El pueblo salvadoreño mostró una vez más sus enormes tradiciones
revolucionarias y derrotó humillantemente al partido anticomunista
Alianza Republicana Nacionalista (ARENA) en las elecciones del 15 de
marzo. Con el 99,38% de las actas procesadas el FMLN tiene el 51,30%
(1.349.142 votos) frente al 48,70% (1.280.995) de ARENA. Es un
resultado histórico, Mauricio Funes será el presidente elegido con la
mayor cantidad de votos de la historia de El Salvador.
El pueblo salvadoreño mostró una vez más sus enormes tradiciones revolucionarias y derrotó humillantemente al partido anticomunista Alianza Republicana Nacionalista (ARENA) en las elecciones del 15 de marzo. Con el 99,38% de las actas procesadas el FMLN tiene el 51,30% (1.349.142 votos) frente al 48,70% (1.280.995) de ARENA. Es un resultado histórico, Mauricio Funes será el presidente elegido con la mayor cantidad de votos de la historia de El Salvador.
El actual presidente, Antonio Saca, ha felicitado a Mauricio Funes y ha extendido su mano al presidente electo. Se comprometió a trabajar para que se de adecuadamente la alternancia. Hoy todos los medios y políticos hablan del gran ejemplo democrático del país. Esto podría parecer cierto para un observador superficial pero está muy lejos de reflejar lo que realmente ocurrió.
Cuando Walter Araujo, presidente del Tribunal Supremo Electoral, dio los primeros resultados en cadena nacional declaró una leve ventaja para Funes y dijo que nadie podía declararse ganador. La imagen de las elecciones presidenciales en México se hizo presente, parecía una repetición de cuando Carlos Ugalde declaraba empate entre el PRD y PAN, en la TV salvadoreña, mientras tanto, aparecía como Analista Roy Campos de la empresa encuestadora Mitofsky, que fue quien justificó gran parte del fraude en México. Hace tiempo el gobierno de ARENA había reconocido que se había reunido con representantes del gobierno de Calderón para evitar "el efecto López Obrador". Había un fraude a todas luces anunciado, la derecha hasta el último momento pensó en imponerse y no reconocer la victoria del FMLN.
¿Qué fue lo que detuvo el fraude?
El elemento determinante fue la acción de las masas que fueron a votar masivamente, eran multitudes las que se concentraban en los centros de votación. Hubo un 60% de participación. Los militantes del FMLN y el pueblo en general estuvieron muy pendientes de defender cada voto, esto se hizo de una forma aguerrida. La derecha movilizó en buses y aviones a centroamericanos para que fueran a votar, les fió Documentos Únicos de Identidad (DUI) falsos, les orientó para que votaran más de una vez, había DUIs que tenían un número de registro mayor al del padrón electoral. Los efemelenistas defendieron cada voto, capturaron camiones de extranjeros, impidieron votar a quienes iban con la intención de truquear el resultado. En más de una ocasión la defensa del voto terminaba con eufóricos gritos de "El Pueblo Unido jamás será vencido".
Pese a todas las trampas de ARENA y su terrible campaña del miedo, que se basó en un fanático discurso anticomunista, el resultado era favorable al FMLN y no lo podían ocultar. Era muy común que los conteos de las urnas terminaran con el grito: "Un paso al frente con el frente", que significaba que el voto había sido favorable para la izquierda.
El ambiente era de combatividad, alegría y cautela. Los llamados de Funes y Sánchez Cerén (vicepresidente electo) a combatir el fraude fueron acatados por los militantes que respondieron cien veces más a la izquierda. El papel de los marxistas del FMLN, agrupados en el BPJ, no fue marginal. Defendimos la necesidad de organizar una huelga general de 24 horas si se consumaba el fraude. La Prensa Grafica, uno de los diarios de mayor circulación nacional, el 14 de marzo, un día antes de las elecciones, publicó una nota que tituló: "BPJ insiste en llamar a huelga si pierde el FMLN". Esto sólo refleja el enorme impacto de las ideas del marxismo entre las bases del partido. Acciones como la huelga general estaban presentes en la mente de miles de jóvenes y trabajadores si es que se consumaba el fraude. Las masas estaban dispuestas a todo. Este fue el elemento fundamental que evitó el fraude. La burguesía dividida optó por reconocer el triunfo del FMLN. Un fraude electoral hubiera desatado una lucha revolucionaria que sacaría a flote las enormes tradiciones del pueblo salvadoreño y la derecha hubiera recibido un golpe aún peor, donde las masas hubieran llevado al gobierno a Funes a partir de una abierta lucha revolucionaria.
Rodrigo Ávila, candidato de ARENA, no tuvo otra opción más que reconocer su derrota. Dijo que serían una oposición constructiva y vigilante de que se respeten las libertades. Le tenderán una mano al gobierno del FMLN y en la otra mantendrán el cuchillo. Podrán apoyar al gobierno de izquierda mientras no se afecten sus intereses pero si se intentan medidas radicales lo combatirá y boicoteará.
Pese a todas las denuncias contra el supuesto gobierno comunista que se apoderaría de El Salvador si ganara el FMLN, Funes se ha declarado como defensor de la propiedad privada y ha señalado que construirá un gobierno de unidad nacional. La burguesía intenta atar las manos al gobierno de izquierda, pero Mauricio Funes se enfrentará a una crisis que trastocará las entrañas de la nación entera y a las enormes presiones del pueblo salvadoreño, que dio una batalla durante doce años en la sangrienta guerra civil y ha soportado 19 años de limitaciones bajo los gobiernos de ARENA. Las cosas tienen que cambiar y los trabajadores no se conformarán con migajas. Lo que queda claro es que hemos entrado a un nuevo periodo en la historia de El Salvador y estas elecciones muestran el inicio del cambio de conciencia de las masas y que el pulgarcito de América ha entrado al proceso revolucionario latinoamericano.
El actual presidente, Antonio Saca, ha felicitado a Mauricio Funes y ha extendido su mano al presidente electo. Se comprometió a trabajar para que se de adecuadamente la alternancia. Hoy todos los medios y políticos hablan del gran ejemplo democrático del país. Esto podría parecer cierto para un observador superficial pero está muy lejos de reflejar lo que realmente ocurrió.
Cuando Walter Araujo, presidente del Tribunal Supremo Electoral, dio los primeros resultados en cadena nacional declaró una leve ventaja para Funes y dijo que nadie podía declararse ganador. La imagen de las elecciones presidenciales en México se hizo presente, parecía una repetición de cuando Carlos Ugalde declaraba empate entre el PRD y PAN, en la TV salvadoreña, mientras tanto, aparecía como Analista Roy Campos de la empresa encuestadora Mitofsky, que fue quien justificó gran parte del fraude en México. Hace tiempo el gobierno de ARENA había reconocido que se había reunido con representantes del gobierno de Calderón para evitar "el efecto López Obrador". Había un fraude a todas luces anunciado, la derecha hasta el último momento pensó en imponerse y no reconocer la victoria del FMLN.
¿Qué fue lo que detuvo el fraude?
El elemento determinante fue la acción de las masas que fueron a votar masivamente, eran multitudes las que se concentraban en los centros de votación. Hubo un 60% de participación. Los militantes del FMLN y el pueblo en general estuvieron muy pendientes de defender cada voto, esto se hizo de una forma aguerrida. La derecha movilizó en buses y aviones a centroamericanos para que fueran a votar, les fió Documentos Únicos de Identidad (DUI) falsos, les orientó para que votaran más de una vez, había DUIs que tenían un número de registro mayor al del padrón electoral. Los efemelenistas defendieron cada voto, capturaron camiones de extranjeros, impidieron votar a quienes iban con la intención de truquear el resultado. En más de una ocasión la defensa del voto terminaba con eufóricos gritos de "El Pueblo Unido jamás será vencido".
Pese a todas las trampas de ARENA y su terrible campaña del miedo, que se basó en un fanático discurso anticomunista, el resultado era favorable al FMLN y no lo podían ocultar. Era muy común que los conteos de las urnas terminaran con el grito: "Un paso al frente con el frente", que significaba que el voto había sido favorable para la izquierda.
El ambiente era de combatividad, alegría y cautela. Los llamados de Funes y Sánchez Cerén (vicepresidente electo) a combatir el fraude fueron acatados por los militantes que respondieron cien veces más a la izquierda. El papel de los marxistas del FMLN, agrupados en el BPJ, no fue marginal. Defendimos la necesidad de organizar una huelga general de 24 horas si se consumaba el fraude. La Prensa Grafica, uno de los diarios de mayor circulación nacional, el 14 de marzo, un día antes de las elecciones, publicó una nota que tituló: "BPJ insiste en llamar a huelga si pierde el FMLN". Esto sólo refleja el enorme impacto de las ideas del marxismo entre las bases del partido. Acciones como la huelga general estaban presentes en la mente de miles de jóvenes y trabajadores si es que se consumaba el fraude. Las masas estaban dispuestas a todo. Este fue el elemento fundamental que evitó el fraude. La burguesía dividida optó por reconocer el triunfo del FMLN. Un fraude electoral hubiera desatado una lucha revolucionaria que sacaría a flote las enormes tradiciones del pueblo salvadoreño y la derecha hubiera recibido un golpe aún peor, donde las masas hubieran llevado al gobierno a Funes a partir de una abierta lucha revolucionaria.
Rodrigo Ávila, candidato de ARENA, no tuvo otra opción más que reconocer su derrota. Dijo que serían una oposición constructiva y vigilante de que se respeten las libertades. Le tenderán una mano al gobierno del FMLN y en la otra mantendrán el cuchillo. Podrán apoyar al gobierno de izquierda mientras no se afecten sus intereses pero si se intentan medidas radicales lo combatirá y boicoteará.
Pese a todas las denuncias contra el supuesto gobierno comunista que se apoderaría de El Salvador si ganara el FMLN, Funes se ha declarado como defensor de la propiedad privada y ha señalado que construirá un gobierno de unidad nacional. La burguesía intenta atar las manos al gobierno de izquierda, pero Mauricio Funes se enfrentará a una crisis que trastocará las entrañas de la nación entera y a las enormes presiones del pueblo salvadoreño, que dio una batalla durante doce años en la sangrienta guerra civil y ha soportado 19 años de limitaciones bajo los gobiernos de ARENA. Las cosas tienen que cambiar y los trabajadores no se conformarán con migajas. Lo que queda claro es que hemos entrado a un nuevo periodo en la historia de El Salvador y estas elecciones muestran el inicio del cambio de conciencia de las masas y que el pulgarcito de América ha entrado al proceso revolucionario latinoamericano.