Les prometieron casa, trabajo y ayudas económicas durante cinco años si venían a España. Vinieron a principios de 2011, nunca encontraron trabajo y ahora están sin nada. Esto fue lo que le pasó al cubano Gilberto Martínez, su mujer y sus tres hijos, de 22, 15 y 8 años. Y para más inri, el mes pasado los desahuciaron. “Si me dicen en Cuba lo que pasaba en España, me hubiera quedado allí”, dijo Gilberto entre sollozos el día del desahucio. “Yo sólo pido ahora que me manden para Cuba”. Uno que ha aprendido que, en el capitalismo, una cosa es la propaganda y otra muy distinta, la realidad.

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