El día 29 de octubre a las 19:30h. comenzó el acto con Pablo Cormenzana en la Sala Luis de Ajuria en Vitoria. Dicho acto estaba convocado por la Fundación Federico Engels, la Corriente Marxista Internacional El Militante, el Sindicato de Estudiantes, Manos Fuera de Venezuela y la Asociación en Defensa de los Derechos de la Mujer Trabajadora. Al acto asistieron alrededor de 75 personas con una nutrida presencia de jóvenes, trabajadores y trabajadoras.
El día 29 de octubre a las 19:30h. comenzó el acto con Pablo Cormenzana en la Sala Luis de Ajuria en Vitoria. Dicho acto estaba convocado por la Fundación Federico Engels, la Corriente Marxista Internacional El Militante, el Sindicato de Estudiantes, Manos Fuera de Venezuela y la Asociación en Defensa de los Derechos de la Mujer Trabajadora. Al acto asistieron alrededor de 75 personas con una nutrida presencia de jóvenes, trabajadores y trabajadoras.
Pablo explicó las causas del proceso revolucionario en Venezuela que hunden sus raíces en las tremendas desigualdades y en la incapacidad de resolver los problemas de la mayoría de la población bajo el capitalismo.
De una forma meticulosa hizo un recorrido histórico de todo el proceso revolucionario demostrando cómo quienes hoy dan lecciones de democracia a Chávez son los mismos que protagonizaron diversos golpes de Estado y provocaron centenares de víctimas entre el pueblo Venezolano que apoya a Chávez.
Rechazó la imagen que están presentando los medios de comunicación de la burguesía contra Chávez y contra el proceso revolucionario demostrando que dichas mentiras y falsedades tienen como objetivo evitar que se extienda la simpatía hacia el proceso revolucionario en Venezuela y que se extienda la propia revolución.
Sin embargo si uno observa la realidad de América Latina, se están desarrollando procesos en distintos países que se alimentan e influyen unos a otros. Pablo explicó los avances de la revolución con el apoyo de Cuba en el terreno de la sanidad, la educación, y también la participación de las masas en la política. Explicó los distintos procesos electorales que ganó Chávez con amplia mayoría, a pesar de lo cual le llaman dictador y las tareas que aún quedaban pendientes a la revolución. Explicó cómo el mayor peligro para la revolución lo representa en la actualidad un sector de la burocracia chavista que obstaculiza y frena las medidas progresistas que se intentan llevar a cabo. Explicó concretamente qué significa dicha burocracia para los trabajadores de Inveval, Mitshubisi, etc. y el papel nefasto que habían jugado las direcciones sindicales incapaces de llevar a cabo las ocupaciones de fábricas que propuso Chávez.
Pablo explicó igualmente que estaba surgiendo una nueva capa de sindicalistas jóvenes revolucionarios buscando ideas y programa para avanzar hacia el socialismo. Habló del PSUV y del trabajo del Freteco y las fábricas ocupadas. Una experiencia muy rica que ha demostrado que si los trabajadores podemos dirigir una fábrica podemos dirigir igualmente la sociedad.
Que la revolución aún no se haya completado provoca que se de una situación híbrida donde la parte capitalista a través del boicot no permite funcionar a la socialista y la parte socialista obstaculiza el desarrollo típicamente capitalista. Esta situación sólo se podía resolver por la victoria de la revolución expropiando los medios de producción social, la banca, los grandes latifundios y los monopolios para planificar democráticamente la economía o de lo contrario, el desgaste que sufre el proceso dará con ella al traste.
Se insistió mucho a lo largo del debate que la lucha de las masas en Venezuela es una lucha de todos. Su lucha es la misma lucha del resto de los pueblos de América Latina pero también la lucha del resto de los pueblos del mundo ya que la crisis profunda que vive el sistema capitalista y que condena a millones de personas al paro y la pobreza y el propio desarrollo anárquico del capitalismo está llevando a un deterioro generalizado de la vida en el planeta que amenaza al ser humano. El socialismo, concluyó Pablo, es una necesidad.
El debate fue muy participativo. Hubo más de 20 preguntas e intervenciones diferentes y a Pablo le resultó literalmente imposible poder contestar en el tiempo que restaba para la conclusión del acto. A la salida se vendieron 5 libros de Inveval que Pablo firmó.