Los resultados de las elecciones a la asamblea nacional están provocando un gran debate dentro del movimiento revolucionario. La movilización masiva de la clase obrera y el pueblo impidió el objetivo contrarrevolucionario de ganar la AN. En la próxima asamblea el PSUV tendrá 98 curules, 65 la "Mesa de la Unidad" y 2 el PPT. No obstante, la distancia entre revolución y contrarrevolución se acorta notablemente: 5.400.000 votos a 5.300.000.

Los resultados de las elecciones a la asamblea nacional están provocando un gran debate dentro del movimiento revolucionario. La movilización masiva de la clase obrera y el pueblo impidió el objetivo contrarrevolucionario de ganar la AN. En la próxima asamblea el PSUV tendrá 98 curules, 65 la "Mesa de la Unidad" y 2 el PPT. No obstante, la distancia entre revolución y contrarrevolución se acorta notablemente: 5.400.000 votos a 5.300.000.

El que -pese al sabotaje económico capitalista,  el brutal acoso imperialista y el papel de freno y desmoralización que desempeña la quinta columna burocrática- gane el PSUV  demuestra que, en contra de lo que dicen los reformistas, los trabajadores y el pueblo venezolano tenemos un enorme nivel de conciencia, fuerza y voluntad de lucha. Este enorme apoyo puede y debe ser todavía mucho mayor si la dirección de nuestro partido  adopta un programa genuinamente socialista y lleva a la práctica medidas revolucionarias que respondan  a los problemas y demandas que tenemos los jóvenes, campesinos y trabajadores. Hacerlo recuperaría la moral de esos dos millones de compatriotas que apoyaron de manera entusiasta la propuesta de ir hacia el socialismo formulada por el Presidente Chávez en 2006 y que desde entonces, ante el lento avance de la revolución y las contradicciones y fallas, han caído en el desánimo y el escepticismo.

¿Por qué no logramos los dos tercios y se recorta la diferencia de votos con la oposición?

Como muestra el cuadro que anexamos al final de este artículo, y ya explicamos los marxistas de la CMR en las regionales de 2008 (cuando se perdió la Alcaldía Metropolitana), la distancia entre chavismo y oposición en los barrios y zonas obreras y populares se está recortando de forma muy peligrosa. Incluso donde obtenemos mejores resultados, Aragua, Bolívar y otros, una parte significativa (entre un 25 y un 30%) de la masa que se movilizó en diciembre de 2006 no participa. Es una tendencia que ya vimos en anteriores procesos electorales y que de continuar puede llevarnos a una derrota. Como se puede ver en el cuadro, aunque hay zonas donde esta tendencia es especialmente llamativa porque se traduce en una pérdida más espectacular de diputados (Zulia, Táchira) o se produce un vuelco muy abrupto (Anzoátegui), estamos ante una tendencia generalizada. Incluso en una fortaleza de la revolución, como el Municipio Libertador de Caracas, aunque por muy pequeño margen, se pierde en número de votos.

La causa de esta tendencia es que ,tras casi 12 años de revolución, aunque ha habido avances a la hora de reducir la pobreza, extender el acceso a la salud y a la educación y aplicar otras políticas sociales, la mayor parte de la economía sigue en manos de los empresarios privados (un 70% del PIB según el Banco Central de Venezuela) y el control del estado no está en manos de la clase obrera y las comunidades sino de una burocracia reformista que habla de revolución y socialismo pero a menudo  hace lo contrario de lo que espera el pueblo y el propio Presidente Chávez. La falta de vivienda, la inflación, la inseguridad, la informalidad, la tercerización, la pobreza, la corrupción y el burocratismo como explicamos antes de las elecciones son hoy el principal enemigo de nuestra revolución y la principal arma que utilizan los capitalistas en su ofensiva contrarrevolucionaria. Su objetivo es empujar cada vez más camaradas a la apatía, el escepticismo y la desmoralización...

Es urgente e imprescindible nacionalizar la banca, la tierra y las empresas importantes y ponerlas bajo control de los trabajadores y las comunidades

El Presidente Chávez ha mencionado en distintos momentos a lo largo de este proceso revolucionario varios de estos problemas: llamó a hacer "la revolución dentro de la revolución", a luchar con el burocratismo, ocupar las empresas abandonadas por los patrones y que estas las gestionemos los trabajadores. Sin embargo, cuando muchos trabajadores intentamos llevar adelante estos planteamientos nos encontramos con la represión de los capitalistas y de sectores de la propia burocracia reformista. Eso es lo que vemos en Mitsubishi (Anzoátegui) donde más de 260 trabajadores militantes del PSUV están despedidos por esta multinacional imperialista con apoyo del Ministerio de Trabajo y de algunos dirigentes regionales del PSUV, o en Vivex (también en Anzoátegui) donde los trabajadores tienen 21 meses con la empresa tomada y sin respuesta todavía. O -como demostraba el reciente encuentro sobre control obrero organizado por la UNETE- en la inmensa mayoría de empresas expropiadas: donde el intento de los trabajadores por hacer realidad el control obrero choca con la actuación de gerentes y burócratas que reproducen  viejas prácticas capitalistas.

A todo esto se une que el Presidente Chávez vacila a la hora de tomar medidas decisivas contra los capitalistas y contra el burocratismo y no ha aplicado hasta el momento un autentico programa socialista de nacionalización que estatice bajo control de los trabajadores y las comunidades toda la banca y las fábricas importantes. Sin esto es imposible planificar democráticamente la economía. El resultado es que, pese a muchas políticas sociales que intenta implementar el gobierno, no se resuelven los problemas que crean el capitalismo y el aparato estatal burgués. Lacras como el déficit habitacional, la pobreza, tercerización, informalidad, inflación, despidos, inseguridad, burocratismo, corrupción,  siguen existiendo y sectores crecientes del pueblo se desmoralizan.

Cambiar esta tendencia es perfectamente posible. No sólo podemos recuperar el apoyo de los 7.300.000 que nos votaron en 2006 sino ampliar incluso aún más nuestra fuerza e influencia. Pero para ello es imprescindible tomar medidas decisivas contra los capitalistas. Hay que resolver los problemas de las masas y demostrarles con hechos y no con palabras que el socialismo significa acceder a una vivienda y un empleo dignos, acabar con la pobreza, erradicar la tercerización de las empresas públicas, subir los salarios y reducir los precios, y por encima de todo que la economía (todos los bancos, las fábricas, la tierra) estén en manos de los propios trabajadores y el pueblo y sean administradas por nosotros mismos.

La coordinación nacional de la UNETE debe desempeñar un papel clave en el debate acerca de cómo completar la revolución. Deben organizar la toma de 100 o 200 empresas a nivel nacional y ponerlas a funcionar bajo control obrero, tal como propusieron distintos camaradas del FRETECO, la CMR y la UNETE de Anzoátegui en el citado Encuentro. Esto daría un empuje enorme a la lucha por el socialismo y el control obrero y convertiría el programa antes planteado no en una buena idea sino en un poderoso imán capaz de atraer a todo el movimiento bolivariano. Como decía Lenin, para las masas cada paso concreto adelante del movimiento vale más que todas las ideas y teorías que podamos explicar. ¡Es el momento de convertir los discursos e ideas en acciones prácticas! ¡Demorarse en hacerlo es arriesgarse a perder!

Al mismo tiempo los trabajadores revolucionarios organizados en la UNETE debemos proponer este plan a la dirección del Partido. Tanto la actual AN en el tiempo que le queda como la mayoría del PSUV en la nueva Asamblea deben llevar a cabo un plan de acción que expropie la banca, la tierra y las fábricas de manos de los capitalistas y las estatice pero no para que los dirijan gerentes y burócratas al margen de los trabajadores sino los consejos y asambleas de trabajadores vinculados a los consejos comunales. Es imprescindible desmantelar la estructura burguesa del actual estado (el parlamentarismo burgués, los mecanismos de la democracia representativa, gobernaciones, alcaldías) y sustituirlas por el pleno desarrollo del poder obrero y popular. Un estado revolucionarios basado en consejos elegibles y revocables de trabajadores, donde ninguno de sus miembros cobre más que un trabajador cualificado y en el que todas las tareas que sea posible se realicen de forma rotativa, permitiría sustituir al estado actual (que mantiene la estructura y los vicios capitalistas) por un estado revolucionario, acabar de una vez por todas con la corrupción y el burocratismo y planificar la economía democráticamente con vistas a satisfacer las necesidades del pueblo y no en base al beneficio del capitalista.

Sólo de este modo terminaremos las tareas pendientes y llevaremos la revolución hasta el final. Esto no es una tarea para varias generaciones sino para ahorita mismo. Si llevamos este programa adelante la revolución fortalecerá enormemente su base social. Las victorias de 2002, 2004 o 2006 se quedarían cortas y la revolución socialista, en un contexto de crisis mundial del capitalismo, podría extenderse al resto de América latina e incluso a otras zonas del mundo.

 Algunos datos del 26-S. Ganamos pero la derecha reduce distancias

Nacional: Ganamos por 100.000 votos, pero con 1.900.000 menos que en 2006. La oposición gana un millón.

Anzoátegui: 96.007 votos menos desde 2006, (25,6%) y 32.627 desde la enmienda. La oposición aumenta 88.545 (un 37,6%)

Aragua: Ganamos pero con 181.131 votos menos que en 2006 (retroceso de 33%). La oposición sube 57,3%  (119.562 votos más)

Bolívar, donde últimamente se desarrolla el Plan Guayana Socialista y la lucha por el control obrero, es de los estados que mejor se mantienen: 35.481 votos menos que en 2006, (-9,5%) La oposición gana 75.293(44,6%)

Municipio Libertador (Caracas): En 2006, 658.487 votos, en la reforma 392.489, en la enmienda recuperamos: 544.289 y ahora: 484.103. Son 173.384 menos que en 2006 y 60.186 menos que en 2008. El retroceso es de 26,33%. La contrarrevolución sube 97.398 votos respecto 2006 y 52.593 respecto a la enmienda y por primera vez obtienen 700 votos más que nosotros.

Catia, Antímano, 23 de Enero: El voto revolucionario conjunto de los tres barrios pasa de 230.914 en 2006 a 170.173 ahora: 60.741 votos menos, (-26,3%). En igual periodo la contrarrevolución sube de 71.872 a 101.811, (+41,6%), 29.939 votos más.

 Fuente: Web oficial del CNE

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