CCOO y UGT firman un mal preacuerdo de convenio
La huelga del Metal del 11 de mayo ha sido un éxito rotundo. Más del 95% de los trabajadores de la provincia hemos participado en ella, lo que demuestra, una vez más, la enorme disposición y capacidad de lucha de los metalúrgicos tarraconenses. Asimismo, la huelga ha evidenciado la gran hipocresía de la patronal, que en alguna empresa ha llegado a ofrecer 200 euros a los trabajadores por no secundarla, lo que demuestra su cinismo, sobre todo cuando nos pide moderación salarial y más flexibilidad horaria alegando que no tienen margen para mejorar las condiciones laborales.Por ello tras el 11 de mayo, la patronal continuó con su actitud intransigente, ayudada por sus colegas de la petroquímica, que han censurado públicamente "que la policía no actuase contra los piquetes" el día de la huelga.
La patronal, tanto la del metal como la de la petroquímica, tiene la cara muy dura. En todos estos años han jugado con nuestros puestos de trabajo y con el futuro de nuestros hijos, destruyendo empleos dignos para subcontratar en condiciones cada vez más precarias, dividiendo al movimiento obrero entre trabajadores de contratas y trabajadores de las industrias químicas, para así ganar más dinero. La única manera de luchar contra esta estrategia patronal es luchar unidos y plantear en la tabla reivindicativa la integración de los trabajadores de contratas en la plantilla de las empresas principales. Todos los trabajadores, seamos de una empresa principal o de una contrata, tenemos los mismos intereses. No sólo porque de nuestra lucha dependen las condiciones laborales que heredarán nuestros hijos, sino también porque, si caemos en las trampas de la patronal para dividirnos, los trabajadores que ahora están en una situación mejor acabarán por ver cómo la patronal tratará de igualar las condiciones laborales, pero por abajo. Los empresarios se ayudan mutuamente y los trabajadores tenemos que hacer lo mismo. Es fundamental extender la lucha al sector petroquímico, para así ejercer más presión sobre la patronal y favorecer nuestras reivindicaciones.
Sin embargo, tras la enorme voluntad de lucha que mostramos los trabajadores el 11 de mayo por lograr un convenio digno, ésta no se ha visto correspondida por parte de los dirigentes de nuestros sindicatos, que tras anunciar la convocatoria de una nueva huelga para los días 31 de mayo y 1 de junio, finalmente la han desconvocado, tras la firma de un preacuerdo con la patronal. Ante esta desconvocatoria, consideramos que si los trabajadores somos los que hacemos la huelga, debemos ser también los que decidamos si se desconvoca o no en asamblea. Es inaceptable que se haya desconvocado la huelga sin consultar previamente a los trabajadores.
Un mal preacuerdo firmado a espaldas de los trabajadores
Respecto al contenido del preacuerdo, las direcciones sindicales afirman que "este principio de acuerdo contiene la reforma más importante jamás realizada en una negociación del convenio, ya que supone importantes incrementos salariales por encima del IPC (del 4,1%), la reducción de la jornada laboral anual en 2 horas (quedará en 1.754 horas), además de medidas significativas para facilitar la conciliación de la vida laboral y personal".
En nuestra opinión la realidad del acuerdo no es tan espléndida. Primeramente, porque es un convenio para seis años, lo que es un hecho de por sí muy negativo ya que nos condena a mantener las mismas condiciones de trabajo durante un periodo muy largo (hasta el 2013). En segundo lugar, porque la variación salarial para los seis años es moderada, ya que se contempla una subida salarial para el primer año del IPC más un 2,3% anual, y para los años siguientes del IPC + un 0,5%. Es decir, estamos ante una variación que no compensa la pérdida de poder adquisitivo que supuso la llegada del euro, el aumento del precio de la vivienda y la subida de las hipotecas, tanto en el último periodo como en los próximos seis años de duración del convenio. En tercer lugar, porque la reducción de la jornada es insignificante. Se reduce en dos horas el próximo año y quedará en 1.754 horas hasta el 2013. Es decir, los trabajadores (si se cumple el convenio) saldremos de trabajar 32,5 segundos antes, lo que supone un claro abandono de la lucha por avanzar hacia las 35 horas de jornada para trabajar todos y en unas condiciones mejores, que permitan realmente la conciliación de la vida laboral y personal. Otro punto negativo es el retroceso que supone el aumento de la flexibilidad laboral, ya que el empresario podrá disponer de 40 horas anuales para modificar la jornada laboral de cada trabajador, aumentando o disminuyendo la jornada diaria hasta dos horas.
Por tanto, consideramos que estamos ante un preacuerdo que no es positivo para los trabajadores, y que sigue el modelo del convenio del metal de Barcelona, donde se estableció también una vigencia de convenio de seis años y un aumento de la flexibilidad laboral. Sin embargo el modelo a seguir no es Barcelona, donde no se realizaron asambleas en las que todos los trabajadores pudieran debatir y decidir sobre el contenido. El modelo a seguir tiene que ser la lucha por el cumplimiento del convenio en Vigo donde hubo movilizaciones en la calle, asamblea general diaria para que todos los trabajadores podamos decidir democráticamente sobre las cuestiones implicadas en la lucha y extensión de la movilización.
Pero la lucha de Vigo también encierra una lección fundamental: firmar un convenio digno no es el fin de la cuestión, después hace falta tener la fuerza suficiente para obligar a los empresarios a cumplirlo día a día dentro de cada empresa. Los trabajadores de las contratas del metal estamos divididos en numerosas empresas, y esta división nos debilita. Por ello, un grupo de trabajadores, afiliados de CCOO, estamos luchando por la creación de una sección sindical de CCOO de todas las contratas de la petroquímica, lo que nos permitiría estar en una posición más fuerte para afrontar todos los problemas que tenemos. Por ello, llamamos a todos los trabajadores a apoyar esta iniciativa y a fortalecer CCOO para luchar conjuntamente por un sindicalismo combativo y de clase.