¿Qué se cuece tras la suspensión de pagos?

¿Qué se cuece tras la suspensión de pagos?

  

Los 220 trabajadores de Esmaltaciones San Ignacio en Vitoria, que estrenaron el año pasado "la fábrica más moderna de cazuelas y sartenes de Europa", se enteraron con gran sorpresa el 4 de abril que la dirección había presentado una suspensión de pagos como "medida preventiva para proceder a una ordenada reorganización del grupo" IEG al que pertenece.

Este grupo cuenta con plantas como Plásticos Gateor, en Vitoria, en donde 31 trabajadores producen envases de plástico; Fasga en la localidad riojana de Agoncillo en la que trabajan 57 personas; Sequero, una pequeña factoría construida hace apenas tres años para una línea específica de producto con 15 empleados; otra empresa en Gernika (Vizcaya); una planta para transformados de baquelita en la localidad guipuzcoana de Lezo; Robine Ibérica, en Valdemoro (Madrid) que produce cisternas, depósitos y contenedores para gas; y, finalmente, Tivaigasa (Transformados Industriales Vascos y Galaicos), en Lugo, donde reparan bombonas de butano para Repsol.
Esmaltaciones San Ignacio, fundada en Oñati en 1950, trasladó sus oficinas centrales y la planta productiva a Vitoria hace 55 años y llegó a tener 1200 trabajadores. En las décadas de los sesenta y setenta se produjo un rápido crecimiento, adquirió diferentes empresas del sector al tiempo que reducía su personal progresivamente de la fábrica principal.
Como en otras muchas empresas la elaboración de ingeniería financiera entre las distintas empresas del grupo le permitía presentar falsas pérdidas ante los trabajadores cada vez que había que negociar convenios. Los beneficios se ocultaban, en parte, a través del crecimiento desorbitado de los gastos de materiales que se compran entre las distintas empresas del grupo. La realidad es que los gastos de personal se redujeron en un 10% entre 2000 y 2003. En los últimos ocho años se perdió un 50% del empleo, al tiempo que se cogían trabajadores de ETTs y se negaban a hacer contratos de relevo. Ahora, para justificar la suspensión de pagos, los propietarios dicen que la mayor parte de la deuda contraída -cerca de 16 millones de euros- no es con acreedores sino con el propio grupo matriz (IEG) y sus empresas. ¿Quién les puede creer?
En 2005 invirtió 23 millones en una nueva planta en Vitoria que permitió aumentar un 50% su producción. El dinero lo sacó íntegro de una operación de recalificación de terrenos por parte del ayuntamiento gobernado por el PP. Obtuvo 26 millones de euros por un solar de 115.000 metros cuadrados, que dejaba libre para la construcción de 904 pisos de protección oficial. Las tremendas plusvalías de esta operación fueron justificadas públicamente por el compromiso de la empresa de no reducir plantilla en el traslado. El alcalde del PP se ha apresurado a respaldar a la dirección de la empresa en la nueva situación mientras la oposición exige una auditoría y responsabilidades, todo ello en pleno proceso de elecciones municipales.
En las nuevas instalaciones y con unos ritmos de producción salvajes la empresa quiere pasar de producir 18.846 piezas el año 2005 a 36.845 piezas en 2007. La plantilla actual sufre frecuentemente problemas de espalda, tendinitis, etc. por los salvajes ritmos productivos. La actitud ocultista y mentirosa de la patronal de Esmaltaciones hace suponer que la presentación del expediente de suspensión de pagos sea la puerta hacia un expediente de regulación de empleo y una ofensiva contra los trabajadores para aumentar la tasa de beneficios, que es el objeto central de esta operación y no la supervivencia del grupo como pretenden hacer creer.
Lo primero que necesita la empresa para llevar su operación con éxito es dividir y desmoralizar a los trabajadores de las distintas plantas para anular su voluntad de lucha. Así, mientras a los trabajadores de Vitoria se les dice que la producción se concentrará en la nueva planta y que se cerrará la fábrica riojana de Agoncillo y la de Gernika, en la Rioja les aseguran que la planta continuará funcionando.
La empresa intentará llevar a cabo ajustes y renovación de plantilla en Vitoria, sustituyendo trabajadores fijos con más antigüedad por otros más jóvenes y con menos derechos. Su plan es lograr la máxima rentabilidad a costa de los trabajadores lo mismo que están haciendo en otras empresas en el País Vasco (Kemen, Michelín,...). Por ello no ha ofrecido garantías a los representantes del Comité de Empresa.
Ante esta situación sólo la unidad de la clase trabajadora y el apoyo a los trabajadores del grupo AEG en contra de cualquier expediente, cierre o pérdida de empleo logrará impedir este nuevo ataque de la patronal que, de llegar a realizarse con éxito, sería la antesala de nuevos y más duros ataques.

 


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