Durante la primera semana de marzo las portadas de periódicos y cabeceras de informativos se hacían eco del auto del juez español, Eloy Velasco, que intentaba vincular al gobierno de Chávez con ETA y las FARC. Un intento que, sin embargo, es una colección de tópicos que la derecha mediática y política ya había usado en el pasado, con un único pero muy importante elemento nuevo: en esta ocasión no sólo se alude a una vinculación de Chávez con las FARC, sino también con ETA. Además, ya no lo hace la desacreditada oligarquía latinoamericana sino un juez de la Audiencia Nacional española. La novedad no es menor, si lo que se busca es, en última instancia, un elemento que marque un punto de inflexión en la campaña de hostigamiento y acoso a la revolución venezolana y a la figura de Chávez, tanto en el Estado español como en América Latina.
Durante la primera semana de marzo las portadas de periódicos y cabeceras de informativos se hacían eco del auto del juez español, Eloy Velasco, que intentaba vincular al gobierno de Chávez con ETA y las FARC. Un intento que, sin embargo, es una colección de tópicos que la derecha mediática y política ya había usado en el pasado, con un único pero muy importante elemento nuevo: en esta ocasión no sólo se alude a una vinculación de Chávez con las FARC, sino también con ETA. Además, ya no lo hace la desacreditada oligarquía latinoamericana sino un juez de la Audiencia Nacional española. La novedad no es menor, si lo que se busca es, en última instancia, un elemento que marque un punto de inflexión en la campaña de hostigamiento y acoso a la revolución venezolana y a la figura de Chávez, tanto en el Estado español como en América Latina.

Una trama mediática y política, con la complicidad del aparato judicial

La mayoría de tertulianos, analistas y comentaristas varios coincidían en pedir "respeto" para la acción de la justicia. Sin embargo, hace falta ser muy cínico para considerar este asunto como una cuestión judicial: es una verdadera campaña mediática y política. La mayoría de los diarios españoles, durante esa semana, llenaron sus páginas con artículos que destilaban odio y eran todo un ejemplo de manipulación informativa digno de estudiar en las facultades de periodismo. El diario Abc dedicaba cinco páginas completas al día siguiente de la "noticia", editorial incluida. Lo mismo ocurría con El Mundo y con El País, este último el diario más difamador con diferencia sobre la Revolución en Venezuela, experto en verdades a medias y a veces alejado de los toscos titulares de los medios de la derecha, pero muy al día en las falsedades y manipulaciones de guante blanco. De hecho, el 21 de marzo, en su edición del domingo -la más leída- aparecía un artículo de varias páginas, y el más destacado en portada, bajo el título "Venezuela se convierte en el balneario de ETA". Sin embargo, el balneario se queda en explicar la vida de Arturo Cubillas, el ex miembro de ETA que lleva 21 años en Venezuela por un acuerdo bilateral alcanzado en 1989 entre los gobiernos español y venezolano, presididos entonces por Felipe González y Carlos Andrés Pérez respectivamente, un detalle que resulta insignificante para el periodista. En el pie de foto de una de las imágenes del reportaje, se puede leer: "Pintada a favor de ETA en un barrio de Caracas (...)", aunque en la imagen se ve claramente que no se cita a ETA por ningún lado.

Los hechos

La acusación no se sostiene. En el auto del juez Eloy Velasco ni siquiera se hace referencia al mencionado acuerdo bilateral. Todo apunta a que la burguesía española ha decidido utilizar ahora, con el objetivo político claro de desprestigiar la revolución venezolana, los datos que el Estado tenía guardados en el cajón sobre la presencia de ex miembros de ETA residentes en Venezuela, algunos de los cuales llevan allí más de treinta años. De hecho, quien quiera intentar encontrar en las páginas redactadas por el juez alguna prueba concreta de la vinculación entre el gobierno venezolano con alguna actividad terrorista pierde el tiempo: es absolutamente inútil buscarlas, más allá del odio visceral y la militancia reaccionaria en la causa antichavista.

Algunos datos sobre el juez Velasco

Pero, ¿quién es este juez? El juez Eloy Velasco está en la Audiencia Nacional nombrado por un Consejo del Poder Judicial que tenía mayoría de la derecha. Además, ocupó el cargo de Director de Justicia con el gobierno del PP en Valencia, nada menos que de la mano del reaccionario ex ministro Eduardo Zaplana, miembro del gobierno de Aznar (que, hoy ha pasado a mejor vida: trabaja como directivo de Telefónica con un moderado salario de un millón de euros anuales). Quien quiera buscar pruebas, ahí tiene algunas: las pruebas de que la justicia -por si a estas alturas alguien pensaba lo contrario- no sólo no es independiente, sino que está vinculada a los intereses de la clase social que la controla. Este auto no es más que el enésimo ataque contra la Revolución bolivariana, y como tal ha de ser respondido. La acusación es tan falsa como grave e, incluso, desde el punto de vista del derecho muy cuestionable por su carencia de argumentos y, sobre todo, de fundamentos jurídicos, tanto es así que incluso algunos periodistas nada sospechosos de ser proclives a Chávez, pero que quieren seguir aparentando cierta independencia, como el antaño vinculado a Público, Ernesto Ekaizer, entre otros criticaron este aspecto.

Zapatero ignora que él también está acusado de ‘terrorismo' por los mismos que acusan a Chávez

Sin embargo, un aspecto a tratar en esta situación, y que reviste importancia, es la actitud de ciertos dirigentes del PSOE. Es obvio que muchos de ellos han cruzado (hacia el otro lado) la barrera que les mantenía en el terreno de la izquierda hace tiempo, pero procuraban guardar las formas. Sin embargo, lo cierto es que, de un tiempo a esta parte, la mayoría han tenido actitudes confusas e injustas -por utilizar adjetivos cautos- y reaccionarias -por ser realistas- para con la izquierda venezolana y la Revolución Bolivariana y ahora se han unido al circo de la derecha, por acción u omisión.
l propio Zapatero ha pedido a Chávez las explicaciones que debiera pedirle al juez de su país. Esta actitud es un profundo error y lo coloca en el campo de juego de los mismos que ayer lo acusaban a él de lo mismo: cooperar con ETA. Sin ir más lejos, hace unos días Mayor Oreja hablaba de que Zapatero y ETA eran "aliados potenciales". Zapatero debiera pedir explicaciones, sí, pero al juez Velasco y a todos los que con impunidad acusan a un gobierno democrático día sí y día también de no serlo, solamente porque sus orientaciones políticas, sus negocios económicos o sus intereses de cualquier tipo, no concuerdan con lo que el pueblo venezolano ha decidido en más de doce citas electorales en los últimos diez años. Estos falsos demócratas que hoy hostigan al gobierno de Chávez, igual que ayer lo hicieron con el de Evo en Bolivia, o con su apoyo al golpe en Honduras hace tan solo unos meses, deben ser retratados y denunciados como lo que son: reaccionarios que no dudarían en apoyar un nuevo golpe fascista en Venezuela con tal de frenar la revolución.

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