Frente a la ofensiva de la derecha necesitamos políticas y presupuestos verdaderamente de izquierdas que rompan con las políticas procapitalistas

Las negociaciones sobre los presupuestos generales entre el Gobierno central y EH Bildu han desatado la furia reaccionaria a los cuatro vientos. “¡Un gobierno que pacta con terroristas!”, “¡un gobierno que se sostiene gracias a ETA!” han sido una vez más los gritos desesperados de la derecha españolista de Cs, PP y Vox. Sin embargo, esta vez se han unido al mismo coro destacados dirigentes del propio PSOE y el PNV.

La reacción a la ofensiva

A pesar de la farsa que supone continuar agitando el fantasma de ETA tras años desde su definitiva disolución, y de que el efecto que tienen estas campañas es mayoritariamente aumentar la indignación contra la derecha, los tribunales siguen respondiendo al llamado de la derecha más reaccionaria. Al calor de esta campaña, la fiscalía del Estado ha dado la razón a Vox y plantea que hay que volver a juzgar a Arnaldo Otegi, por el caso Bateragune. Un juicio, por el que, entre otros, Arnaldo Otegi pasó más de 6 años en prisión y después, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos condenó a la Justicia española por falta de imparcialidad en este juicio.  Aunque todo esto pueda parecer una locura, responde al modus operandi de represión de la clase dominante del Estado español, a su endémico atraso y el ADN franquista que sigue muy vivo en todas las esferas de mando del aparato de Estado actual.

No obstante, esta vez la campaña ensordecedora de acusaciones contra el Gobierno de Sánchez se ha colado con cierta fuerza incluso dentro de su propio partido. Varios de los “barones del PSOE” rechazaron el apoyo de EH Bildu en la misma línea argumental que la derecha, para decir que su socio predilecto tenía que ser Ciudadanos. En efecto, estos personajes  - que forman parte de los que defienden los intereses del IBEX35  dentro del propio PSOE -  han saltado a la palestra para defender unos presupuestos donde burguesía lo tiene claro: lo quiere absolutamente todo.

En realidad, si dependiera de Sánchez estaría encantado de pactar con Ciudadanos. Así lo expresó con claridad en la campaña electoral del año pasado. Pero la disyuntiva sigue siendo la misma que originó el Gobierno de coalición entre el PSOE y UP contra los deseos de los grandes capitalistas. Las maniobras del PSOE también están condicionadas por la polarización social y la resistencia de la clase trabajadora contra la derecha. De hecho, a pesar de la pandemia, durante estos meses las tentativas de la derecha han fracasado estrepitosamente, desde los “cayetanos” hasta la moción de Vox.

El PNV vela por los intereses de la patronal en el parlamento de Madrid

El PNV no ha ocultado su rabieta. Para la derecha vasca el parlamento estatal en Madrid ha sido vital en su propaganda demagogica y darse un barniz progre apareciendo como el único defensor de los "intereses vascos" ante España. Que EH Bildu lo critique por la izquierda y ponga en evidencia sus políticas clasistas se le hace inaceptable.

Lo cierto es que, aunque quieran esconderlo, el apoyo del PNV a los Gobiernos del PP y del PSOE ha sido una cuestión estratégica para garantizar la estabilidad del régimen del 78, y defender así los intereses de la burguesía vasca y, en última instancia, del conjunto de la burguesía española.

Desde la investidura, el PNV quiso presentarse como el socio más importante de este Gobierno, pero en la práctica su papel  es el de controlar que  se cumpla con la patronal. Así, Ortuzar  - refiriéndose a Podemos - declaraba que ´si fuera Sánchez pegaría un puñetazo en la mesa y daría un aviso a navegantes por los intentos de la formación morada de “pretender arrumbar cualquier posibilidad de acuerdo entre el PSOE y Ciudadanos”. Es curioso ver al PNV enrabietado por preferir un pacto con Ciudadanos -partido que aboga por la eliminación de “los privilegios autonómicos”- a un pacto con EH Bildu. Tal y como la experiencia y sus numerosos casos de corrupción demuestran, su nacionalismo empieza y termina en el bolsillo de los empresarios a los que representan o directamente son.

EH Bildu y los presupuestos de PSOE-UP

Para defender los derechos de la clase trabajadora necesitamos políticas genuinamente de izquierdas basadas en la fuerza de la movilización en las calles.

El PNV ha intentado ocultar la diferencia de clase en las enmiendas, calificando las propuestas de EH Bildu como un calco de la derecha vasca. Nada más lejos de la realidad. El objetivo de la propuesta del PNV es garantizar los beneficios empresariales, gestionar la SEPI y proyectos como el TAV, mientras que EH Bildu ha planteado enmiendas que – con todas sus limitaciones - están más a la izquierda: la regulación de alquileres y medidas en vivienda junto con ERC y Podemos, la compra de La Naval de Sestao ­– aunque lamentablemente no  para que pase a la red Navantia sino  para facilitar y agilizar la búsqueda de nuevos inversores-,  la apuesta por el tren de cercanías frente al TAV y medidas como una fiscalidad más redistributiva, la derogación de la reforma laboral, etc.

Sin embargo, a la hora de la verdad, las enmiendas aprobadas y las partidas presupuestarias que siguen adelante ratifican que el carácter de estos presupuestos es dar continuidad a las políticas capitalistas. Los argumentos de la dirección de EH Bildu para pedir a la base el apoyo han consistido en frenar a la derecha y los más de 60 millones de euros que han arrancado con las enmiendas, resaltando 48 millones para modernizar el tren de cercanías Brinkola Irun y 10 millones para un “Plan Tecnológico” para el 2021 en el sector aeronáutico; es decir, para los empresarios del sector aeronáutico sumergidos en una avalancha de despidos. La experiencia ha demostrado, ya de sobra, que el dinero público regalado a los empresarios, además de ser un robo a la clase trabajadora, no evita los despidos.

Bajo esta argumentación defendida por los dirigentes, la asamblea general extraordinaria de EH Bildu votó por dar el sí en los PGE. Desde Ezker Iraultzailea entendemos que es un error apoyar unos presupuestos que sustancialmente den continuidad a políticas procapitalistas (lee el artículo sobre presupuestos aquí).  Una cosa es dar luz verde a la investidura de este Gobierno ante la amenaza del bloque reaccionario o llegar a un acuerdo para derogar la reforma laboral de Rajoy  (una cuestión esencial que precisamente ha puesto  de manifiesto las renuncias de este Gobierno) y otra cosa totalmente distinta es ofrecer apoyo a políticas que amparan la privatización y los recortes sociales, presentando 30 enmiendas parciales que  - como es admitido -  no cambian en lo sustancial el carácter de los presupuestos.

Oscar Matute planteaba una idea que ocupa la mente de amplias capas de activistas de la izquierda que dieron su apoyo a este gobierno: “Si ganas tiempo para hacer políticas tibias que no resuelven los problemas de la gente, te encuentras con el enésimo desafecto de la gente de izquierdas”. Efectivamente, conocemos muy bien la experiencia de los anteriores gobiernos del PSOE y cómo prepararon la vuelta de la derecha. Por eso es fundamental  combatir consecuentemente la política del mal menor y aceptación del sistema, en la que se escuda una y otra vez el Gobierno de PSOE-UP.

Por la independencia de clase, el internacionalismo y la lucha por la revolución socialista

La posición de EH Bildu en el parlamento estatal pone sobre la mesa cuestiones estratégicas de primer orden para la izquierda combativa en las naciones oprimidas.

Defender una política de independencia de clase respecto a la burguesía vasca, y un programa internacionalista que mantenga en su adn la unidad de la clase trabajadora por encima de fronteras y razas, es una cuestión fundamental. La experiencia histórica ha demostrado que no existe burguesía ni derecha progresista, ni en Euskal Herria ni en Catalunya, y que conquistar el derecho a la autodeterminación y el socialismo exige levantar la bandera de la revolución socialista.

El levantamiento del pueblo catalán en octubre del 2017 puso sobre la mesa esta cuestión con la mayor claridad, cuando frente a la traición de la derecha tanto vasca como catalanista, y la postura vergonzosa de los dirigentes de Podemos e IU de calificar esta lucha ejemplar por la república como una maniobra de las élites, numerosos jóvenes y trabajadores y sectores de capas medias empobrecidas se movilizaron a nivel estatal en solidaridad a pesar del freno de estos dirigentes de la izquierda parlamentaria.

La actuación de EH Bildu en esta legislatura está multiplicando las simpatías entre capas cada vez más amplias de la clase trabajadora en el conjunto del Estado, que siguen en guardia contra la derecha y la extrema derecha. En este sentido, la campaña de criminalización de la izquierda abertzale con el manoseado " todo es ETA” se está volviendo en contra la reacción como un boomerang.

Junto a esto, la lucha sindical y la movilización social en EH durante el último periodo, ha colocado en la picota con más nitidez que nunca las políticas capitalistas del PNV, y ha presionado a los dirigentes de EH Bildu a la izquierda que se han colocado al lado de la movilización social. Esto ha acentuado la polarización a derecha e izquierda entre los dos partidos, y haciendo más difícil la posibilidad de pactos entre ellos.

Es fundamental combatir “el pragmatismo posibilista” que tanto ensalzan los partidos del régimen y la socialdemocracia. Esos cantos de sirena sólo buscan integrar a las organizaciones combativas para que se asuman las reglas del juego del sistema, dando la espalda al potencial revolucionario de la lucha de masas.

El cretinismo parlamentario, los jugosos sueldos y las numerosas prebendas, la presión de la opinión pública, de lo posible... forma la maquinaria de este engranaje disolvente.

La izquierda abertzale tiene una oportunidad histórica de diferenciarse de todo esto. Y para eso debe apoyarse en las ideas del marxismo, no en el análisis cortoplacista del mal menor.

La única manera para combatir a la derecha y presionar a este Gobierno por la izquierda, es defendiendo mediante la lucha las calles e imponiendo en los hechos con la fuerza de la clase trabajadora las políticas que necesitamos para acabar realmente con los desahucios, la privatización y los recortes, los despidos, la precariedad y el paro. Ese es el camino que debe defender la militancia de EH Bildu y que debemos organizar en las calles.

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