El 20 de octubre más de 40.000 personas participaron en la manifestación de Donostia en solidaridad con el pueblo catalán. Tras cinco días de un levantamiento ejemplar en Catalunya, jóvenes, familias trabajadoras y pensionistas de toda Euskal Herria acudieron a la cita, mostrando su apoyo a la lucha y su rotundo rechazo a la represión, manipulación y criminalización del aparato de Estado, el Gobierno en funciones del PSOE y sus medios de comunicación. El estruendoso sonido de los silbatos amarillos se intercaló con enérgicas consignas como “presoak kalera, amnistia osoa!”, “independentzia” o “els carrers seran sempre nostres!” y con especial protagonismo “Altsasukoak askatu!”
Tras conocerse la sentencia del Supremo el mismo lunes 14 de octubre se celebraron concentraciones en distintos pueblos y ciudades de toda Euskal Herria. Los estudiantes también salieron a la calle en grandes manifestaciones el jueves 17 –coincidiendo con la manifestación estudiantil y la huelga de 72h. convocada por el Sindicat d’Estudiants en Catalunya– llamados por Ernai e Ikasle Sindikatua. Y el viernes se movilizaron trabajadores de más de 200 empresas realizando paros en las capitales y centros de trabajo. Estas movilizaciones han superado las que hubo en 2017. Sin duda, estos dos años de luchas y manifestaciones históricas de Euskal Herria con el movimiento feminista, los pensionistas, luchas sindicales y contra la represión han dejado huella en la conciencia de las masas. La sentencia del Tribunal Supremo contra los jóvenes de Altsasu se ha unido automáticamente a la sentencia contra el 1-O, que sin duda comparten la misma campaña de montajes policiales y criminalización al más puro estilo del franquismo.
La manifestación del sábado fue convocada por la plataforma Gure Esku Dago, bajo el lema Erreferenduma ez da delitua | Askatasuna (El referéndum no es delito | Libertad). El llamamiento a la manifestación se hizo a través de un manifiesto firmado conjuntamente por el PNV, EH Bildu, Podemos, los sindicatos ELA, LAB, Steilas, ESK, Hiru y Etxalde y la plataforma Demokrazia Bai y la asociación Erabakizaleak. Dicho manifiesto resaltaba que “es hora de dejar de lado las vías de excepción judiciales y represivas. Es momento de acometer a través del diálogo una negociación política para encauzar y resolver la cuestión catalana. Hay que apostar por una solución democrática que contemple hacer posible la decisión libre y democrática de la ciudadanía catalana sobre su futuro”. También planteaba: “La gravedad de la situación nos interpela a todas las personas que estimamos la democracia, la justicia y las libertades, con independencia de nuestras opciones ideológicas”.
Bajo un planteamiento de la defensa de la democracia y el derecho a decidir en abstracto, “con independencia de las opciones ideológicas”, omite conscientemente a los responsables políticos de la campaña represiva, al PSOE, socio del PNV en las instituciones, que amenaza con aplicar el 155 y la cuestión más importante de todas, silencia la huelga general y la lucha de millones de trabajadores y jóvenes catalanes que ha demostrado ser la única vía para conquistar la república.
El papel del PNV, partido del régimen del 78 y de la represión
La adhesión del PNV a la manifestación se dio por la rebaja del contenido del manifiesto lo suficiente como para que lo pudiera firmar. Sin embargo, la idea de que el PNV tiene que ser un aliado en el camino para conquistar el derecho de autodeterminación de Euskal Herria es un completo error.
En 2017 el Gobierno de Rajoy sobrevivía gracias a los votos del PNV. Antes del 1 de Octubre, los dirigentes jeltzales se apresuraron a desacreditar el referéndum por no tener las garantías suficientes. Tras las históricas jornadas del 1 y 3 de octubre, Urkullu, como el mismo lo reconoció en los tribunales, hizo todo lo posible para que no se declarara la DUI, y habló personalmente con Puigdemont para que convocara elecciones. Tras su fracaso, el PNV juró que no apoyarían los presupuestos del Gobierno de Rajoy con el 155, pero una vez llegado el momento lo apoyaron. En unas semanas dejaron caer a este Gobierno en la moción de censura por miedo a la presión de la movilización social, pero han continuado apoyando al PSOE, sin una mínima crítica a su campaña represiva. Este curso, empezaban dándole cobertura al montaje y a las detenciones de miembros de los CDR, de la misma manera que los dirigentes del PSOE y la derecha española. Ahora, se han vuelto a presentar como los abanderados de la mediación y la negociación. La realidad es que el PNV tiene el mismo objetivo que persigue la sentencia y la represión policial que supuestamente critican: que el pueblo catalán abandone las calles y sus aspiraciones a conquistar una república por la amenaza que supone esto a la estabilidad del régimen del 78 y el capitalismo español.
El PNV también es responsable directo de la represión en Euskal Herria a través de la Ertzaintza. La semana del 14 de octubre mandó a los agentes antidisturbios a cargar y detener a la mínima a los manifestantes en solidaridad con el pueblo catalán. Así lo hizo en las movilizaciones de los jóvenes el jueves, en el corte de carreteras que desalojó brutalmente el viernes por la tarde en Bilbo y también en la manifestación en protesta contra el acto de Vox el domingo. Urkullu también ha dejado muy claro los intereses que defiende el PNV cuando hace declaraciones a favor de la patronal y contra los trabajadores del Metal de Bizkaia, reprimiendo su lucha. También lo demuestran las puertas giratorias y las tramas de corrupción que están protagonizando los jeltzales.
Solo con la lucha en las calles conquistaremos el derecho a la autodeterminación y acabaremos con las políticas capitalistas
Catalunya está ofreciendo lecciones cruciales para Euskal Herria. La huelga general estudiantil de tres días convocada por Sindicat d’Estudiants y la huelga general del 18 de octubre con los sindicatos Intersindical-CSC, la Intersindical Alternativa de Catalunya (IAC), USTEC, y con ANC y Òmnium han vertebrado la respuesta a la sentencia del Supremo. Han sido millones de jóvenes y trabajadores en movilizaciones de masas quienes han protagonizado un auténtico levantamiento, demostrado la firme voluntad de ir más allá de una protesta y salir enérgicamente a tomar las calles en la lucha por una república catalana de los trabajadores y la juventud.
Precisamente en este contexto, el posicionamiento de los dirigentes de Podemos y de la izquierda parlamentaria española ha sido vergonzoso una vez más, al colocarse de perfil, mantener una posición equidistante y dar cobertura a la campaña de criminalización contra la lucha del pueblo catalán.
Cada avance de la lucha del movimiento de liberación nacional en Catalunya pone de manifiesto las contradicciones en su interior y el choque cada vez mayor entre las dos alas que conviven en él: los centenares de miles de jóvenes, trabajadores y amplios sectores de la población que quieren llevar hasta el final la lucha por una república, y el programa de la derecha catalanista, que tiene un peso decisivo en el Govern, y también el de aquellas formaciones, como ERC, que buscan un acuerdo con el Estado y el Gobierno del PSOE para vaciar las calles y volver a una “normalidad” que les permita hacer la misma política de siempre.
Esta contradicción se ha puesto de manifiesto estos días con la represión de los mossos y las exigencias de dimisión del conseller de Interior Buch, o en la oposición a las políticas continuistas con los recortes y las privatizaciones que también respalda la dirección de ERC.
En Euskal Herria tampoco es diferente. Está claro que la conquista del derecho a la autodeterminación implica una lucha revolucionaria, a la que el PNV se opone y se opondrá frontalmente. La burguesía catalana, española, vasca e internacional, como sus representantes políticos han dejado claro que no están dispuestos a permitir una república catalana, menos aún conquistada sobre la base de la movilización y la intervención directa de las masas.
Desde Ezker Iraultzailea/Izquierda Revolucionaria defendemos que hay que unir la lucha por los derechos democráticos a la trasformación socialista de la sociedad y combatimos la represión franquista y las políticas capitalistas de la derecha ya sea española, catalana, vasca o de los dirigentes socialdemócratas completamente comprometidos con el sistema capitalista. Tenemos que luchar por una república que nacionalice las palancas fundamentales de la economía, la banca y los grandes monopolios, y que ponga definitivamente fin a la pesadilla de los recortes, a la falta de vivienda pública y asequible, a la precariedad y los salarios de hambre, a la violencia patriarcal y la destrucción del medio ambiente. La fuerza para conseguirlo ha sido demostrada una y otra vez por la clase trabajadora y la juventud.