Los trabajadores del PSUV y la UNETE deben pasar al ataque

El año 2009 finalizó con un mensaje tan claro como apremiante para los revolucionarios venezolanos. Pese a las conquistas de estos once años de revolución y la voluntad de seguir avanzando del presidente Chávez, la crisis capitalista mundial, el parasitismo e incapacidad de los empresarios venezolanos y el saboteo y corrupción de la quinta columna burocrática están golpeando de manera implacable las condiciones de vida de las masas, intentando minar su fe en la revolución.  

 

Los trabajadores del PSUV y la UNETE deben pasar al ataque

  El año 2009 finalizó con un mensaje tan claro como apremiante para los revolucionarios venezolanos. Pese a las conquistas de estos once años de revolución y la voluntad de seguir avanzando del presidente Chávez, la crisis capitalista mundial, el parasitismo e incapacidad de los empresarios venezolanos y el saboteo y corrupción de la quinta columna burocrática están golpeando de manera implacable las condiciones de vida de las masas, intentando minar su fe en la revolución.

Crisis bancaria, inflación, sabotaje, despidos...

Según el Banco Central de Venezuela (BCV), el PIB venezolano ha caído a lo largo de 2009 un 2,9%.   El comercio se redujo un 11,5% y el consumo privado un 10,5%. Los empresarios están aprovechando para cargar la crisis sobre los trabajadores: la inversión privada cayó un 14,5%. En la manufactura -el sector privado que crea más empleo-  en sólo un trimestre lo hizo el 9,5%. Otro dato preocupante: pese a la desaceleración, la inflación -prevista en 15%- podría cerrar el año en el 26%. Lo único que ha impedido un impacto sobre las masas comparable a otros países es el esfuerzo realizado por el gobierno bolivariano para mantener el gasto público.
Poco antes de finalizar el año estallaba el escándalo de la crisis bancaria. Varios bancos de pequeño y mediano tamaño entraban en bancarrota y el gobierno decidía intervenirlos. Varios de ellos han sido nacionalizados y sus responsables han sido encarcelados por corrupción. Uno de estos responsables era Arné Chacón, el hermano del ministro de Industria Ligera y Comercio, Jesse Chacón, el cual presentó inmediatamente su dimisión.
Esta crisis bancaria, además de confirmar que mientras el sistema bancario venezolano siga en manos capitalistas es vulnerable a las marejadas de la crisis capitalista, evidencia también los crecientes vínculos que se han ido desarrollando entre sectores de la burocracia estatal y la burguesía venezolana, así como el carácter parásito de ambas. Varios de los implicados pertenecían a esos sectores de burócratas y empresarios que a la sombra de la revolución e intentando utilizar un discurso bolivariano intentan enriquecerse.
La intervención del presidente Chávez ordenando la investigación y castigo de todos los especuladores y corruptos "caiga quien caiga" ha transmitido confianza a las bases revolucionarias, pero si queremos erradicar la corrupción, especulación y parasitismo estas medidas deben ser sólo el primer paso y no limitarse ni a algunos bancos ni a los burócratas cuya degeneración es más notoria.
Capitalismo, especulación, explotación o corrupción son inseparables. Lo único que puede evitar nuevas crisis es estatizar la banca, arrancarla del control de los especuladores capitalistas y ponerla bajo control obrero y popular, de modo que los recursos que generamos todos con nuestro trabajo sean puestos al servicio del desarrollo del país y la satisfacción de las necesidades sociales. Esta medida despertaría el apoyo entusiasta de las bases del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y permitiría empezar a planificar democráticamente la economía. También demostraría no con palabras sino con hechos (créditos baratos y en condiciones solidarias) a centenares de miles de pequeños productores, cooperativistas, aspirantes a tener una vivienda, o incluso una pequeña propiedad, las ventajas del socialismo sobre el capitalismo y permitiría cortar la campaña que la burguesía está desarrollando hacia estos sectores con el objetivo de ponerlos en contra de Chávez y la revolución.

Ofensiva antiobrera de la patronal y la burocracia

Los anteriores no son los únicos peligros que afronta la revolución. En un hecho injustificable, el Ministerio de Trabajo, cediendo a la presión empresarial, ha aceptado el despido de 11 directivos del sindicato bolivariano y socialista SINGETRAM (militantes además del PSUV) por parte de la multinacional imperialista japonesa Mitsubishi. Esto es más grave, si cabe, porque forma parte de una ofensiva empresarial contra el sindicalismo revolucionario que se prolonga desde hace meses,y que se ha concretado en el asesinato de varios trabajadores y líderes sindicales por parte de sicarios o de elementos mafiosos y contrarrevolucionarios ubicados en el aparato estatal a sueldo de los empresarios.
El sindicato de MMC representa un nuevo tipo de sindicato, comprometido con la revolución, basado en la democracia obrera, que organiza a 1.100 de los 1.300 trabajadores de la empresa y lleva constituidas 50 patrullas laborales del PSUV. Un destacado contrarrevolucionario, el presidente de Fedecámaras, señalaba en septiembre a SINGETRAM como ejemplo del sindicalismo "politizado" y "revolucionario" a erradicar. Lamentablemente, esta ofensiva antiobrera, en lugar de ser cortada por el Ministerio de Trabajo está viéndose favorecida por su pasividad y, en casos como el de MMC, increíblemente, con su apoyo.
Estos problemas se unen a las contradicciones que se están generando en muchas de las industrias nacionalizadas. Los trabajadores intentan desarrollar el control obrero en la línea planteada por el propio Hugo Chávez en el acto de nacionalización de varias empresas en Guayana, celebrado el 21 de mayo, cuando defendió que las empresas nacionalizadas deben estar gestionadas por los trabajadores y que éstos deben elegir a los gerentes. Sin embargo, buena parte de los funcionarios públicos designados para dirigir estas empresas no sólo se resisten al control obrero sino que siguen gestionándolas con criterios capitalistas o, peor aún, saboteando abiertamente su funcionamiento.
Los resultados: problemas como los cortes de electricidad o el conflicto existente en el Estado Zulia, donde varios meses después de la nacionalización de las contratistas privadas que trabajaban para PDVSA sólo una parte de los trabajadores de éstas (los que estaban fijos en las mismas) han sido incorporados a la empresa petrolera estatal, miles de jóvenes que trabajaban en precario para estas empresas o incluso sin contrato están ahora desempleados. La mayoría de estos jóvenes siguen manifestándose partidarios de la revolución y están demandando un puesto de trabajo, pero la burocracia de PDVSA no les da respuesta y la oposición contrarrevolucionaria está intentando, también, cosechar apoyo entre estos sectores.

Sólo la clase obrera puede completar la revolución

Frente a toda esta ofensiva de la burocracia y de los capitalistas, sin embargo, crece la respuesta de los trabajadores. En PDVSA, SIDOR, y en otras muchas empresas, decenas de miles de trabajadores están organizando las patrullas obreras del PSUV.

Congreso Extraordinario de la Unión Nacional de Trabajadores (UNETE). Esta central, que agrupa a la gran mayoría de los sindicalistas comprometidos con la revolución, estaba paralizada desde 2006 por la escisión que provocaron tanto los sectores más reformistas de la misma como los sectarios ultraizquierdistas. Ahora, tanto unos como otros están desprestigiados y se está desarrollando una nueva capa de activistas y dirigentes sindicales de base que está exigiendo la reunificación y reconstrucción de la central y que ésta desarrolle un plan de lucha que permita a la clase obrera ponerse al frente de la revolución y llevarla hasta el final solucionando los graves problemas que hemos comentado.
Todas las contradicciones enumeradas son manifestaciones concretas de dos problemas de fondo que los marxistas del PSUV y otros muchos militantes venimos planteando hace tiempo: el mantenimiento de los principales bancos, tierras y empresas del país en manos capitalistas y la pervivencia de un estado que sigue manteniendo una estructura burguesa y al frente del cual prolifera una burocracia que tiende a independizarse del control de los trabajadores y del pueblo y a acercarse a la burguesía. Esa burocracia es hoy el principal peligro que enfrentamos tanto las bases revolucionarias como el comandante Chávez.

Por un programa y plan de lucha de la clase obrera para completar la revolución

La revolución bolivariana sólo podrá vencer definitivamente y no verse derrotada o amenazada gravemente por las fuerzas contrarrevolucionarias (por ejemplo, sufriendo un revés electoral en las elecciones legislativas previstas para septiembre de 2010) si expropia a los capitalistas y resuelve problemas largamente aplazados como la pobreza, falta de vivienda y empleo digno, inflación, inseguridad, burocratismo, corrupción...
Frente al "no se puede" y el "socialismo a paso de morrocoy"1 de la burocracia reformista, y el escepticismo y desconfianza en las masas de los pequeñoburgueses en retirada, el espíritu combativo del reciente congreso de reunificación y refundación de la UNT demuestra que el movimiento obrero es el único que puede ponerse al frente del conjunto de los explotados, que constituyen la base social del PSUV y del movimiento bolivariano y ofrecer una alternativa.
Los congresos del PSUV y de la UNT son una oportunidad extraordinaria para que los trabajadores revolucionarios pasemos al ataque frente a la ofensiva patronal y burocrática y aprobemos un plan de lucha y un programa que permitan organizar la defensa de la revolución y la toma del poder. Debemos presentar este programa y plan de acción al conjunto del PSUV y del movimiento revolucionario y al presidente Chávez y llevarlo ya a la práctica tomando y poniendo a funcionar bajo control obrero las fábricas cerradas o en crisis, ocupando los hatos y haciendas improductivos, de-sarrollando en las empresas e instituciones públicas el control obrero... Sólo extendiendo las nacionalizaciones al conjunto de la economía, desarrollando el control obrero y edificando un estado revolucionario mediante la construcción de sindicatos revolucionarios y consejos de trabajadores podremos vencer.

1. Expresión venezolana equivalente a "socialismo a paso de tortuga".

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