La extrema derecha y sus voceros y voceras siguen arremetiendo de una forma desatada contra los derechos de las mujeres y del colectivo LGTBI. En esta cruzada Vox se ha sacado de la manga un nuevo ataque: el denominado “pin parental”, que pretende instaurar en los centros educativos.
¿Qué es el ‘pin parental’?
Según la web de Vox, es “una solicitud que va dirigida a los directores de los centros educativos en los que estudian nuestros hijos, con tal instancia solicitamos a la dirección que nos informe previamente, a través de una autorización expresa sobre cualquier materia, charla, taller o actividad que afecte a cuestiones morales socialmente controvertidas o sobre la sexualidad, que puedan resultar intrusivas para la conciencia y la intimidad de nuestros hijos”.
¿En qué se traducirá esto de llevarse a la práctica? Básicamente en impedir que se pueda impartir una educación laica y científica. ¿No utilizarán los seguidores de Vox este mecanismo para prohibir que a sus hijos se les hable de educación sexual, de homosexualidad, del derecho al aborto, del divorcio o de lo que ellos llaman “la ideología de género”? ¿Lo utilizarán también para evitar que se les explique la teoría de la evolución ya que contradice el creacionismo? ¿Para prohibir que se enseñe el euskera o el catalán? o ¿para evitar que se les hable de violencia machista, según ellos inexistente? La respuesta es más que evidente: ¡por supuesto que sí! Aprobar esta medida significaría simple y llanamente retrotraer los centros públicos a los tiempos de las cavernas y legalizar el adoctrinamiento más extremo.
¿Quién adoctrina en las aulas?
Vox justifica esta medida para combatir el adoctrinamiento. Pero lo cierto es que quien lo ejerce es la jerarquía de la Iglesia Católica: controla el 80% de los centros privados y concertados, gracias a los miles de millones de euros que recibe anualmente en subvenciones del Estado, y también esparce su ideología a través de la asignatura de religión en todos los centros públicos. Precisamente, una de las principales medidas que llevó a cabo el Gobierno del PP con la LOMCE fue la de blindar la religión en las aulas, convirtiéndola en computable para la nota media de la que dependen nuestras becas.
Vox quiere ir un paso más allá y terminar de blindar a cal y canto en los centros educativos el ideario franquista que defienden. Están muy preocupados por la movilización social y la denuncia que miles de mujeres jóvenes y trabajadoras, junto a nuestros compañeros, hemos hecho a este sistema capitalista que sostiene y alimenta el machismo, la lgtbifobia y la violencia sobre nosotras y nosotros. Por eso lanzan este ataque flagrante a nuestros derechos.
No hay que ignorar a la reacción, hay que combatirla
Lamentablemente, la respuesta por parte de las direcciones del PSOE y Unidas Podemos está siendo muy limitada. En lugar de denunciar contundente la ideología franquista del “pin parental” e impedir que en los centros públicos se permita esta aberración, o poner todas sus fuerzas con el objetivo de implantar una asignatura de educación sexual inclusiva y en libertad —tal como reclamamos desde el Sindicato de Estudiantes y Libres y Combativas— apelan “al respeto a los derechos humanos” sin mover un solo dedo contra la propaganda reaccionaria de la extrema derecha.
Pero esta forma de proceder solo les da alas, y provoca que los nostálgicos del franquismo se sientan libres para denunciar a nuestros profesores y profesoras ante los tribunales. Un ejemplo es la denuncia de unos padres a un profesor de secundaria del IES Luis Carrillo de Sotomayor en Baena (Córdoba) por la participación de su hijo en las actividades organizadas por el centro con motivo del 25-N. Concretamente por la proyección de una entrevista de 1997 en la que una víctima de violencia machista, Ana Orantes, se atrevía a denunciar públicamente el maltrato y las palizas que sufría. Tras la emisión del programa fue quemada viva por su marido.
Una vez más queda en evidencia que solo existe una manera de responder a un ataque como este, y no es apelando a ninguna carta magna ni a la buena voluntad de la derecha. Solo al grito de ¡No pasarán! lograremos frenar a todos aquellos y aquellas que pretenden devolvernos a la oscura época de la dictadura franquista.
¡Por una asignatura de educación sexual inclusiva y en libertad!
Desde el Sindicato de Estudiantes y Libres y Combativas no vamos a parar hasta obligar al próximo Gobierno del PSOE y Unidas Podemos a prohibir expresamente el “pin parental” y a poner en marcha una asignatura de educación sexual, evaluable y obligatoria en todos los centros de estudio; hasta que se dejen de regalar millones de euros a la jerarquía de la Iglesia Católica y se elimine la religión de las aulas públicas; hasta eliminar de las normativa de los centros de estudio cualquier referencia sexista y represiva a nuestra forma de vestir, recogiendo explícitamente el respeto a la libertad sexual de todas las personas.
Esta es la forma de frenar a Vox: levantando un poderoso movimiento en las calles que señale a los y las culpables de nuestra opresión.