Al igual que ha sido desde hace ya varios años, dadas las políticas del régimen y la decadencia del atrasado y dependiente capitalismo mexicano, el 2007 representó un calvario más para la clase trabajadora. Este 2008 también inicia con malas noticias para el pueblo trabajador
Al igual que ha sido desde hace ya varios años, dadas las políticas del régimen y la decadencia del atrasado y dependiente capitalismo mexicano, el 2007 representó un calvario más para la clase trabajadora. Este 2008 también inicia con malas noticias para el pueblo trabajador
A los ataques del pasado contra las condiciones de vida y de trabajo de la clase obrera y el campesinado pobre, este año agrega el funesto Gasolinaza, el cual, digan lo que digan Calderón y sus compinches de su gobierno, inevitablemente provocará un mayor encarecimiento de la vida. Ello contrastado con el mísero aumento de los salarios mínimos del 4% (2.02 pesos) quedando éstos en promedio en 51.02 pesos diarios.
Además, el arranque de 2008 representa la entrada en fusión del arancel cero, pactado en el TLC, significando ello la libre importación de diversos productos agrícolas, entre ellos el maíz y el frijol. Esta medida que favorece particularmente al imperialismo yanqui, se traducirá en una mayor dependencia alimentaria por parte de México, además de generar una situación de mayor pobreza en el campo orillando a sus pobladores a intensificar el fenómeno migratorio.
Pero las cosas no paran ahí, ya el gobierno de Calderón ha expuesto más abiertamente su intención por privatizar al sector energético, el petróleo y la electricidad, y avanzar en contra de las conquistas y los derechos laborales que aún se mantienen en la Ley Federal del Trabajo (LFT).
No satisfechos con ello han lanzado un cobarde ataque, por medio de sus fuerzas represivas, en contra de los mineros de Cananea, han ocupado con miles de soldados disfrazados de policías la mina y han comenzado la tradicional utilización de esquiroles para tratar de volver a ponerla en funcionamiento. La agresión contra los mineros se debe asumir como una agresión en contra de toda la clase obrera y es la obligación de todas las organizaciones obreras y campesinas sumar esfuerzos para revertir este ataque.
Este año no sólo nos enfrentaremos a los ataques a los mineros y represión en general, aumentos de precios, privatizaciones, también tenemos que prepararnos en contra de las modificaciones reaccionarias a la Ley Federal del Trabajo que los funcionarios panistas ya preparan.
La burguesía es insaciable, necesita de estrujar cada vez más a los trabajadores para obtener mayores beneficios, y esta sed por más sangre, sudor y lágrimas de la clase trabajadora se ve intensificada en cuanto la economía marcha con serias dificultades de frente, tal como sucede en México.
Dada esta realidad, la cual se recrudece a cada día, la necesidad de una más firme y determinante organización por parte de los trabajadores adquiere una particular relevancia. Sin lucha organizada, el único camino posible para el proletariado es el desempleo, la cancelación de derechos y salarios más paupérrimos. Con ello, además de más explotación y opresión, el capitalismo condena a la barbarie a los trabajadores y sus familias al obligarlos a vivir en condiciones de hambre, insalubridad, ignorancia, etcétera.
Pero no sólo está en juego el presente en cuanto a las condiciones de vida de un trabajador, también está el mañana. El ataque a la Ley del ISSSTE por parte de Calderón se traduce en condenar a los trabajadores al servicio del Estado a una vejez marcada por la pobreza, además de obligarlos a trabajar más años antes de poder jubilarse.
Este ataque fue ya precedido por el lanzado en su momento por Zedillo contra-reformando la ley de jubilaciones de los trabajadores afiliados al IMSS, en ambos casos lo que se pretendía era aminorar la carga del sistema público de pensiones sobre las finanzas del Estado.
Los pobres resultados, dadas las políticas gubernamentales, representan la promesa de que más temprano que tarde Calderón lanzará nuevos ataques contra los diferentes regímenes de pensiones y jubilaciones existentes en el país.
Pero la historia reciente de nuestro país no sólo es la de ataques por parte de la burguesía y sus perros guardianes del gobierno, también durante los últimos años hemos podido ser testigos de cada vez una mayor efervescencia por parte de la clase trabajadora y el campesinado, quienes han intensificado la lucha en defensa de sus intereses. Por remitirnos al pasado reciente basta recordar la insurrección revolucionaria de Oaxaca y la formidable y masiva lucha a escala nacional contra el fraude electoral. Estos acontecimientos marcaron la lucha de clases y trasformaron al 2006 en el año en que arrancó un proceso que empujó a México a la órbita de la revolución latinoamericana.
En 2007 nuevamente vimos la importante respuesta de los trabajadores ante los ataques, destacándose la lucha de los trabajadores al servicio del Estado y el magisterio democrático contra la funesta nueva ley del ISSSTE, la cual se tradujo en la realización de diferentes paros laborales.
Solamente el día 17 de enero los mineros de todo el país han dado un claro ejemplo de que el camino de la lucha es el de la unidad, con el paro nacional en el que participaron según cifras oficiales 25 mil trabajadores, y el 35% de la industria minera y siderúrgica del país quedo paraliza, esto es debido a que el paro fue sólo de uno de los tres turnos. El ejemplo de los mineros, se debe continuar y conjuntar con otras luchas para generar una fuerza irresistible.
Luchas como las antes mencionadas han dejado en claro que, de forma incuestionable, vivimos una época en la cual los trabajadores ya no están dispuestos a aceptar pasivamente los ataques. Ahora, y desde hace unos años, la burguesía y su política se ven obligadas a enfrentar una resistencia tenaz de la clase trabajadora y el campesinado, una nueva muestra de ello fue la campaña de movilizaciones con que arrancó este 2008 con las movilizaciones del 18 (ISSSTE), 22 (mineros) y la gran marcha unitaria del 31 de enero Y por supuesto una nueva edición del Dialogo Nacional este 4 y 5 de febrero.
Dichas movilizaciones son tan sólo el preludio que anuncia un nuevo año de movilizaciones y confrontaciones de los trabajadores contra la política de los banqueros, los empresarios y su perro faldero Calderón, junto con el nuevo "virrey" madrileño Juan Camilo Muriño representante directo del nuevo imperialismo español.
Ante ello, adquiere doble relevancia la necesidad de fortalecer nuestras formas de lucha y nuestras organizaciones. Así pues, resulta necesario evaluar la experiencia histórica del movimiento obrero, tanto nacional como internacional, con la intención de sacar lo mejor de ésta y emplearla para defender nuestros derechos y pelear por nuestros intereses de clase. Y partiendo de dicha experiencia, además de considerar lo apremiante del momento en que vivimos, salta a la luz la necesidad de fortalecer la lucha intensificando la unidad en la acción de todos los sectores oprimidos y explotados.
Debemos insistir, y luchar para que lo comprendan los dirigentes de nuestros sindicatos, organizaciones campesinas y el PRD, en la necesidad de impulsar un Frente Único de Trabajadores que coordine e impulse acciones unificadas. Debemos golpear juntos, el mismo día y a la misma hora. La fuerza de las masas es avasalladora y no existe gobierno alguno que las resista, y debemos dar muestra de ello. Una huelga general de 24 horas acompañadas de una intensa jornada nacional de movilizaciones en las principales ciudades, toma de carreteras y el cierre de los puentes fronterizos se podrían transformar en la palanca que impulse hacia adelante al movimiento, no sólo transformándose ello en un enorme freno para la política antiobrera y anticampesina de Calderón sino, además en una palanca para derrocar al presidente espurio.
La burguesía ha lanzado una batalla frontal y despiadada contra los trabajadores del campo y la ciudad, por ello estamos obligados a responder a la altura de las circunstancias. En esa medida el derrocamiento de Calderón es una consigna que debemos adoptar y presionar para que los dirigentes sindicales, los del PRD (especialmente López Obrador) y del resto de organizaciones la asuman y llamen a luchar por ella.
Frenar a Calderón y su política sería un significativo e importante paso al frente en la lucha de los oprimidos, sin embargo, la otra parte del trabajo para completar la tarea eliminando las base material de la que deviene toda la barbarie y falta de alternativas a las que nos condena esta sociedad, consiste en expropiar a los banqueros y empresarios.
La burguesía necesita de los trabajadores para obtener sus fortunas y para hacer que la sociedad en la que ellos son sus amos, el capitalismo, funcione. El capitalismo sólo puede existir bajo la condición de explotar a la clase trabajadora, ello necesariamente se traduce en pobreza para millones y cuantiosas fortunas para un puñado de banqueros y empresarios. Estos últimos son los que mueven los hilos de la sociedad, pero nosotros somos los que hacemos que las fábricas produzcan y los que generamos la riqueza social. En esto último radica nuestra fuerza, por eso, a diferencia de ellos, nosotros no necesitamos a los burgueses para poder vivir y producir todo lo que necesitamos. Por el contrario, los burgueses y sus perros falderos en el gobierno y las diferentes empresas son una capa de parásitos y un peso muerto cuyo sostenimiento recae sobre nuestras espaldas.
La eliminación de esa capa de parásitos por medio de la expropiación de los bancos, la industria, las tierras en manos de latifundistas y el resto de palancas de la economía, todo ello para ponerlo bajo el control democrático de los trabajadores, significará la aniquilación de la base material de la cual brota la miseria y el pauperismo en que vivimos la inmensa mayoría, abriendo con ello nuevos causes para el progreso de la humanidad al abrirse vías para la construcción de una sociedad superior, el socialismo, en la cual la riqueza producto de nuestro trabajo no sea monopolizada por unos cuantos y, por el contrario, se transforme en la fuente del desarrollo social y personal de la mayoría.
La Tendencia Marxista Militante es una organización comprometida con la clase trabajadora y sus demandas, que participa al lado de todo aquel que desee transformar a su sindicato y al PRD en organizaciones más firmes y combativas, que además lucha por extender en el movimiento obrero el programa socialista y las ideas de Marx, Engels, Lenin y Trotsky.
Invitamos a los jóvenes y a los trabajadores a que se unan a Militante y luchen a nuestro lado impulsando las ideas del socialismo.