Los efectos de la crisis capitalista, las nacionalizaciones y la lucha de la clase obrera por el socialismo Los efectos de la crisis capitalista, las nacionalizaciones y la lucha de la clase obrera por el socialismo
 
La crisis internacional del capitalismo está afectando a la revolución venezolana y lo hará aún más en los próximos meses. El presupuesto estatal para 2009, previsto sobre un ingreso petrolero de 60 dólares por barril, ha sido recortado un 6% tras caer el precio del barril a 40 dólares. La industria manufacturera y la construcción privadas están contrayéndose y el PIB ha pasado de crecer más del 10% anualmente entre 2004 y 2007, y 8% en 2008, a una previsión para 2009 del 1-2%. Si no fuese por la inversión pública, estaríamos en recesión. Varios analistas internacionales prevén que esto ocurra antes de finalizar el año.

Medidas ‘anticrisis'  nuevas nacionalizaciones

El presidente Chávez ha anunciado varias "medidas anticrisis". Evidentemente no son las medidas de ataque a los niveles de vida de los jóvenes y trabajadores que están aplicando los gobiernos burgueses en todo el mundo pero tampoco lo que la revolución necesita para avanzar. El gobierno bolivariano intenta mantener los gastos sociales mediante un mayor endeudamiento. Al mismo tiempo que anunciaba el mantenimiento de las misiones y subsidios sociales, otras de estas medidas representan un paso atrás: el IVA (que el gobierno bajó de 14 a 9%) sube al 12% y el salario mínimo aumentará 20% cuando la inflación está entre el 30% y 50% para los alimentos.
Chávez ha insistido en que el recorte del 6% en los presupuestos debe afectar a los salarios más altos y los gastos superfluos y ha llamado a intensificar la lucha contra la corrupción. Sin embargo, el único modo de garantizar que los burócratas no cargan la crisis sobre los trabajadores para mantener sus privilegios y corruptelas es instaurando el control obrero en las empresas y sustituyendo el actual Estado burgués por un estado basado en consejos de trabajadores, consejos comunales, etc., formados por delegados elegibles y revocables por la clase obrera y el resto de los explotados.
Como primer paso, las cuentas del estado y de todas las empresas públicas deben abrirse a la inspección de estos consejos y de los sindicatos revolucionarios. Los trabajadores deben participar en la gestión de las empresas, así como en cualquier decisión respecto a recortes de gastos, ahorro, etc.
Para combatir el sabotaje económico y desabastecimiento, el gobierno ha intervenido varias empresas del sector alimentario y anunciado nuevas nacionalizaciones. Estas medidas han sido acogidas entusiastamente por las masas. Los marxistas apoyamos estas nacionalizaciones. Al mismo tiempo, explicamos que para lograr plenamente sus objetivos no pueden quedar limitadas a una sola empresa o sector, sino que tienen que extenderse al conjunto de la economía e ir acompañadas del control obrero y popular. Hay que expropiar la banca, las empresas fundamentales y la tierra y ponerlas en manos de la clase obrera y los campesinos, así como decretar el monopolio estatal del comercio exterior. Esto permitiría planificar democráticamente la economía en función de satisfacer todas las necesidades sociales y no la sed de beneficios de unos parásitos: los empresarios venezolanos y las multinacionales imperialistas, quienes han demostrado durante décadas no estar dispuestos a desarrollar la producción y hacer avanzar al país.
De 12.000 empresas privadas venezolanas registradas en 1998 se ha pasado, según informaba recientemente el diario burgués El Universal, a menos de 6.000. Los propios economistas burgueses que elaboran el Boletín del Banco Mercantil (uno de los principales bancos privados venezolanos) señalan como causa fundamental de la ralentización del crecimiento económico en 2008: "una insuficiente propensión a invertir por parte del sector privado". Esto se agudizara en los próximos meses. En todos los sectores, los empresarios privados están reduciendo la inversión y cerrando empresas o amenazando con hacerlo.

‘Economía mixta'  ‘socialismo petrolero'

Durante los últimos años, los reformistas han vendido al presidente Chávez y al conjunto del movimiento bolivariano la idea de que es posible construir lo que ellos denominan una "economía mixta". En realidad una economía que sigue siendo capitalista  pero en la que el Estado interviene, controla y regula algunos sectores considerados "estratégicos", pero empresas y sectores enteros continúan en manos de empresarios privados. Estas  políticas llevaron al desastre en Chile y Nicaragua pero según los reformistas en Venezuela, gracias al petróleo, sería distinto.
No obstante, antes incluso de que la crisis internacional golpease a Venezuela, la realidad hacía  añicos el espejismo del llamado "socialismo petrolero". La incapacidad de los capitalistas para desarrollar las fuerzas productivas, combinada con el saboteo, han hecho fracasar todos los planes para industrializar el país: cooperativas, núcleos de desarrollo endógeno, empresas de producción social... Como resultado, el Estado venezolano ha tenido que dedicar una parte cada vez mayor de sus ingresos a importar aquellos productos que los capitalistas venezolanos y extranjeros se niegan a producir en el país porque no les proporciona suficiente ganancia.
Esto ha cebado la bomba de la inflación, que crecía 14,2% en 2005, 17,3% en 2006 y 22,5% en 2007, alcanzando en 2008 el 31,7% y un 50% para los alimentos. Esta inflación supone un torpedo en la línea de flotación de la revolución ya que golpea de manera especial a los sectores más pobres, que destinan el 45% de sus ingresos a la compra de comida mientras para el estrato de mayor ingreso este porcentaje representa 15%.
El papel de la clase obrera

La crisis significa menos dinero disponible para unas importaciones más caras. El riesgo de que los precios se disparen más y crezca el desabastecimiento es evidente. Esa es una de las razones que han empujado a Chávez a intervenir y nacionalizar empresas. Aunque los reformistas insisten en que estas medidas son excepcionales, los sectores más inteligentes de la burguesía están preocupados. Como explicaba uno de ellos, las intervenciones y nacionalizaciones pueden desencadenar una espiral incontrolable y amenazar al capitalismo en su conjunto.
La primera consecuencia de la crisis está siendo romper en mil pedazos la idea reformista según la cual resulta posible mejorar las condiciones de vida de las masas y seguir manteniendo los bancos, las principales empresas y la mayor parte de la tierra en manos capitalistas. Pero la clave para derrotar estas ideas es que la clase obrera se ponga al frente del conjunto del movimiento bolivariano con un programa marxista que marque el camino al presidente Chávez y al resto de los oprimidos.
El intento de los capitalistas y burócratas de hacer pagar los platos rotos de la crisis a la clase obrera  está provocando ya una respuesta de los trabajadores. Las tomas de Vivex y Mitsubishi, dirigidas por camaradas de la Corriente Marxista Revolucionaria (CMR) con métodos genuinamente revolucionarios, se han convertido en  punto de referencia para otras muchas empresas y sectores. Pero esto sólo es el inicio. Decenas de empresas públicas y privadas negociarán sus contratos colectivos en los próximos meses. La clase obrera buscará un camino revolucionario para dar con éxito la lucha por sus derechos. La burocracia, espoleada por los propios capitalistas, además de cargar sobre los trabajadores la crisis, intentará enfrentarles al resto del pueblo presentando sus aspiraciones como imposibles, egoístas, contrarias a los intereses de la revolución y el país. Para dar con éxito esta lucha, es imprescindible una política revolucionaria que desarrolle sindicatos revolucionarios de nuevo tipo (como han hecho los camaradas de Vivex y Mitsubishi), basándose en las asambleas de trabajadores y vinculando las reivindicaciones económicas y sociales de los trabajadores con la defensa de la revolución, el mantenimiento y mejora de las Misiones y otros gastos sociales, la apertura de los libros de cuentas de las empresas para ejercer el control obrero y el desarrollo de los consejos de trabajadores.

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