Se confirma. Tras habernos librado de algunas de las figuras estrella de la austeridad y de sostén a la patronal como Sarkozy y Valls–Hollande, sus partidos tradicionales se han llevado un golpe magistral.
Por primera vez, la segunda vuelta no contará con la presencia de un candidato oficial del Partido Socialista o de los republicanos. Fillon ha recibido el 19,9 de los votos, muy lejos de los pronósticos del pasado invierno que situaban a la derecha por encima del 30%. Ciertamente, el asunto de los empleos ficticios y sus lujosos gustos (a menudo financiados por medio de dinero público) han mermado su popularidad. Pero es necesario recordar que fue a partir de su anuncio de atacar la seguridad social y subir el IVA el pasado diciembre que Fillon comenzó la caída libre en las encuestas. Los candidatos de los dos grandes partidos responsables de todas las políticas aplicadas en los últimos 30 años han sido barridos, confirmando así la ola de “dégagisme”1 de la que hablaba Mélenchon.
Son más de 7 millones de votos - uno de cada tres jóvenes - los que han apoyado a Mélenchon, faltando muy poco para que éste pasase a la segunda vuelta. Siguiendo una campaña que ha aglutinado a decenas de miles de militantes, organizada por ellos mismos, una verdadera esperanza comienza a ver la luz, una ola que ha hecho temblar a todos los defensores del capitalismo. Hasta The Washington Post parafraseaba las palabras de Marx en El Manifiesto Comunista diciendo: “Un fantasma recorre Europa, fantasma de Jean-Luc Mélenchon”. Ha faltado poco para que Mélenchon pasase a la segunda vuelta rechazando las políticas de austeridad, negándose a que el planeta continúe siendo saqueado y machacado por el capitalismo mientras que los trabajadores son explotados para garantizar los beneficios de un puñado de ricos. El movimiento de los insumisos en el que hemos participado los compañeros de Gauche Révolutionnarie (Izquierda Revolucionaria en Francia) no va a pararse aquí. Siete millones de votos es una fuerza con un gigantesco potencial para responder las políticas al servicio de los ricos del probable vencedor de la segunda vuelta, el candidato de los banqueros Macron-.
Fuerte castigo para el Partido Socialista Francés
Por otro lado Benoît Hamon ha recibido el peor resultado de un candidato socialista con un 6,35% de los votos. A pesar de haber logrado vencer a Valls en las primarias del PS, Hamon ha sido incapaz de probar que el PS podía convertirse en algo distinto. Si bien Valls decía que estaba dispuesto a llegar a acuerdos con Fillon si era elegido, también es cierto que Hamon no ha lanzado ninguna otra conclusión distinta. Su crítica a la política del Valls y Hollande ha sido pobre, reduciéndola únicamente a algunos puntos, ha querido llegar a una alianza con Mélenchon sin hablar en ningún momento del programa y teniendo en la mente únicamente las próximas elecciones legislativas. Diciendo que era partidario de “hacer ganar a la izquierda”, no ha contemplado en ningún momento retirarse de la carrera presidencial para apoyar a Mélenchon, demostrando en los hechos que el PS no ha cambiado lo más mínimo. Siempre pensando en términos de “cocina electoral” de cara a las próximas elecciones. Dejando a un lado su propuesta de “renta mínima universal”, Hamon ha sido incapaz de decir públicamente que apoyaba las propuestas estrella de Mélenchon como la subida de los salarios, la reducción de la jornada laboral o la jubilación a los 60. Atrapado en un viejo esquema político (una alianza por arriba con Los Verdes y el PCF) que no ha funcionado esta vez, Hamon ha jugado un papel negativo permitiendo reforzar a Macron. De hecho, el voto a Hamon también ha repercutido restando votos a Mélenchon y ayudando a que éste quedase por detrás de Macron y Le Pen, aunque fuese por un estrecho margen.
Hamon pagará sin duda un precio y éste será la marginación total después de un resultado tan pobre, que el equipo de Valls y los suyos utilizarán para volver a la carga y tomar el control del PS, tentados de convertirlo en un partido “de centro” con el objetivo de llegar a un acuerdo con Macron y su formación. Es muy probable que diferentes cargos públicos del PS ya mantengan conversaciones y negociaciones con Macron de cara a las legislativas a cambio de apoyar a Macron en la segunda vuelta.
Macron, el candidato del Capital
La candidatura de Macron juega un papel muy claro, y es asegurar la continuidad de las políticas llevadas a cabo en los últimos años: leyes para acabar con los derechos y los convenios de los trabajadores, los servicios públicos y a favor de las multinacionales y los grandes grupos financieros.
Con el apoyo discreto pero efectivo de Hollande y de muchos grandes propietarios, Macron ha sido fabricado y lanzado como un producto de marketing, combinando un discurso demagógico (cada uno tiene la oportunidad de convertirse en millonario, sin explicar por qué son una minoría tan ínfima en la sociedad mientras que las cifras de pobreza no paran de crecer) con una disimulada y ocultada declaración de guerra a los trabajadores (fin de las 35 horas, destrucción de decenas de miles de empleos públicos). Presentándose como algo nuevo (en comparación con Fillon es cierto, aunque no es muy difícil) ha hecho gala de que el 50% de los candidatos de su movimiento En Marche! serían personas elegidas por primera vez. Faltaría saber si serán elegidos por primera vez en las circunscripciones que se presenta, ya se verá… Con un 23,8 de los votos el apoyo entre la población no es tan fuerte como podría parecer. Muchos rápidamente se verán decepcionados y el despertar a esta realidad provocará cólera entre un sector de la juventud que descubrirá que Macron no hace otra cosa que continuar la política de sus predecesores.
Le Pen a la segunda vuelta pero sin impulso
Frente a él le Pen puede jugar un gran papel y muy útil para los capitalistas, su presencia en la segunda vuelta favorecerá al candidato que tiene el apoyo de los super-ricos, de la banca, de los grupos de accionistas de las grandes empresas etc., Solo la candidatura de Mélenchon era un obstáculo para este escenario ideal para la burguesía y la casta política. Él, al menos, denunciaba realmente la política al servicio de los ricos sin encontrar culpables entre aquellos y aquellas que se han convertido en sus principales víctimas como los inmigrantes o musulmanes.
Le Pen se ha salvado por poco, sólo ha logrado 600.000 votos más que Mélenchon. Las zonas rurales han votado más a Marine Le Pen, del mismo modo que lo han hecho diferentes zonas afectadas por el cierre de empresas y por las políticas de ataques a los servicios públicos. Pero las ciudades grandes y medias, especialmente las ciudades obreras y populares han apoyado generalmente a Mélenchon por delante de Le Pen: Le Havre, la Seine-Saint-Denis, Roubaix, Marseille, etc.,
Aunque el resultado de Le Pen es realmente alto (aunque en proporciones menores a las que anunciaban las encuestas), su progreso ni mucho menos es imparable. Ha ganado 1,2 millones de votos desde 2012, pasando de 6,4 millones de votos a 7,6 millones, ha fallado en alcanzar su objetivo (estar en cabeza) y su ventaja respecto a Fillon y Mélenchon es pequeña.
¡Ni un solo voto de jóvenes y trabajadores para Marine Le Pen!
El discurso de Le Pen ha podido atraer a jóvenes, trabajadores, parados y pensionistas que desde hace más de 15 años sufren la rabia y la frustración provocada por las políticas antisociales de los diferentes gobiernos. Sin embargo en el último período ha dejado claro a los grandes propietarios, como por ejemplo en su encuentro con el MEDEF (patronal francesa), que no tocaría ninguno de sus privilegios y que por supuesto tampoco aumentaría los salarios. Su postura “social”, que sin duda va a recalcar de cara a la segunda vuelta, teniendo en cuenta que ya no sufrirá la presión de Mélenchon y que se enfrentará al candidato de los banqueros –Macron–, es una auténtica estafa.
Perseguida por apropiación indebida de dinero público, ella que se dice “antisistema” no tiene otra protección que su inmunidad parlamentaria. Su partido está lleno de políticos arribistas exactamente igual que el PS o los republicanos.
Frente a Macron, que es el candidato de las multinacionales y los bancos, Le Pen recibirá probablemente los votos de sectores que están hartos de esas políticas a favor de los ricos. Pero ella no propone realmente nada distinto a eso, sino que defiende el capitalismo tanto como Macron. Ella no denuncia ni lucha contra la explotación ni la dictadura de los grandes capitales, más bien al contrario. Proviene de una familia de millonarios y está del lado de los ricos.
Muchos están molestos, con razón, por esta falsa elección que se presenta para la segunda vuelta. Es crucial que nos organicemos y multipliquemos las movilizaciones y todo tipo de iniciativas de lucha masivas contra Le Pen, contra el capitalismo y el racismo.
¡Le Pen no pasará!
Sólo la movilización masiva podrá cortarle el paso a la extrema derecha. La movilización y también la construcción de un partido de lucha y de masas que defienda realmente los intereses de los trabajadores, los jóvenes y de la mayoría de la población. Le Pen recoge su éxito electoral porque la rabia y la desesperación se extienden entre capas amplias de la población y porque partidos como el PS o los republicanos y todos los que van con ellos llevan a cabo políticas que sólo agravan la situación social que sufre la mayoría de la población.
Hay que entender que muchos irán a votar a Macron para impedir el triunfo de la pesadilla de Le Pen y su partido. Por nuestra parte siempre nos hemos opuesto a Le Pen y todo lo que representa y entendemos que continuar la lucha, llamar a la organización y volver a las calles es algo crucial. Pero nosotros tampoco vamos a votar a Macron, cuya política bajo el gobierno Hollande ha sido la de atacar a los trabajadores y que continuará esta misma línea una vez sea elegido.
Las primeras movilizaciones tienen un doble objetivo: dejar claro a Le Pen que no pasará y preparar a los jóvenes y a los trabajadores, por decenas de miles, para las luchas que habrá que llevar contra los ataques de Macron y su política al servicio del capitalismo.
La ausencia de una verdadera fuerza política de masas y de lucha, de un nuevo partido democrático que reagrupe a decenas de miles de jóvenes, de trabajadores, de parados… han facilitado y dado cobertura a las mentiras de Macron y de Le Pen ayudados por la propaganda de los medios de comunicación al servicio del capitalismo. Nos falta un partido nuevo para discutir, reflexionar y decidir colectivamente sobre nuestras luchas y reivindicaciones. Es por esto que la Gauche Révolutionnaire (Izquierda Revolucionaria en Francia) defiende en este sentido un programa que luche por el socialismo democrático y contra el capitalismo.
1 ‘Degagisme’ es una palabra utilizada en la revolución tunecina inspirada en la palabra dégager, cuyo significado es largarse, que viene a ser el equivalente a la consigna “que se vayan todos”