Este argumento es un engaño claro, pues es de todos sabido que la mayor beneficiada e interesada es la empresa, que ya llevaba tiempo tentando al comité con la idea de prorrogar el convenio, ya que con la nueva ley estaría obligada a tener relevistas fijos en vez de temporales. Por otra parte, así se han asegurado su objetivo principal: seis años de "paz social" para seguir con sus planes de destrucción de empleo y de empeoramiento de las condiciones laborales, como vimos con la venta de Calefacción a otra empresa o con las propias prejubilaciones.
Tras esa hoja y hasta la siguiente, que ya anunciaba el principio de acuerdo, pasaron tres semanas sin asambleas de fábrica, ni siquiera de afiliados, ni explicaciones en los comedores como se solía hacer.
En la hoja del preacuerdo destacaban otra vez lo de las prejubilaciones, que sólo afecta a un reducidísimo número de trabajadores, y el aumento salarial, el IPC más el 0,75%. Para la mayoría de los trabajadores de mi sección, en porcelana, esto suponía un regalo a la empresa y un retroceso en las condiciones laborales y salariales de los trabajadores de Roca. Sólo la CGT de Roca en Gavà, en sus tablones y con el reparto de una hoja, se opuso.
El preacuerdo se sometió a referéndum el día 4 de mayo en todas las fábricas a nivel estatal con un resultado de 901 votos a favor y 708 en contra. En Gavà ganó el no, destacando la fábrica de porcelana que de manera masiva se opuso con 213 votos en contra, mientras en Alcalá de Henares en Madrid ganó el sí por un solo voto de diferencia.
Lo ajustado del resultado, y que finalmente se decantara hacia el SI, es la consecuencia de dos factores. Por un lado, la ausencia de una oposición en todas las fábricas del Estado. Y por otro, la ausencia de una oposición cargada de argumentos contra el preacuerdo, y más combativa, ofreciendo no sólo la oposición sino un plan de lucha para combatirlo. Cabe preguntarles a los dirigentes de CCOO y UGT, ¿cuánto tiempo creen que pueden mantener esta dinámica? El sindicalismo del mal menor no nos trae más que un mal mayor a los trabajadores. Si los dirigentes sindicales creen que los ejemplos como el de Seat, donde esta dinámica de hacer concesiones los ha llevado a la continua destrucción de empleo nos son ajenos, se equivocan.