Dos mil trabajadores nos manifestamos en Alicante el 23 de septiembre contra el cierre de Altadis (la antigua Tabacalera), una de las pocas grandes empresas que quedan en la ciudad. Ese día hubo paro en todas las factorías europeas del grupo. UGT calcula que la destrucción de los 338 puestos de trabajo de Alicante y su efecto en empleo indirecto duplicará la cifra de paro industrial de la provincia, que ya es de un escalofriante 25%.

Dos mil trabajadores nos manifestamos en Alicante el 23 de septiembre contra el cierre de Altadis (la antigua Tabacalera), una de las pocas grandes empresas que quedan en la ciudad. Ese día hubo paro en todas las factorías europeas del grupo. UGT calcula que la destrucción de los 338 puestos de trabajo de Alicante y su efecto en empleo indirecto duplicará la cifra de paro industrial de la provincia, que ya es de un escalofriante 25%.

Altadis pretende despedir a 830 trabajadores en todo el Estado (de Alicante, Cádiz y Palazuelo, Badajoz) y a 2.440 en todo el mundo, especialmente en Francia y el Estado español. Desde la fusión en 1999 de los antiguos monopolios públicos Seita (francés) y Tabacalera, hemos podido ver los frutos de la privatización: cierres y despidos, despidos y cierres. Hace poco Altadis fue comprada por la británica Imperial Tobacco. La adquisición de la privatizada Real Compagnie de Tabacs marroquí ha agudizado el proceso deslocalizador de la multinacional. En el caso alicantino, el suelo de la factoría, regalado por el Ayuntamiento en 2000 con la condición de mantener la factoría, es una golosa tentación para los patronos, ya que está situado en el centro de la ciudad.
En la manifestación del 23 hubo compañeros de la otra gran factoría, la de Alcoa. Esta movilización y los paros en toda Europa son un paso importante para extender el conflicto, pero debe ser sólo el principio. CCOO se reunió con Ricardo Peralta, el delegado de Gobierno, y afirma que se comprometió a realizar gestiones ante Industria para que la empresa reconsidere el cierre. También declara que ‘es fundamental que el gobierno valenciano actúe y presione a la empresa'. Por otra parte, en la cabecera de la manifestación, junto al Comité y al portavoz socialista, estuvo Sonia Casteda, la alcaldesa del PP. Debemos ser claros: ninguna institución, y mucho menos ningún miembro del PP, partido que defiende los intereses de los patronos, va a salvarnos. Al contrario, mientras flirtean con la lucha pretenden ganar tiempo, lavar su imagen y que nos despistemos de lo fundamental: extender la lucha, buscar la solidaridad de todos los trabajadores y jóvenes, en primer lugar de Alicante, Cádiz y el resto de poblaciones afectadas.
No se trata sólo de 338 trabajadores despedidos, se trata de una puerta más que se cierra para miles y miles de jóvenes que buscan un trabajo en unas condiciones mínimamente dignas. Por eso, si a pesar de sus beneficios los capitalistas de Imperial Tobacco insisten en el cierre, el gobierno de Zapatero debería nacionalizar la factoría. La unidad de los trabajadores del grupo hay que preservarla y profundizarla, organizando un plan de lucha a nivel internacional. Por otra parte, Altadis puede ser un referente para tantos trabajadores pendientes de regulación o despidos en el País Valenciano (construcción, Ford, cerámica), si toma la iniciativa con una idea que tendría un efecto muy importante: es necesaria una huelga general contra la destrucción de empleo.

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