Denuncia de clase: grito desesperado

Soy un inmigrante joven y obrero, y en este espacio quiero expresar mi inconformidad ante lo que he vivido en primera persona. Hace un mes estuve trabajando de peón en la obra del intercambiador de autobuses de los juzgados de Plaza de Castilla, la cara más bonita de la ciudad. Bonita desde fuera, porque en las tripas de la obra todo es muy diferente.
No sé que pensarán estos señores jefes, que acaso los trabajadores somos animales y no seres humanos tal como quieren hacernos creer en sus falsas campañas de "seguridad en el trabajo".
Me causa risa y a la vez rabia e indignación ver que el hombre humilde y obrero se suicida para que otros se lucren a costa nuestra. Pues mi grito desesperado en la noche del adormecimiento es que, en dicha obra se curra en condiciones muy precarias. No se nos otorgan elementos de trabajo como: cascos, chalecos reflectantes, gafas, protectores, ni guantes, ni ningún otro elemento de "seguridad".
Sin embargo, qué lujo es ver, cuando llegó la inspección... que nos arreglan como a pavos de navidad. Eso sí, sólo por unos cuantos minutos y luego al terminar la inspección... nos vuelven a quitar cascos, guantes, etc. Pero la cosa no queda, ni mucho menos, en esto. Nos proponen (sin ningún sonrojo) trabajar sin un contrato ni nada que nos beneficie y proteja en caso de sufrir un accidente o enfermedad; está claro que algunos necesitamos este empleo pero de esta manera ¡NO!; no lo considero justo.
Algo gracioso es ver en estos sitios al típico "esquirolchupamedias" de estos señores responsables de obra, se agacha y pone un cartón para que éste no se ensucie las botas de cuero. Y para colmo en campañas o cualquier día, el señor Gallardón y "su amiga" Esperanza Aguirre (Esperanza ¿de quién?) aparecen diciendo: "nosotros construiremos esto" sin tener la más remota idea de lo que es pegar un ladrillo, ya que como siempre es el obrero el que traga toda esa mierda bajo el suelo del capital.
Espero que entiendan mi punto de vista, así no se puede vivir amigos, quitémonos la venda de los ojos y seamos más realistas, organicémonos para que esto no se siga repitiendo más.
Es necesario que todos los trabajadores nos unamos para luchar conjuntamente por nuestros derechos más elementales y por nuestra dignidad. La unidad es lo que nos hace fuertes, JUNTOS somos más poderosos que ellos.