Cádiz ha vivido en los últimos cuatro meses movilizaciones históricas, incluyendo una huelga general que paralizó toda la Bahía. Se ha demostrado la disposición a la lucha de las familias de Delphi y de todos los trabajadores de la Bahía, pero lamentablemente, la huelga general del 18 de abril no tuvo continuidad, y las presiones de la Junta de Andalucía sobre el Comité de Empresa para que "confiasen" en sus gestiones finalmente ha supuesto llevar el conflicto a un callejón donde la única beneficiada ha sido la multinacional y donde la única salida posible es poner toda la carne en el asador con un calendario consecuente de movilizaciones donde los sindicatos de clase involucren todas sus fuerzas a nivel de Andalucía y a nivel de todo el Estado.

Mentira sobre mentira

El papel sucio y rastrero de la multinacional Delphi en este conflicto se ha visto desde el principio. Ahora, la excusa principal sobre la que basaron su argumentación para cerrar la fábrica de Puerto Real, las supuestas pérdidas, ya ni siquiera existe: General Motors "ha condonado" la deuda a Delphi Puerto Real. Es decir, ellos mismos se condonan sus propias deudas. Además, se han descubierto máquinas compradas con las subvenciones procedentes del dinero público de la Junta de Andalucía en otros países y funcionando en marcas tan importantes como Opel, Ford, Toyota y BMW. Tanto es así, que la administración concursal ha tenido que ordenar la paralización de la actividad de dichas máquinas. Se sabe que todo era una gran mentira destinada a reportar beneficios a una minoría de capitalistas alojados en Estados Unidos, a costa del sudor, el sacrificio y el futuro de 4.000 familias. Un verdadero saqueo, un robo, justificado sin embargo por las leyes de este sistema putrefacto.

La Junta de Andalucía también es responsable

La Junta de Andalucía miró al conflicto de Delphi únicamente en clave electoral. Antes de las elecciones el propio Zapatero, ante el incansable Colectivo de Mujeres de Puerto Real y un grupo de compañeros del Sindicato de Estudiantes, se parafraseó a sí mismo: "no voy a fallar a los trabajadores de Delphi". Pero los hechos dicen otra cosa. Han pasado 4 meses y no hay ninguna solución por parte de la Junta. ¿Dónde están todas esas empresas que se iban a "instalar" en la Bahía? Una tras otra, fueron desapareciendo después del 27-M. Sin embargo, la Junta de Andalucía y los dirigentes del PSOE aún tienen en su mano dar una solución al conflicto y tienen que hacerlo ya: igual que no dudaron en dar millones y millones en subvenciones a la multinacional, ahora no deberían dudar y tomar la decisión de nacionalizar la fábrica de Puerto Real para mantener la producción y que esté  bajo el control de los trabajadores.
La única excusa que han planteado para no hacer esto ya mismo es que las patentes de la factoría de Puerto Real están en manos de la multinacional, que se resiste a cederlas y eso impediría colocar la producción en el mercado. Pero el gobierno del PSOE debería hacer piña, junto con los propios trabajadores y los sindicatos para crear toda la presión necesaria que hiciese que la multinacional las cediese. Es inadmisible que una empresa que literalmente ha robado y esquilmado el dinero público procedente de los impuestos de todos los trabajadores de Andalucía mantenga las patentes de una producción que teóricamente "no era rentable". Pero incluso si esta cuestión no se solventase de inmediato, se puede readaptar la producción de la fábrica esquivando las patentes y la Junta de Andalucía debería encargarse de buscar también ese tipo de soluciones, en lugar de sumarse al carro de quienes lo único que plantean son problemas. Después de todo, ellos fueron quienes pidieron una y otra vez confianza. Desde luego, las declaraciones del Consejero de Empleo de la Junta llamando a Delphi a llegar a acuerdos, poniendo el ejemplo de la General Motors y el sindicato automovilístico UAW en EEUU, que hace poco acordaron el cierre de diez fábricas y la reducción drástica de los salarios, son inaceptables, no van en la línea de los compromisos adquiridos y no ayudan en nada a los trabajadores de Puerto Real.
Por otro lado, nadie puede decir que no hay disposición a la lucha entre la clase obrera de la Bahía, entre los trabajadores de Delphi y sus mujeres, que lo han dado todo, o entre la juventud. Sin embargo, hace falta que los dirigentes sindicales pongan sobre la mesa una táctica sindical de izquierdas, combativa y donde no haya ningún tipo de presión que se anteponga a lo fundamental: el futuro de los trabajadores y la victoria de la lucha de Delphi. El conflicto aún no está cerrado: pero la victoria solo vendrá de la mano de la lucha y ésta necesita un giro urgente por parte de los dirigentes sindicales que aproveche el ejemplo de combatividad y sacrificio que han dado los trabajadores de Delphi y sus familias.


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