El giro político del imperialismo estadounidense en Oriente Medio poniendo fin al acercamiento y la colaboración con Irán que inició el presidente Obama, amenaza con profundizar la crisis en esta parte del mundo. Desde hace veinticinco años los norteamericanos han conspirado, provocado guerras como la de Siria o directamente han invadido países como en el caso de Iraq o Afganistán. Esta política de guerra constante ha costado al imperialismo norteamericano la friolera de dos billones de dólares, para que al final esté aún más lejos de su objetivo de dominar completamente la zona y sus recursos petroleros.

Además de la política exterior de Donald Trump, la crisis que sufre el régimen saudí, la repentina y extraña dimisión del primer ministro libanés Hariri cuando se encontraba en suelo saudí, la sangrienta guerra en Yemen y las recientes amenazas saudíes a Irán, están añadiendo mucho más material combustible a una situación ya de por sí explosiva, alimentando la crisis e incrementando el peligro del estallido de una nueva guerra en Oriente Medio.

La crisis de Arabia Saudí

Durante todos estos años Riad, junto con Israel, ha sido el puntal de la política exterior norteamericana en la región y son evidentes sus ambiciones de convertirse en una potencia hegemónica en la zona.

Pero hay poderosos elementos que ponen en serio peligro la estabilidad que Arabia Saudí necesita para hacer realidad ese objetivo.

En primer lugar se encuentra la más que delicada situación de su economía. La caída del precio del petróleo y el coste de la guerra en Yemen están teniendo un efecto devastador en la economía saudí y sus perspectivas no son nada optimistas. Los ingresos por el petróleo representan el 90% de los ingresos del Estado y su caída ha provocado un déficit fiscal de 54.000 millones de dólares. El PIB cayó un 3,7% el primer trimestre de este año y un 2,3% el segundo. La tasa oficial de desempleo es del 12,8% sin contar los subempleados y las mujeres que forzosamente son excluidas del mercado laboral. El paro afecta fundamentalmente a los jóvenes, entre el segmento de edad de 20 a 24 años el nivel de desempleo es del 30%. Teniendo en cuenta que los menores de 30 años componen el 70% de la población y que la juventud desempleada y sin futuro fue la principal impulsora de las revoluciones árabes, la monarquía saudí se enfrenta a una situación social y política realmente explosiva. La crisis política también sacude con fuerza al corrupto y decadente régimen saudí. Este se ha unido a la administración Trump en su acoso a Irán y acusó a este país de suministrar armas a los rebeldes hutíes en Yemen, amenazando con la guerra a Irán.

Las amenazas han coincidido con la intensificación de la represión a la élite gobernante saudí, impulsada por el príncipe heredero sau­dí, Mohammed bin Salman, para afianzarse en el poder. Más de 200 políticos, entre ellos 38 ministros, y varios empresarios importantes fueron arrestados acusados de corrupción y los mantienen recluidos en un hotel de lujo.

La guerra en Yemen es otro factor desestabilizador para Arabia Saudí. El pasado 6 de noviembre el Gobierno saudí intensificó el conflicto contra Yemen imponiendo un bloqueo total. Esta medida sólo exacerbará la enorme crisis humanitaria que ha provocado la intervención militar en uno de los países más pobres del planeta. La destrucción de la infraestructura, la escasez de agua y el derrumbe del sistema sanitario han provocado el peor brote de cólera de la historia moderna con casi un millón de casos.

Desestabilizar Líbano para debilitar a Hezbolá

El mismo día que el príncipe heredero saudí ordenaba arrestar a sus rivales, el primer ministro libanés, Saad Hariri, anunció su dimisión mientras se encontraba en Arabia Saudí. Aunque hay mucha confusión se dice que el régimen saudí secuestró y obligó al líder libanés a dimitir. Hariri, de origen suní, gobernaba Líbano con el apoyo del poderoso movimiento chií Hezbolá. La monarquía saudí intenta de esta manera marginar a Hezbolá que es el principal apoyo de Irán en la región. Si logran desestabilizar Líbano, los saudíes piensan que tendrán unas condiciones más favorables para su enfrentamiento con Hezbolá. Además, la milicia chií se ha fortalecido en el transcurso de la guerra siria, y ha provocado la ira de los saudíes y de EEUU por su ayuda a Al­Assad para sostenerse en el gobierno, mientras ellos han fracasado en su intento de derrocarle sosteniendo con armas y dinero todo tipo de milicias islamistas.

La dimisión de Hariri ha provocado una crisis en el frágil sistema político libanés basado en la división sectaria. El país ya sufrió una guerra civil sangrienta entre 1975 y 1989 y muchos temen el estallido de una nueva.

La guerra en Siria ha golpeado duramente la débil estabilidad en Líbano. Un país con cuatro millones de habitantes, con una infraestructura destrozada por la guerra, acoge a 500.000 refugiados palestinos y a más de 1,1 millón de sirios; es el país con más refugiados per cápita del mundo. De nuevo aparece el espectro de la guerra. El imperialismo norteamericano está dispuesto a convertir al país en un campo de batalla y por eso deliberadamente alimenta el fuego de la división entre suníes y chiíes. El complicado sistema político libanés ha permitido que la minoría suní apoyada por los saudíes controle el poder. Mientras que Hezbolá y sus aliados reunidos en torno a la Alianza 8 de Marzo representan a la mayoría de la población de origen chií, la más afectada por la crisis económica que afecta al país. Los últimos actos de la monarquía saudí cuentan con el beneplácito de la Casa Blanca y el apoyo entusiasta de Israel y representan el esfuerzo de frenar el fortalecimiento de Irán que desafía el dominio saudí y norteamericano de la Península Arábiga. Como hemos visto a lo largo de la historia y especialmente en Oriente Medio durante el último cuarto de siglo, los pequeños países como Líbano, los más pobres como Yemen o pueblos enteros como los palestinos, son simples peones en la cruel partida de ajedrez que juegan el imperialismo y sus comparsas para imponer su dominio y control absolutos.

banneringles

banneringles

banner

banner

banner

banneringles

banneringles

bannersindicalistas

bannersindicalistas