ROSA Irlanda y El Socialist Party, miembros del CIT/CWI, juegan un papel central en esta victoria

Un comité parlamentario en Irlanda, creado específicamente para posicionarse sobre el aborto, recomienda el libre acceso de las mujeres al aborto hasta las 12 semanas de gestación. Una recomendación histórica que abarcaría al 92% de todos los abortos. Del mismo modo, este comité recomendó la celebración de un referéndum para levantar la prohibición del aborto de la octava enmienda e impulsar la legalización del aborto en caso de riesgo para la salud de la madre.

Irlanda y Malta son los dos únicos países de la Unión Europea donde el aborto es ilegal. Cuestión que pone de manifiesto la actitud extremadamente reaccionaria del Estado irlandés a la hora de conceder a la mujer el derecho de controlar sus propios cuerpos, incluida la decisión de cuándo y cómo tener o no hijos. Al mismo tiempo y al igual que en otros países de la Unión Europea, los sucesivos gobiernos le han puesto cada vez más difícil a las mujeres de la clase trabajadora poder tener hijos puesto que las mujeres están bajo la inestabilidad que supone los costes masivos de las viviendas, los bajos salarios y el trabajo precario.

Los mismos partidos políticos que esta semana respaldaron la decisión del comité parlamentario en su recomendación de legislar priorizando el derecho de elección de las mujeres. Esos mismos partidos votaban hace solo cuatro años la restricción del aborto a tan solo los casos en los que la vida de una mujer estaba en riesgo, requiriéndose, además, un informe médico y con amenazas de sentencias de hasta 14 años de prisión para cualquiera que ayudase o tuviera un aborto que no fuese bajo estas circunstancias.

¿Qué provocó este cambio de discurso en los partidos conservadores tan íntegramente vinculados a la Iglesia Católica?

Mientras los medios de comunicación dan una explicación simplista que se centra en un supuesto viraje de tres meses recorrido por diputados y senadores del comité tras escuchar las supuestas evidencias de los expertos, la realidad de bien distinta. Este cambio que han experimentado los diputados y senadores responde a un movimiento que presionó desde fuera del parlamento, y que ha sido particularmente fuerte en los últimos años. Un movimiento que ha dejado a los partidos sin posibilidad de esconderse y sin otra opción que lidiar de alguna manera con las demandas por el libre aborto.

En particular, numerosos parlamentarios han admitido que el uso médico de las pastillas abortivas disponibles por internet ha hecho insostenible la legislación. Los compañeros y las compañeras del Socialist Party y la organización feminista ROSA, han desempeñado un papel esencial en promocionar las pastillas abortivas. Fueron, junto y en colaboración con la asociación Women on Web (que ofrece  el mayor servicio internacional en línea dirigido por médicos que ofrece pastillas abortivas en países donde son ilegales) la única organización que, en la práctica hizo este trabajo.

En octubre de 2014, ROSA organizó lo que resultaría ser un acto de fundamental trascendencia. Las compañeras retomaron el legado del famoso "tren anticonceptivo" que pusieron en marcha las mujeres en 1971, un tren donde las activistas importaron de forma ilegal pastillas abortivas y del que se hicieron eco todos los medios de comunicación nacionales. A muchas mujeres se les pudo ayudar a acceder directamente a abortos seguros, pero el acto fue principalmente político pues resultaba ser un desafío directo a la octava enmienda que prohíbe el aborto.

En 2015 y nuevamente en marzo de 2017 un autobús de ROSA repleto de pastillas abortivas viajó a las ciudades más importantes, en las que además se hicieron mítines y reuniones en las que participaron mujeres que pudieron acceder directamente a abortos seguros pero ilegales. Estas acciones no solo atrajeron la atención mediática nacional sino también internacionalmente.

Un artículo del periódico Times del día 14 de diciembre de 2017 declaró que: "Para aquellos políticos que cambiaron su opinión una de las pruebas más contundentes fue la cantidad de mujeres que en Irlanda tomaron pastillas abortivas ilegales que habían comprado por Internet. El comité tomó en consideración el hecho de que la compra de las pastillas abortivas por Internet se había triplicado desde 2010”. En Irlanda se pasó de 548 mujeres que compraron la pastilla en 2010 a 1.748 que fue la cifra de las mujeres que la tomaron el último año.

James Browne, un parlamentario conservado de Irlanda, dijo que la cuestión de la pastilla abortiva lo convenció de que el aborto debía despenalizarse. "Una ley que no se puede hacer cumplir debe ser seriamente reconsiderada”. Agregó: “el aborto está, de facto, disponible libremente".

Muchos parlamentarios y senadores conservadores dijeron “el daño ya estaba hecho” y finalmente reconsideraron el límite de tiempo para abortar a 12 semanas, haciéndolo coincidir con la eficacia de las pastillas abortivas. Los obstetras y médicos de cabecera declararon que “se había abierto la caja de Pandora y ya era demasiado tarde para dar marcha atrás”.  Cabe destacar que gracias al Socialist Party se pudo presentar al Comité una investigación sobre las mujeres embarazadas que habían hecho uso de la pastilla abortiva en Irlanda y que fue vital para la decisión a favor de la despenalización del aborto.

Cabe destacar que el partido Sinn Fein se abstuvo en la votación clave para la despenalización del aborto hasta las 12 semanas de embarazo, convirtiéndose en el único partido político sin miembros que apoyan este cambio social vital. Cuestión que los ha desenmascarado y aislado socialmente.

Después de la muerte de Savita Halappanavar en 2012 por haberle sido rechazado la posibilidad de interrumpir su embarazo, una oleada social se levantó para exigir un cambio. En lugar de revocar la octava enmienda, el gobierno introdujo una legislación muy limitada dentro del marco constitucional sin retirar la despenalización del aborto. Esto fue pensado para acallar a la oleada de protestas que exigían un cambio e intentar poner punto final al asunto.

Los partidos tradicionales, incluido el Partido Laborista que además se encontraban en el gobierno con el partido Fine Gael (partido conservador y demócrata cristiano de derechas), hicieron oídos sordos a las demandas de cambio. Dos proyectos de ley fuero propuestos por los parlamentarios del Socialist Party y dos veces fueron derogados. La primera en 2015 y nuevamente en octubre de 2016  con la excusa de que "no había un buen clima" para el cambio entre la opinión pública.

Sin embargo, una creciente demanda de derogación de la penalización del aborto estaba presente en la sociedad, especialmente entre los jóvenes. El aborto se convirtió en el mayor problema político entre juventud. Una profunda radicalización se ha estado gestando  entre los jóvenes y las mujeres. Sudaderas con el eslogan REPEAL (abolición, derogación) referentes al aborto son diariamente utilizados por miles de jóvenes cada día. 

El referéndum 2015 sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo ejemplifica el cambio en la sociedad. Fue protagonizado por una movilización masiva de los jóvenes, las mujeres y algunas de las capas de la clase trabajadora más empobrecidas. Estas movilizaciones pusieron de manifiesto la conexión que existe entre la Iglesia Católica y el Estado y  en particular en lo que respecta al control sobre la salud y la educación.

La entrega prevista del hospital nacional de maternidad a una orden católica provocó tal indignación que el gobierno tuvo que dar marcha atrás. Las demandas para las escuelas inclusivas y que no están dirigidas por organizaciones religiosas han crecido y se ha puesto de manifiesto que la educación sexual se imparte de forma sesgada.

El impulso sobre el derecho al aborto se hizo palpable en los referéndums que llevaron a cabo los sindicatos de estudiantes en los campus universitarios. Ninguno de todos los votos recogidos estuvo a favor de la penalización del aborto. Es más, recientemente, en una votación masiva un presidente de un sindicato estudiantil de una de las universidad más grande de Irlanda fue derogado solo unos meses después de haber ocupado su cargo por haberse posicionado en contra de la libre elección de las mujeres sobre su cuerpo y contra el abortar.

Las demandas por la separación de la Iglesia y el Estado, por la autonomía personal y corporal está vinculada a todo un movimiento internacional por la igualdad de género y la lucha de las mujeres y los jóvenes que no toleran más la violencia, el sexismo y el estatus de segunda clase que se les otorga. En Irlanda, un país donde históricamente el gobierno le ha otorgado tanto poder a la iglesia católica y donde esta ha controlado la sexualidad de las mujeres. La ira contra el sistema ha estado aflorando con más fuerza que nunca alimentada además en torno a la demanda del derecho al aborto.

El día internacional de la mujer de 2017, la convocatoria internacional para una huelga de mujeres se reflejó en lo que se llamó “Strike4Repeal”. Una huelga que acabó con el bloqueo del puente principal de la capital irlandesa y en una explosiva manifestación que tuvo lugar por la noche.

En abril, una Asamblea Ciudadana de 99 personas, constituidas por el gobierno para acallar las demandas, fracasó en el propósito que el gobierno había previsto ya que esta asamblea acabó con la recomendación de hacer cambios radicales como los de establecer la despenalización del aborto hasta las 12 semanas gestación y hasta las 22 semanas en caso de incluirse factores socio-económicos.

El impacto generalizado de la campaña por el derecho al aborto quedó patente en los comentarios de los trabajadores del transporte cuando los compañeros del Socialist Party llamaron a organización de piquetes. Una encuesta nacional en noviembre mostró que 6 de cada 10 personas encuestadas estaban a favor del aborto.

Las recomendaciones del comité por la despenalización del aborto son un hito importante, pero ahora tendrán que pasar por el parlamento para ser aprobadas. Los dos partidos tradicionales, el Fine Gael y el Fianna Fáil, tienen libertad de voto. La derecha católica luchará y presionará a los parlamentarios para diluir las propuestas. Será vital para el movimiento a favor del aborto presionar para mantener las recomendaciones del comité, e incluso, redoblar las fuerzas e ir más allá en la lucha exigiendo, por ejemplo, la despenalización del aborto en casos de más de 12 semanas de embarazo. Es necesario no dar la lucha por terminada y seguir convocando manifestaciones a favor del aborto mientras el debate parlamentario se esté llevando acabo.

Se necesita un referéndum para eliminar la prohibición constitucional que se espera que sea en mayo o junio. Es probable que, de realizarse, tenga una participación masiva del conjunto de los trabajadores, yendo mucho más allá incluso del referéndum que ya hubo para decidir sobre el matrimonio homosexual posicionándose el aborto, como uno de los temas políticos más importantes.

Hay un gran potencial para el feminismo socialista en esa lucha por el referéndum y para ROSA y el Socialist Party de ser una de las organizaciones con más fuerza entre  los jóvenes y las mujeres más conscientes y politizadas que se están levantando por los derechos del aborto, pero que también se está cuestionando el creciente sexismo y la violencia que nos trae el capitalismo. Combinado con las dificultades económicas que afectan particularmente a las mujeres –record en personas sin hogar, pérdida de ingresos debido a las políticas de austeridad, empleo precario- 2018 promete ser un año clave para los derechos de las mujeres en Irlanda. La lucha por un derecho real a elegir sobre nuestro cuerpo también significa luchar por una sociedad socialista donde, junto con los derechos reproductivos completos, se garantice para todas viviendas, un salario digno y guarderías gratuitas.

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