La sección sindical de la CGT en la factoría ferrolana de los astilleros ­Navantia se formó a finales de 2018, a partir del Sector Crítico de CCOO, con la intención de ofrecer un modelo de sindicalismo combativo y presentarse a las elecciones sindicales del año siguiente, en las que obtuvieron 3 delegados. Para hacer un balance, entrevistamos a dos de ellos, Javi y Xaquín. Ambos son militantes de Izquierda Revolucionaria.

El Militante.- ¿Cuál fue el motivo para que hace cuatro años impulsaseis la formación de la CGT?

J.- Fueron múltiples. Pero el esencial fue que el salto hacia delante en la degeneración de CCOO y UGT hizo muy difícil seguir defendiendo un sindicalismo combativo en estos sindicatos. La idea de que son sindicatos traidores se va extendiendo desde los sectores combativos hacia el conjunto de nuestra clase. De hecho, en el metal de la provincia de A Coruña CCOO y UGT, donde hace años eran hegemónicos, ¡están a punto de sumar entre ambos menos delegados que la CIG!

X.- En el caso de nuestra empresa, la expresión más elevada de esa degeneración es la total colaboración de la dirección de CCOO con la dirección de Navantia y la patronal privada para boicotear las luchas de los trabajadores subcontratados para mejorar sus condiciones. La insolidaridad con las compañías es un virus que incluso afecta, aunque en mucho menor grado, a la sección sindical de la CIG. La creación de CGT ha sido un gran acierto.

EM.- ¿Por qué hacéis un balance positivo?

X.- Formamos la CGT para demostrar que otro sindicalismo es posible. Y pensamos que lo estamos logrando, con medidas como la publicación de A Folla da CGT, nuestro boletín informativo semanal, hacer públicas nuestras horas sindicales, incluidas las horas de entrada y salida en caso de salir fuera del recinto de la factoría, compatibilizar el comité con la presencia en nuestros puestos de trabajo y, sobre todo, con una gran actividad desde un modelo sindical combativo, reivindicativo y asambleario. No nos resignamos, no nos conformamos con el mal menor. Nos oponemos totalmente al recorte de nuestras conquistas y a la subcontratación, y defendemos que hay que luchar por nuevos derechos y una Navantia 100% pública.

Ahora mismo estamos negociando el convenio. La CGT defiende acabar con las dobles escalas y que todo el mundo tenga los mismos derechos. El enfoque de la mayoría sindical es contentarse con lo que la empresa ofrece. Para nosotros, esto conduce a que los trabajadores acabemos enfrentados por el reparto de la miseria. Hay que luchar unidos para arrancar concesiones. La confrontación con la empresa es la única estrategia válida para avanzar en derechos.

J.- CGT es algo claramente diferenciado y separado de la política de colaboración con la empresa que practica la mayoría sindical. Como es normal, en este tiempo hay aciertos y errores. Pero humildemente creemos que los primeros predominan, ya que nuestra influencia en la fábrica ha aumentado claramente. Muy particularmente ante una capa de nuevas incorporaciones que están viendo que somos los únicos que defendemos sus intereses. Ahora mismo estamos negociando el convenio y, gracias a la posición que tenemos, hemos podido convocar una asamblea para nuevas incorporaciones con 150 asistentes, que ha servido para integrar a estos nuevos trabajadores a la lucha. De hecho, ya han sido capaces de forzar al comité de empresa a añadir una tabla reivindicativa a la plataforma de convenio que mejore las condiciones de precariedad a que Navantia los tiene sometidos.

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A CCOO, UGT y también a la CIG, les molesta la CGT porque nuestra práctica sindical pone en evidencia la suya. 

EM.- Os tocan elecciones este año, ¿cómo veis la cosa?

J.- Cualquier elección tiene cierto grado de incertidumbre. Y en este caso más porque entraron en la empresa varios cien­tos de trabajadores, la mayoría jóvenes. Además, estamos en plena negociación de convenio. Ahora mismo estamos proponiendo un calendario de movilizaciones basado en golpear la producción, una idea que se está abriendo camino entre la plantilla. Creemos que todo este trabajo tendrá sus frutos y que subiremos.

X.- Hay síntomas. Por ejemplo, en estos cuatro años hemos tenido un aumento afiliativo lento pero constante. Y este año percibimos cierta aceleración: las nuevas afiliaciones en el primer trimestre representan el 75% de las de todo el 2022. Desde veteranos que no se fueron prejubilados por unos meses, hasta jóvenes recién ingresados. Y también empieza a haber algunas afiliaciones a CGT en otras factorías de Navantia.

Otro síntoma claro son los ataques de los otros sindicatos. Les molesta la CGT porque nuestra práctica sindical pone en evidencia la suya.

EM.- ¿Cuál creéis que es la clave de vuestro avance?

X.- En mi opinión es una combinación de factores: el sindicalismo combativo y asambleario, la coherencia, la transparencia, la información, y también que, como militantes comunistas que somos, vamos más allá de la mera gestión, y enmarcamos nuestro trabajo sindical dentro de una perspectiva general sobre la situación de la economía y de la lucha de clases. Gracias a las ideas del marxismo, tenemos una capacidad de analizar los procesos de fondo que determinan la realidad cotidiana, lo cual nos permite entender mucho mejor todo lo que está pasando. Y también nos dota de un conocimiento histórico sobre la lucha de clases. Así que mientras otros pierden el tiempo pidiéndole a la empresa que juegue limpio, nosotros le decimos a los trabajadores que la ­empresa va a jugar sucio porque las empresas siempre juegan sucio, a menos que los trabajadores tengamos la fuerza suficiente para impedírselo. Y esa fuerza depende de nuestro nivel de conciencia y organización, y de nuestra disposición a luchar.

J.- Los trabajadores estamos muy cansados de representantes (tantos sindicales como políticos) que tienen un lenguaje y una práctica diferentes según tengan o no responsabilidades. Nosotros siempre hemos defendido que la clave de los avances de la clase trabajadora pasa por la confrontación con las empresas, ya que el compadreo de los delegados con las empresas siempre las beneficia a ellas. Y ahora que estamos en el comité, seguimos haciendo y diciendo lo mismo. Por eso hay un frente de todo el comité, incluida la CIG, contra la CGT. El que nos mantengamos firmes en una defensa intransigente de los intereses de los trabajadores, y no nos dediquemos a rebajar, diluir y descafeinar sus aspiraciones, es, para mí, la clave de nuestro avance.

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