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Este 8 de marzo hicimos historia con una movilización multitudinaria nunca vista antes para un Día Internacional de la Mujer Trabajadora en México. Al menos 100 mil mujeres salimos a las calles de la Ciudad de México, algunas en contingentes o de manera individual; mujeres de todas las edades secundadas por nuestros compañeros de clase, niñas y niños se sumaron a una demanda muy sentida por las oprimidas: la violencia machista. Las demandas eran muchas: alto a los feminicidios y desapariciones, el cese al acoso en las escuelas y centros laborales, por una búsqueda efectiva de las desaparecidas, por igualdad salarial y un empleo digno, basta de agresiones físicas y verbales, no más machismo institucional e impunidad, etcétera. Este 8 de marzo ha marcado un antes y un después en la lucha feminista, conquistamos las calles, demostramos nuestra fuerza y dejando un claro mensaje: no pararemos y estamos dispuestas a organizarnos para confrontarla.

Hacemos historia

El año pasado, 2019, la cifra de feminicidios fue 137% mayor que en 2015 cuando comenzó el registro oficial. Cada nota al respecto nos estremece y nos lleva a cuestionarnos sobre lo que sucede y ha sucedido para llegar a estas terribles cifras y casos estremecedores. Por esa razón miles de mujeres, si no es que millones, salimos este año a manifestarnos para transformar esta terrible situación, hubo marchas en todos los estados del país, en algunos como el Estado de México, el segundo con más casos de feminicidios, hubo más de una marcha en diversas regiones.

En la CDMX, tardamos dos horas para salir los últimos contingentes del Monumento a la Revolución cuando la vanguardia de la movilización ya había llegado al Zócalo, por horas ríos de compañeras y compañeros seguían llegando gritando consignas y ocupando la plaza. Las inmediaciones de la Antimonumenta y la Alameda Central terminaron repletas de mujeres vestidas de los colores de la resistencia feminista, el zócalo capitalino se pintó de morado y las expresiones artísticas como el tendedero de denuncias monumental o el contingente de danzantes, estaban presentes en cada sitio del recorrido, que sin duda quedó corto para el gran tsunami feminista que invadió el cuadro central de la Ciudad.

Pese a que teníamos una organización establecida de los contingentes, la marea la rebasó totalmente, haciéndose una mezcla entre todos los asistentes, en algunos puntos hubo rechazo a la presencia de compañeros, que no fueron pocos los que participaron en solidaridad y en suma a nuestra lucha, pero en cuanto se explicaba que el orden estaba rebasado y que los compañeros se sumaban con respeto y humildad los ánimos se calmaban y avanzábamos hacia nuestro objetivo: llenar el Zócalo y así fue.

También tuvimos algunos enfrentamientos, en especial en la Catedral, en donde nos esperaba un grupo de derecha provocador de “pro vida” y elementos que se reivindican neo nazis, armados con bates y cinturones como se puede apreciar en algunos videos, que fueron expulsados y se escondieron detrás de la policía ante la masividad de la marcha y el rechazo contundente. Y que sólo se atrevieron atacar de manera cobarde al término de la manifestación cuando miles nos habíamos retirado, esto demuestra que la seguridad reside en nuestro número, en nuestra organización y en la disciplina para responder a los ataques y que debemos garantizar la seguridad no sólo antes y durante la marcha sino al final de nuestros actos.

Por otro lado, una vez más hubo elementos infiltrados, como en las últimas movilizaciones, camuflajeados entre los grupos de acción directa, esto se puede apreciar en diversos videos, algunas de estas personas han sido detenidas. Nadie está más interesado en infiltrar el movimiento y manejarlo a su conveniencia que la derecha, sin embargo, pese a todos estos intentos por desvirtuarlo la mayoría de la manifestación tuvo una dinámica muy combativa, reflejando los pasos adelante que hemos dado en estos años en donde ha aumentado el hartazgo, pero también la lucha por organizar al movimiento y extenderlo.

La lucha sigue

No sólo para México ha sido una jornada histórica, sino para América Latina y el mundo, en especial en países como Chile las movilizaciones han sido exorbitante y con gran espíritu revolucionario, sin duda estamos en una coyuntura internacional para la lucha de las oprimidas, sin precedentes.

Es fundamental seguir dando pasos adelante, en los hechos se ha demostrado que la ruta fijada para la marcha nos quedó chica, el movimiento una vez más a rebasado todas las expectativas, incluso de las organizaciones que estuvieron al frente, este es un mensaje para todas nosotras, el movimiento está buscando escalar de manera organizada y combativa ¡No escatimemos esfuerzos para seguir impulsándolo y fortaleciéndolo! Ya hemos tomado las calles masivamente, este 9 de marzo se está llevando a cabo un paro histórico, una vez más superando todas las expectativas, es fundamental ponerse a la altura del momento histórico, este es sólo el principio de una lucha revolucionaria mayor.

Organicemos comités feministas y revolucionarios en cada escuela, centro de trabajo, colonia o zona, donde integremos a compañeras y compañeros interesados en continuar la lucha y la organización permanente, donde discutamos entorno a cómo favorecer esta batalla, creemos autodefensas para prevenir y erradicar la violencia, insistamos en depurar a las instituciones de todo el machismo que las corroe, extendamos la lucha a más sectores. Este 8 de marzo puso de manifiesto la determinación de querer avanzar en construir una sociedad distinta y, la juventud brilla a la vanguardia, no sedamos ni un pedazo de calle para conquistar nuestros derechos, por una igualdad real y contra la opresión a la que nos condena el sistema capitalista. Por eso esta lucha es constante, únete a libres y combativas y empuja con nosotrxs por una sociedad libre de machismo y de cualquier otro tipo de opresión, súmate al feminismo revolucionario y anticapitalista.

¡Por un feminismo de clase, revolucionario y anticapitalista!

¡América Latina será toda feminista!


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