestimar el peligro de la derecha, que siempre es el principal enemigo a batir, pero lo que hay que preguntarse es cómo podemos realmente derrotarla.
Está más que demostrado que la derecha no gana si el electorado de izquierdas está movilizado. Pero no se moviliza a ese electorado haciendo una política económica esencialmente igual que la del PP, ni entregándole Navarra, ni haciéndole concesiones a los obispos, ni aparcando la despenalización total del aborto, ni compitiendo con el PP por ver quién ilegaliza más a la izquierda aber-tzale. No se trata de competir con el PP por el "centro", sino de demostrar que la izquierda tiene una alternativa para que todo el mundo pueda llevar una vida digna. Si la izquierda se desnaturaliza, provoca apatía y abstención. Éste es precisamente el peor error de los socialdemócratas: su política de reformismo sin reformas le abre el camino al PP. Por eso, la mejor manera de evitar que un gobierno del PSOE gire a la derecha es que exista una fuerza de izquierdas capaz de movilizar a los trabajadores para demandarle que cumpla sus promesas.
EM.- En relación a IU y al PCE, ¿crees que existe la posibilidad de avanzar no sólo electoralmente, sino también organizativamente?
XGS.- Por supuesto. En la medida en que asume el marco capitalista, la socialdemocracia es incapaz de mejorar las condiciones de los trabajadores. Lo vimos con los 13 años de gobiernos de Felipe González y lo volveremos a ver con Zapatero en esta nueva coyuntura económica abierta el pasado agosto con la crisis hipotecaria en EEUU.
Todos los problemas que se sufren pueden solucionarse, pero hay un requisito: expropiar a los capitalistas. La alternativa no es favorecer la iniciativa privada, sino nacionalizar los sectores fundamentales de la economía y ponerlos bajo control obrero. El espacio político a la izquierda del PSOE sólo se puede llenar diferenciándose claramente de la socialdemocracia. Si IU y el PCE ofrecen una alternativa revolucionaria frente a la decadencia del capitalismo, atraerán a los jóvenes y trabajadores que están buscando un sitio desde donde luchar contra el actual estado de cosas. Si sólo ofrecen una gestión "mejor" del sistema, arrimarán agua al molino socialdemócrata.
EM.- Desde tu larga experiencia, ¿qué opinas del actual panorama sindical?
XGS.- Pues la verdad es que, si miramos a las cúpulas, es muy penoso. Los dirigentes sindicales viven en otro mundo y no se enteran de lo que pasa en las empresas. O, mejor dicho, no se quieren enterar porque, incluso sin pisar un tajo ni hablar con los trabajadores, simplemente analizando las estadísticas (evolución de los salarios y la inflación, precio de la vivienda, precariedad, accidentes laborales...), se constata que las cosas van a peor. Los dirigentes sindicales han asumido una idea muy perniciosa: que si a las empresas les va bien, a los trabajadores también nos irá bien. Esto es totalmente falso y lleva a que se acabe más preocupado por las empresas que por los trabajadores. La realidad es justo la contraria: las empresas se han estado forrando todos estos años a costa de la sobreexplotación de los trabajadores, a costa de que nos haya ido mal. Además, en el caso particular de CCOO, hizo un daño enorme la política de despolitizar el sindicato -que en realidad no es tal, sino la excusa de los burócratas sindicales para marginar a los que defendemos un auténtico sindicalismo de clase- aplicada tanto por Fidalgo como por su predecesor, Antonio Gutiérrez. Tras dejar el cargo, Gutiérrez acabó siendo diputado del PSOE. Lo que ya no tengo tan claro es dónde acabará Fidalgo.
A los hechos me remito. La política "realista" de los actuales dirigentes no ha servido para evitar el deterioro de las condiciones de vida y trabajo de la clase obrera. Hace falta una profunda transformación de las direcciones sindicales. Y esa transformación ocurrirá seguro porque la dirección de una organización no puede permanecer alejada eternamente de su base social. Los ataques contra los trabajadores que provocará el ciclo de descenso económico segarán la hierba debajo de los pies de estos dirigentes. En las empresas hay hoy una nueva generación que demandará un sindicalismo combativo, de clase y democrático. Por eso, lo mejor que puede hacer quien vea la necesidad de regenerar el movimiento sindical es organizarse políticamente, para adquirir una sólida formación, es decir, una comprensión de cómo funciona el capitalismo y cómo luchar contra él. En este sentido, las ideas del marxismo son las únicas que pueden proporcionar ese imprescindible bagaje teórico.
EM.- Se ve claramente una tendencia bastante general a recortar los derechos democráticos. ¿A qué crees que responde?
XGS.- A que la burguesía se está preparando para una situación de mucha mayor tensión en la lucha de clases. En realidad, la burguesía es democrática solamente por conveniencia, o sea, cuando no le queda más remedio. Toda la historia contemporánea demuestra que, cuando los derechos democráticos de los trabajadores amenazan sus intereses fundamentales, se olvida de la democracia y defiende sus privilegios con la violencia. De aquí viene la actual tendencia a criminalizar cualquier postulado político que la burguesía española no comparta: la revolución venezolana, las luchas sindicales no encorsetadas por la burocracia sindical, el derecho de autodeterminación de las nacionalidades oprimidas, las expresiones antimonárquicas, etc. El encarcelamiento de Cándido y Morala es un buen ejemplo de esto, como también, a otro nivel, las campañas de mentiras y difamaciones orquestadas por el PP contra la huelga de los trabajadores de la limpieza del Metro, los médicos del hospital de Leganés o las clínicas abortistas. Pero el auténtico objetivo de todos estos ataques es dificultar la lucha de la clase obrera, que es la única amenaza real para el capitalismo.
EM.- Como marxista, ¿cuál es tu actitud respecto al parlamento?
XGS.- Votar es muy importante, y yo animo a todos los jóvenes y trabajadores a que el 9 de marzo vayan a votar IU, pero también tengo que decir que votar no es suficiente porque los problemas de la clase obrera no se solucionan en los parlamentos. Por supuesto, es mejor que haya leyes que protejan a los trabajadores, pero por sí solas no bastan. ¿Cuántas leyes laborales no se violan todos los días en múltiples empresas? Para que nuestros derechos sean respetados tenemos que tener la fuerza suficiente para obligar a los empresarios a que los respeten. Y esa fuerza sólo la dan la organización y la lucha. A los trabajadores nunca nadie nos regaló nada. Todos los avances los arrancamos con nuestro esfuerzo y nuestra movilización, esfuerzo y movilización que también serán las armas para recuperar el terreno perdido y que, además, deben servir para preparar la lucha más importante, la que le dé una solución definitiva a todos los problemas que sufre nuestra clase: la lucha por el socialismo. En este proceso, los cargos políticos institucionales son útiles si se utilizan como altavoces de las reivindicaciones obreras, pero teniendo muy presente que no pueden convertirse en una fuente de privilegios que haga que los representantes de la izquierda alcancen un nivel de vida superior al de los trabajadores. Ya Marx explicó que las condiciones de existencia determinan la conciencia. Por eso yo creo que cualquier persona que represente a la izquierda en una institución no debe cobrar un salario superior al de un trabajador cualificado. Para ser un diputado obrero, hay que tener un sueldo obrero. Si uno tiene un sueldo burgués, acabará pensando como ellos.
EM.- ¿Por qué participas en El Militante?
XGS.- Recuerdo que la primera vez que compré este periódico fue en la manifestación del Primero de Mayo de 1984 en Ferrol. Y lo recuerdo tan bien porque me impresionó un artículo que analizaba las causas de la crisis económica. Allí se explicaba lo que yo siempre había querido entender y que hasta ese momento nadie había sabido explicarme. Y ésa creo que es precisamente la mejor ayuda que me presta El Militante: una explicación de los acontecimientos y, con ella, la inspiración y el ánimo políticos para resistir en la batalla contra el capitalismo. Yo animo a toda persona que esté de acuerdo con las ideas que defiende este periódico, sea hombre o mujer, joven o viejo, obrero o estudiante, nativo o extranjero, a que se una a EL MILITANTE y contribuya a la tarea de acabar lo más pronto posible con este sistema, que ha convertido la vida de la inmensa mayoría de la humanidad en una pesadilla cotidiana y que incluso empieza a ser una amenaza para la vida en el planeta. Creo que hoy están más vigentes que nunca las palabras de Rosa Luxemburgo: socialismo o barbarie. El resultado depende de todos nosotros.