Este año hemos tenido nuevamente el examen de selectividad. Aunque aprobaron cerca del 90% de los estudiantes, más del 40% de ellos no podrán cursar la carrera deseada.
Además este curso la selectividad ha venido marcada por el agravio comparativo. Con la aprobación de los Reales Decretos de desarrollo de la LOE, el Ministerio de Educación permite a partir del pasado 1 de junio que alumnos matriculados en centros privados extranjeros (como los colegios británicos) asentados en el Estado español, a los que por las matrículas que cobran sólo pueden acceder unos pocos, no tengan que enfrentarse a la selectividad.
Esta medida sólo beneficia a los hijos de los ricos que pueden permitirse estudiar en centros de este tipo, de élite y con tarifas prohibitivas para la mayoría, y es una burla a los miles de estudiantes que tienen que enfrentarse a unas pruebas ya de por sí injustas, como las de selectividad. Para que nos hagamos una idea: la matrícula del Liceo Francés es de 4.000 euros al año, en el Colegio Británico es del doble. Además, todos los meses se abonan más de 300 euros en distintos pagos obligatorios.
En la mayoría de los países de la UE ya no existe la selectividad, por eso al "homologarnos" con los estudios europeos, el MEC les libra de presentarse a esta prueba.
¡Derogación de la selectividad!
El Sindicato de Estudiantes sigue exigiendo la supresión de la selectividad para todos los estudiantes ya que se trata de una prueba injusta que sólo busca cribar el acceso a la universidad. La Inspección educativa tiene que evitar que los centros privados inflen las notas de sus estudiantes, tiene que establecerse un plan de construcción de plazas universitarias, porque sí hay necesidades sociales que cubrir (no sobra ningún universitario, como quieren hacernos creer) y tiene que dignificarse la educación pública con más inversión y acabando con los privilegios de los que entienden la educación como un negocio.
¡Por una universidad pública y de calidad para los hijos de los trabajadores!