Después de que la dirección de Seat amenazara durante meses con un ERE para despedir a 1.500 trabajadores si no se le lograba "convencer" de traer nueva producción, después de meses de aceptar el chantaje de la empresa de "salarios por empleo" por parte de la representación mayoritaria en el comité de empresa (UGT) y de un sector de CCOO, después de que UGT y CCOO aceptaran en Nissan el recorte de unos 1.400 puestos de trabajo de la plantilla y después de una campaña muy bien orquestada por parte de la dirección de Seat, con la inestimable colaboración de los dirigentes de UGT, el referéndum dio el resultado que buscaban.
Después de que la dirección de Seat amenazara durante meses con un ERE para despedir a 1.500 trabajadores si no se le lograba "convencer" de traer nueva producción, después de meses de aceptar el chantaje de la empresa de "salarios por empleo" por parte de la representación mayoritaria en el comité de empresa (UGT) y de un sector de CCOO, después de que UGT y CCOO aceptaran en Nissan el recorte de unos 1.400 puestos de trabajo de la plantilla y después de una campaña muy bien orquestada por parte de la dirección de Seat, con la inestimable colaboración de los dirigentes de UGT, el referéndum dio el resultado que buscaban.

En los días inmediatamente posteriores al referéndum los editoriales de los principales periódicos recogían la noticia resaltando lo que para ellos es el "signo de los tiempos": que la plantilla de Seat, de 13.365 trabajadores, la principal en el sector industrial en Catalunya junto a Nissan, había aceptado la congelación salarial a cambio de mantener el empleo. Esa es la señal que la patronal lanza de cara a la negociación colectiva, no sólo en el metal, sino en todos los sectores, en los industriales y en los de servicios. Y esa pica, además, la patronal se la clava a las direcciones sindicales tras la ruptura en la mesa sobre la negociación colectiva. "Lo que no quisisteis firmar a nivel general, os lo vais a encontrar sector a sector, empresa a empresa", es el mensaje que lanzan.

Los datos del referéndum

Pero vayamos por partes. En primer lugar, la participación en el referéndum fue de unos 8.500 trabajadores (el 76% del censo), votaron a favor 5.499 (el 65%) y en contra 2.641 (el 31%). Si consideramos que una buena parte de los que se abstuvieron lo hicieron porque consideraban este referéndum como una trampa (también hubo 216 votos en blanco y 65 nulos, que se pueden considerar igualmente disconformes), nos encontramos con que los votos Sí sólo representarían un 41% del censo, lo que le restaría valor a la consulta, llegando incluso a que el resultado se pudiera considerar no vinculante, como establece el Estatuto de los Trabajadores, que plantea que cualquier consulta debe de lograr el apoyo de la mitad más uno de los trabajadores.
Al final es el comité intercentros el que acaba bendiciendo la congelación salarial, acogiéndose a los resultados del referéndum, pero el desenlace podría haber sido otro completamente diferente si la dirección de CCOO se hubiera opuesto al referéndum o no le hubiera atribuido un carácter vinculante que el Estatuto de los Trabajadores no le concede.

Tensiones internas en CCOO

Otra cuestión a resaltar es las diferencias que ha habido en esta ocasión entre la dirección de UGT y la de CCOO. Los dirigentes de la mayoría "oficial" de CCOO plantearon una propuesta diferente a la de UGT. Si la propuesta de UGT se resume en congelación salarial el primer año y el 50% del IPC en el segundo, CCOO planteaba aceptar la congelación salarial el primer año y recuperar el poder adquisitivo perdido en el segundo. Esta postura diferenciada de CCOO le llevó posteriormente a defender el voto No en el referéndum al someterse sólo a votación la propuesta de UGT. Por primera vez en mucho tiempo, las direcciones de UGT y CCOO no se daban la mano para defender el acuerdo del "mal menor" bajo la bandera de la "unidad sindical", sino que aparecían claramente divididos ante los trabajadores. Y no sólo eso, sino que también a nivel interno, CCOO tenía diferentes posicionamientos. Así como la mayoría "oficial" entendía que la decisión de traer el Q3 (un modelo de todoterreno de Audi) ya estaba tomada y que el empecinamiento de la dirección de Seat con el tema de la congelación salarial tenía que ver sobre todo con la ofensiva patronal a nivel general, un sector de CCOO (vinculado al PCC, ex estalinistas reconvertidos en reformistas de derechas) se alineó con la postura defendida por la dirección de UGT. La división interna en CCOO fue manifiesta en una concurrida asamblea de la sección sindical de Seat celebrada en Cornellà, que duró varias horas y que se zanjó con una postura de compromiso entre los dos sectores. El acuerdo fue que, aunque la mayoría de las intervenciones en la asamblea habían sido en contra de la congelación salarial, se aceptaría el resultado del referéndum promovido por UGT y la dirección de Seat. En los días posteriores a esta asamblea, el sector minoritario de CCOO hizo su campaña particular a favor de la congelación salarial, a pesar de que la postura "oficial" de CCOO era la contraria. Así, vemos como esta vez las cosas no han sido nada plácidas para las direcciones sindicales. No han podido evitar los enfrentamientos y las tensiones, incluso a nivel interno. Y esto es sólo un pequeño anticipo de lo que está por venir.

El engaño se desvelará rápidamente

Por otro lado, estamos ante los primeros embates de la crisis capitalista. Todavía hay quién quiere creer que esto es sólo una "mala racha" temporal, o que un "sacrificio" a tiempo puede salvar el puesto de trabajo, pero todo esto se irá desvelando de una forma muy rápida. El referéndum se afrontó sin ningún tipo de preparación en el período anterior por parte de los que no aceptaron al final el chantaje de la empresa (CGT y la mayoría de CCOO), como hubiera sido elaborar y debatir una plataforma para la negociación del convenio, rechazar de manera contundente los argumentos falsos de la empresa... En este sentido, es llamativo que la dirección de Seat no presentó los resultados del año 2008 hasta un día después de conocer los resultados del referéndum. ¿Es eso una casualidad? En absoluto. Sobre todo cuando los resultados han sido de obtener beneficios. Nada más y nada menos que 44,4 millones de euros. Y ese dato hay que cogerlo con pinzas, porque el grupo Seat hace maravillas con la contabilidad. Por ejemplo, los períodos de amortización de las inversiones se acortan para poder presentar unas cifras de beneficios más acordes con el discurso de la "lagrimita" con el que llaman a la puerta de los gobiernos para pedirles más y más ayudas públicas. Eso sin olvidar los sobreprecios con los que se pagan determinados componentes a VW (lo que aquí son costes, allí son beneficios), los royalties, o los bonos con que son agraciados los altos directivos del grupo Seat. El presidente de Seat, Schmitt, que parece que se jubila pronto, no tendrá de qué preocuparse. Del 2007 al 2008 los bonos que le retribuían pasaron de 2,5 millones de euros a 9 millones. Por cierto, más que lo que representa aplicar un incremento del 2% a la plantilla de los trabajadores de Seat.
Muchos trabajadores de Seat están dándole vueltas a todo lo que está pasando. La reacción prepotente y chulesca del mismo presidente de Seat tras el referéndum, recordando que la exigencia de la empresa para optar al Q3 es la congelación salarial por dos años, y las exigencias cada vez más descaradas de más subvenciones de dinero público, llevan a cuestionarse rápidamente si el camino emprendido por la dirección de UGT es el camino correcto. Si la debilidad mostrada con la aceptación del chantaje de la multinacional no es una invitación a nuevos y mayores ataques. Los trabajadores sacarán conclusiones de su experiencia y romperán, más pronto que tarde, con las direcciones sindicales que no sirvan a sus intereses, que no defiendan los salarios y los puestos de trabajo.

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