Carta de los trabajadores de la ensambladora MMC automotriz (filial de Mitsubishi) a los trabajadores y organizaciones de izquierda de todo el mundo
Carta de los trabajadores de la ensambladora MMC automotriz (filial de Mitsubishi) a los trabajadores y organizaciones de izquierda de todo el mundo
Defendamos a los trabajadores de MMC y a la revolución venezolana
Los trabajadores del Sindicato Singetram (Sindicato Nueva Generación de trabajadores de MMC automotriz) hacemos un llamamiento a la clase obrera internacional y a las organizaciones de izquierda para que apoyen la justa lucha de los trabajadores de MMC automotriz en Venezuela (filial de la multinacional japonesa Mitsubishi) para impedir el despido masivo de trabajadores y la destrucción de la organización sindical Singetram. Este ataque no sólo es a los trabajadores de Mitsubishi sino también a la revolución venezolana que está sufriendo el ataque del imperialismo en su intento de derrotar los avances del pueblo revolucionario. Por ello hacemos un llamamiento a que envíen resoluciones y se realicen actos de solidaridad para que se readmita a los 170 trabajadores despedidos hasta el momento y que cese la campaña de criminalización en nuestra contra.
Rechazamos los 170 despidos en MMC automotriz. No a la represión sindical. Apoya la lucha contra la multinacional Mitsubishi y por el control obrero y el socialismo en Venezuela
MMC es una filial de la multinacional Mitsubishi que fabrica los vehículos Mitsubishi, Hyunday y Fuso en Venezuela. Su factoría que emplea a 1.400 trabajadores se halla en la zona industrial Los Montones, Barcelona, estado Anzoátegui. Los trabajadores en 2004 organizaron un nuevo sindicato, Singetram, que derrotó en las elecciones sindicales al viejo sindicato patronal impulsado por Acción Democrática. Desde ese año viene dando una pelea por la mejora de la situación, los derechos y la salud laboral de los trabajadores de MMC.
El conflicto actual que mantiene la fábrica --paralizada durante dos meses sin que los trabajadores estén cobrando ningún salarios, con 170 trabajadores despedidos, entre ellos 11 miembros de la junta directiva del sindicato-- tiene su origen en la decisión de la multinacional de eliminar el sindicato Singetran para atomizar a los trabajadores con el objetivo de ser carnaza de explotación, e introducir el trabajo a destajo y las cooperativas, sin contratación colectiva ni derechos. Frente a esas pretensiones de la gerencia de la empresa MMC está la resistencia organizada de los trabajadores en torno a Singetran, al que están afiliados 1.200 trabajadores de la empresa.
Los trabajadores nos organizamos
En enero de 2009 los trabajadores comenzamos una lucha contra la tercerización en la planta, batallando por la absorción en plantilla de la subcontrata Induservis de 135 trabajadores que trabajaban en peores condiciones y con menos derechos que los trabajadores de MMC. Junto a estas reivindicaciones se reclamaron los derechos de los más de 300 trabajadores enfermos por enfermedades ocupacionales fruto de las malas condiciones de trabajo y la maquinaria obsoleta.
Ante la intransigencia de la empresa en aceptar estos reclamos y tras varias marchas, el 9 de enero de 2009, los trabajadores en referéndum secreto aprobado por más de 1.000 votos, decidimos ocupar las instalaciones de la empresa como medio de presión frente a la multinacional. Ante esta situación la gerencia de MMC, constituida por personas que estuvieron implicadas en el paro petrolero de 2002-2003, decide desalojar violentamente la planta. Para ello se vale de dos jueces corruptos y de la policía del estado Anzoátegui, que violentando la ley regional y nacional que prohíbe portar armas de fuego en marchas o protestas públicas deciden desalojar por la fuerza a los más de 1.000 trabajadores que custodiaban la planta.
La masacre del 29 de enero de 2009
Durante dos horas y media los trabajadores resistimos heroicamente la arremetida de 60 policías armados, que dispararon contra los que estábamos dentro de la planta. La violencia policial lleva a la muerte de dos compañeros de trabajo: José Marcano, de MMC, y Pedro Suárez, de la empresa MACUSA, que acudió a solidarizarse con la lucha de los trabajadores de MMC. La policía del estado Anzoátegui no consiguió entrar en la factoría y desalojarnos.
Tras tres meses de toma los trabajadores llegamos a un acuerdo en el que se consigue la mayor parte de nuestros reclamos y terminamos la ocupación. Sin embargo, a lo largo de 2009 la gerencia de MMC decidió acabar con los trabajadores organizados.
Despido de los 11 dirigentes de Singetram
La multinacional no puede permitir este estado de cosas y en el mes de agosto se lanza a un paro patronal intentando culpabilizarnos del mismo. Este es derrotado por los trabajadores que consiguen una declaración de la inspectoría del trabajo del Barcelona culpabilizando a la gerencia de MMC.
Al no poder dominarnos, la gerencia de MMC decide apoyarse decididamente en sectores del aparato del estado venezolano y de la burocracia dentro del PSUV para doblegar a los obreros. A finales de diciembre, el ministerio poder popular para el trabajo por orden de la ministra María Cristina Iglesias da la orden para despedir a toda la directiva de Singetram, en un auto arbitrario que vulnera los derechos sindicales. Esta decisión favorable a la empresa, pretendía descabezar nuestra lucha. No lo consigue y los atropellos injustificados en la planta continúan. El problema es que los trabajadores estamos organizados, así no consiguen nada despidiendo a la directiva, puesto que no consiguen descabezar la lucha. El problema para los patronos son los elementos de control obrero de la producción que hemos implementado los trabajadores y que les impide avasallar a los trabajadores que tenemos plena confianza en nuestras propias fuerzas.
Paralización desde 15 de febrero de 2010
La gerencia a lo largo del mes de enero de 2010 hace continuas provocaciones a los trabajadores, en particular, detiene las rotaciones en el puesto de trabajo para impedir sobre carga y lesiones y continúa con el maltrato. Los trabajadores ante la actitud de la gerencia de no permitir rotaciones, deciden aplicarlas ellos mismos. Un grupo de gerentes, en represalia, el 15 de febrero paraliza la empresa y manda sacar a todos los trabajadores. Aquí comienza la paralización de la planta que dura hasta la actualidad.
Para justificar la paralización de la actividad de la planta se necesitaba la aprobación del ministerio del Trabajo, ya que ésta fue una medida arbitraria de la multinacional y desde un primer momento la gerencia trata de responsabilizar a los trabajadores, llamando a dos altos funcionarios del estado con el fin de intentar convencernos para aceptar la responsabilidad de la paralización de la planta. Los trabajadores, aún sin directiva sindical, rechazan estos intentos y repudian la tarea de estos funcionarios que se dicen de un gobierno socialista y revolucionario, pero que son agentes de la patronal. Finalmente, el ministerio del Trabajo decide culpabilizar a los trabajadores y emite calificaciones de despido a un primer grupo de 40 trabajadores. La plantilla ante esta situación de indefensión decide no ir a trabajar. En respuesta, a lo largo del mes de marzo y abril, se despide en dos tandas a otros 40 trabajadores. En total hay 170 con calificaciones de despido.
Intento de criminalización e intimidación de la multinacional
La empresa busca atemorizar a los trabajadores y a golpe de despidos hacerles volver a trabajar bajo su látigo. Tratan de hacer laborar a los trabajadores sin ninguno de los beneficios del convenio colectivo y se les ofrece trabajar a destajo a 7 bolívares la hora. La multinacional pretende eliminar el sindicato, el convenio colectivo e introducir el trabajo a destajo y el cooperativismo, como en otras ensambladoras venezolanas como es el caso de General Motors en Valencia. Ese es el objetivo último de la empresa.
En este contexto se lanza una campaña de criminalización para intentar aislar nuestra lucha, y tanto gerencia de la multinacional como la burocracia del Estado empiezan a crear la opinión para satanizarnos y ocultar la verdad. Se dice que los dirigentes de Singetram somos escuálidos, violentos y corruptos y que detrás de este conflicto está una mafia sindical. Frente a las acusaciones de corrupción con la venta de carros, que Singetram ha rechazado reiteradas veces emplazando a cualquier persona o organismo a que revise sus cuentas, que son públicas, para comprobar si se encuentra algún hecho punible.
Los trabajadores de MMC, vanguardia de la revolución socialista en Venezuela
Desde sectores burocráticos, reformistas y procapitalistas que anidan dentro de la revolución bolivariana y del PSUV se ha tratado también de criminalizar a los trabajadores de MMC y a Singetram como contrarrevolucionarios. Los trabajadores de MMC y Singetram nos hemos caracterizado por la defensa incondicional de la revolución, participamos activamente en la formación del Frente Socialista de Trabajadores, en la campaña por la enmienda constitucional de 2009. Bajo la iniciativa de Singetram se formaron más de 50 patrullas laborales del PSUV y más de 600 trabajadores están afiliados a nuestro partido, el PSUV.
Las mentiras reformistas y burocráticas son consecuencia de que los trabajadores de MMC llevamos a la práctica el llamado del Presidente Chávez de que los trabajadores se pongan al frente de la revolución impulsando el control obrero y el socialismo. Por ello somos una amenaza mortal para los capitalistas y la quinta columna burocrática y reformista del Estado venezolano. Por ello tratan de aplastar esta lucha, para evitar que se convierta en punto de referencia para la clase trabajadora venezolana en la lucha por el socialismo.
Por todo ello reclamamos su solidaridad con nuestra lucha para hacer frente al ataque de una de las multinacionales más poderosas del planeta y de la quinta columna burocrática que trata de frenar la iniciativa revolucionaria de los trabajadores y la juventud en Venezuela.
Firmado: Félix Martínez, Secretario General de Singetram y despedido de MMC
Barcelona, 13 de abril de 2010
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El PSUV debe apoyar a los trabajadores de Mitsubishi, no a la multinacional