Tras cinco años de una guerra en que las potencias imperialistas y el terrorismo yihadista han causado más de 270.000 muertos (de ellos más de 80.000 civiles, incluyendo 13.500 niños), más de un millón de heridos, más de 4,7 millones de refugiados fuera del país, EEUU y Rusia convocaron el 16 de mayo en Viena una conferencia para hablar de Paz.
Desde el 27 de febrero, con el alto al fuego firmado entre EEUU y Rusia, hemos oído a John Kerry, Obama y Merkel hablar de que “es necesario parar el conflicto en Siria”, “luchar por la paz”. Sin embargo, lo único que realmente han hecho es seguir poniendo bombas, matando civiles, destruyendo infraestructuras y dejando al país en la ruina total.
Bombardeos por la “paz”
A principios de mayo, mientras supuestamente la tregua estaba vigente, la ciudad de Alepo, la segunda más importante del país, sufrió bombardeos de las dos facciones en guerra (tanto de las tropas de Bashar Al Asad, como del Frente Al Nusra, rama siria de Al-Qaeda financiada por EEUU) que se llevaron por delante la vida de 285 civiles; también los grupos yihadistas, que apoyan las potencias imperialistas occidentales, atacaron un hospital en dicha ciudad causando 30 muertos. Los bombardeos estadounidenses se extendieron a otras localidades, como la ciudad de Yabiq (2 de mayo), la ciudad de Al.Mayadin (6 de mayo), ocho bombardeos sobre las ciudades de Manbij, Mara, Palmira y Walid (8 de mayo) y el bombardeo de un centro médico en Al Shail (10 de mayo). Y para coronar todas estas bombas a favor de la “paz”, los aviones de Washington escupieron sus “pacíficos” misiles sobre un campo de desplazados al norte de Siria, matando a 28 personas.
EEUU no sólo habla de paz mientras sigue bombardeando, sino que anima a sus socios de la coalición internacional a seguir masacrando a la población. El pasado 13 de abril, Bélgica anunció nuevos ataques en Siria para el mes de julio, decisión alabada por el secretario de Defensa de Estados Unidos, Ashton Carter. En los últimos 19 meses, más de 4.700 personas han muerto por los bombardeos de la coalición internacional.
Otro de los fieles aliados de los estadounidenses, Turquía, aprovecha las incursiones aéreas que supuestamente son sólo contra el Estado Islámico, para intensificar su ofensiva militar contra el pueblo kurdo y a los miembros del PKK. El pasado 8 de mayo, se bombardearon búnkeres y refugios del PKK en Qandil, Medina, Zap y Gara, al norte de Iraq. Y el pasado 14 de mayo, las fuerzas gubernamentales turcas machacaron la ciudad kurda de Nusaybin, cercana a la frontera con Siria. Desde la ruptura del alto el fuego de julio del año pasado, unos 600 kurdos han muerto a causa de los ataques por tierra y aire del ejército turco.
En estos cincos años de guerra se han producido 37 treguas. En ninguna de ellas, las potencias imperialistas y sus aliados en la zona han dejado de bombardear, de atacar y masacrar a la población. EEUU utiliza estos periodos no para dialogar ni para negociar, sino para contraatacar, porque sabe que su posición es débil en la zona. Las intervenciones imperialistas en Iraq, Afganistán o Libia han sido un rotundo fracaso para sus intereses. Y este último alto el fuego no se debe a sus intenciones de paz, sino a que el avance de las tropas gubernamentales, ayudadas por Rusia, puede cambiar radicalmente la correlación de fuerzas en la zona.
La paz de los cementerios
Mientras el secretario de Estado Carter habla de llevar “al Estado Islámico a su derrota final”, EEUU sigue haciendo negocios con uno de los principales países que financian el Estado Islámico, Arabia Saudí.
El pasado 20 de abril, el presidente Barack Obama visitó Riad y se reunió con el rey saudí ¿El motivo del encuentro? Hablar de la “seguridad” en la zona, es decir, de cómo continuar con el rearme del gobierno de Arabia y tratar de que no entorpezcan demasiado los intereses estadounidenses en la zona. En los primeros años del mandato de Obama en la casa Blanca, la venta de armas a Arabia Saudí fueron superiores en 30.000 millones de dólares a los ochos anteriores de George W. Bush. En 2014, Arabia Saudí se convirtió en el mayor importador de armas del mundo con la compra de equipamiento militar, principalmente de EEUU, por un valor de 6.400 millones de dólares.
Todo este negocio transcurre sin mayor problema, mientras es bien conocido que la oligarquía saudí ha apoyado, activa o pasivamente, al Estado Islámico. Actualmente, las relaciones entre EEUU y Arabia Saudí son más tensas por los acuerdos de Obama con el gobierno de Irán, el rival tradicional de Riad por la hegemonía en la región. Pero esta claro que toda la financiación armamentística al país del Golfo Pérsico se debe a que EEUU le mantiene con un aliado seguro para futuras intervenciones en la zona, a pesar de que apoyen al ISIS y eso provoque ciertas dificultades diplomáticas y ante la opinión pública.
Ni EEUU ni Rusia están dispuestos a ceder ningún palmo de terreno en la defensa de sus intereses. En una época en que las tensiones interimperialistas se agudizan cada vez más, ningún país está dispuesto a que se le quite una parte del pastel mundial a repartir. Y aunque siga habiendo treguas parciales, los bombardeos, las masacres de civiles, la destrucción de ciudades enteras, continuarán con total impunidad. En definitiva, cualquier proceso de paz bajo la bota del imperialismo será la paz de los cementerios.